Es war Mein Leiden und Sterben am Kreuz unsagbar schmerzensreich, und jede Schilderung der Leiden ist nur ein schwacher Vergleich zu dem, was Ich gelitten habe, denn Ich sah jede Phase Meines Erlösungswerkes voraus, Ich wußte es, worin Meine letzte Aufgabe bestand, und Ich hatte keinen Trost, Mir Selbst die Qualen verringern zu können, denn Ich mußte die letzten Stunden als nur Mensch durchstehen, Ich besaß wohl alle Kraft, weil die Liebekraft Gottes, Meines Vaters von Ewigkeit, Mich durchströmte bis zuletzt, aber Ich Selbst ließ durch Meinen Willen nicht mehr die Kraft der Liebe zu, Ich ließ sie nicht mehr an Mir Selbst zur Auswirkung kommen, um mit ihrer Hilfe also die Schmerzen zu verringern oder aufzuheben, ansonsten das Erlösungswerk nicht vollgültig gewesen wäre, das das größte Maß an Leiden erforderte, um die übergroße Schuld der Ursünde der Menschheit zu tilgen.... Und die Gottheit in Mir wußte um Meinen Willen, und Sie ließ Mich auch gewähren, Sie zog Sich Selbst zurück, weil Ich es so wollte, um Meiner Liebe zu den Menschen den höchsten Grad zu erwerben, die wieder nur Meinem Vater galt, nach Dem Ich Mich sehnte in höchster Not, im größten Leid und besonders in den letzten Minuten Meines Leibeslebens.... Und diese Sehnsucht wuchs, weil Ich Sein Wirken, Seine Liebekraft, nicht mehr in Anspruch nahm.... Und in dieser Sehnsucht nach Ihm, Meinem Vater von Ewigkeit, rief Ich die Worte aus: "Mein Gott, Mein Gott, warum hast Du Mich verlassen?...." Ich Selbst hatte es gewollt, das Erbarmungswerk für die sündige Menschheit als Mensch zu Ende zu führen, weil dies die größte Liebe war, die Ich Meinem Vater erweisen konnte, daß Ich Mich an Seiner Statt ans Kreuz nageln ließ, denn Er Selbst war doch zur Erde gestiegen und hatte in Mir Wohnung genommen, weil Er Selbst das Erlösungswerk für Seine Kinder bringen wollte, aber als "Gott" nicht leiden konnte.... Und so übernahm Ich für Ihn alle Leiden und Schmerzen und ertrug sie bis zum Ende.... Sooft und so verständlich Ich euch dies zu erklären suche.... ihr werdet es niemals ganz verstehen können, bis euch das geistige Reich aufgenommen hat, das Reich des Lichtes und der Seligkeit.... Und immer nur ist die einfachste Erklärung das Wort: "Der Vater und Ich sind eins...." Es war schon die völlige Vereinigung, und daher konnte Ich aussprechen: "Es ist vollbracht...." Der "Mensch" Jesus hatte Sein Leben hingegeben, Er hatte als Mensch gelitten und einen unsäglich qualvollen Tod erlitten.... Aber Er hatte Sich auch mit der Ewigen Gottheit vereinigt, denn bis zum Ende war die Liebe im Menschen Jesus, ansonsten Er nicht gesagt hätte: "Vater, vergib ihnen, denn sie wissen nicht, was sie tun." Und wenn die "Liebe" Sich still verhielt, so war dies nötig, um das Erlösungswerk zum Abschluß zu bringen, auf daß nun auch der Tod festgestellt werden konnte von allen Menschen Seiner Umgebung.... auf daß Sein Leib in das Grab gelegt werden konnte, aus dem Er am dritten Tage wieder auferstanden ist.... Jede Äußerung des Gottgeistes zuletzt hätte die Menschen immer noch zweifeln lassen können am Kreuzestod Jesu, weil man dann Seine Bindung mit Mir erkannt hätte und der Glaube an das Erlösungswerk nun zwangsläufig die Folge war, jedoch eine freie Willensentscheidung sein mußte.... Auch das werdet ihr noch nicht recht verstehen können, doch sowie ihr selbst euren Geist mit dem Vatergeist von Ewigkeit einet, wird es hell werden in euch, und ihr werdet auch Mein Wort verstehen, das immer euch Aufklärung zu geben sucht, die ihr auch entsprechend dem Reife- oder Liebegrad eurer Seele nun zu fassen vermögt. Denn gerade über das Erlösungswerk soll euch reine Wahrheit vermittelt und volles Verständnis geschenkt werden, auf daß ihr die Größe Meiner Liebe fasset, Die für euch Menschen, für eure Sündenschuld, zur Erde niederstieg, Die das Erlösungswerk vollbracht hat, um euch den Weg wieder frei zu machen zum Vater, um eure große Sündenschuld zu entsühnen, denn diese versperrte euch auf ewig den Weg ins Vaterhaus....
Amen
ÜbersetzerMis sufrimientos y mi muerte en la cruz eran indeciblemente dolorosos, y toda descripción de ellos sólo es una vaga aproximación a lo que en realidad he sufrido; porque Yo veía antemano cada fase de mi Obra de Redención, y Yo sabía en qué consistía mi último deber. Y no tenía el consuelo de disminuir Yo mismo los tormentos porque debía aguantar las últimas horas sólo como hombre. Por supuesto, Yo tenía toda Fuerza, porque la Fuerza de Amor de Dios, mi Padre desde la eternidad, me penetraba hasta en el último momento.
Pero Yo mismo, por mi Voluntad, ya no acepté la Fuerza del Amor... ya no permití que esta surtiera efecto en Mí mismo para reducir o evitar con su ayuda los dolores, porque de lo contrario la Obra de Redención no habría sido válida, dado que esta requería el máximo de sufrimientos para expiar la enorme culpa del pecado original de la humanidad.
La Divinidad en Mí sabía de mi Voluntad, por lo que me permitió que actuara... pues la Divinidad misma se retiró porque Yo así lo quería... para que mi Amor a los seres humanos alcanzara el mayor grado - Amor que por su parte se dirigió únicamente a mi Padre al que Yo añoré en mi gran apuro, sobre todo en los últimos momentos de mi Vida corporal... Y esa Añoranza aumentó porque Yo ya no me servía de los Efectos que Él surte, ni de su Fuerza de Amor... Y dentro de esta Añoranza por Él, mi Padre de eternidad, Yo exclamé las Palabras: «Dios Mío, Dios Mío, ¿por qué me has abandonado?».
Es para la humanidad pecadora que Yo mismo, Jesucristo, había querido llevar a cabo la Obra de Redención, como Hombre, porque esto era la suprema Prueba de Amor que Yo podía demostrar a mi Padre: que Yo hice que en vez de Él me clavaran a Mí en la cruz, dado que Él mismo había descendido a la Tierra y había tomado morada en Mí. Pues Él mismo quería llevar a cabo la Obra de Redención para sus “niños” - sólo que como Dios Él mismo no podía sufrir... Por eso me cargué Yo en Su lugar de todos los sufrimientos y tormentos, y los aguanté hasta al final...
Tantas veces y tan comprensible que Yo procuro explicároslo, nunca podréis comprenderlo del todo - hasta que os haya acogido el Reino espiritual - el Reino de la Luz y de la Bienaventuranza. La explicación más simple siempre será: «El Padre y Yo somos Uno»... Como ya se trataba de la Unión completa, Yo podía pronunciar: «Todo está cumplido»...
El Hombre Jesús había sacrificado su Vida, Él había sufrido como hombre y había sufrido una muerte indeciblemente atroz... Pero también se había unido con la eterna Divinidad, porque hasta el final el Amor se hallaba en el Hombre Jesús; porque de lo contrario Él no habría dicho: «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen»...
Y si el Amor se mantuvo quieto, esto ha sido necesario para poder cumplir con la Obra de Redención... para que todos los hombres de Su contorno pudiesen constatar la muerte... para que se pudiera depositar Su cuerpo en el sepulcro del cual resucitó el tercer día.
Cualquier manifestación del Espíritu de Dios habría causado que los seres humanos todavía dudasen en la muerte de Jesús en la cruz, porque entonces se habrían enterado de Su Unión conmigo, y la fe en la Obra de Redención habría resultado un imperativo, a pesar de que debía ser una decisión llevada por la voluntad absolutamente libre...
Pero incluso esto aún os costará comprenderlo del todo, pero una vez que vosotros mismos unáis vuestro espíritu con el Espíritu del Padre desde eternidades, entonces aclarará en vosotros y también comprenderéis mi Palabra - la que siempre procura daros aclaración... la que ahora –conforme a vuestro grado de amor y de madurez de vuestra alma– también percibiréis.
Porque precisamente sobre la Obra de Redención hay que impartiros la pura Verdad y regalaros plena comprensión, para que concibáis la grandiosidad de mi Amor que para vosotros los seres humanos descendió a la Tierra, por vuestra culpa del pecado... porque mi Amor llevó a cabo la Obra de Redención, para liberar vuestro camino al Padre... para expiar vuestra gran culpa del pecado original, porque esta os bloqueó eternamente el camino del regreso a la Casa del Padre...
Amén.
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