Alle werdet ihr euch dereinst verantworten müssen, wie ihr Mein Wort gewertet habt, das euch von Meiner Liebe dargeboten wurde. Und das Wort Selbst wird euer Richter sein. Verstehet nun aber recht: Es wird euch kein strafender Richter aburteilen, sondern ihr selbst werdet nur dorthin versetzt, wo ihr eurem Reifezustand nach hingehört. Und der Reifezustand wieder wird entsprechend sein eurem Erdenwandel, eurem Willen, wie dieser Mein Wort auf sich wirken ließ. Denn ihr seid entweder in innige Verbindung mit Mir getreten als Auswirkung Meiner an euch gerichteten Liebeworte, oder ihr wieset auch diese wieder zurück, und es konnte eure Seele darum keine andere Gestalt annehmen als zuvor, sie kann also auch nur jene Sphären bewohnen, die ihrer Gestaltung entsprechen. Das Wort selbst wird euch richten, denn Meine göttliche Liebe gab es euch, und es mußte euch unwiderruflich zum Ausreifen verhelfen, wenn es angenommen wurde.... Doch die Zurückweisung Meines Wortes ist auch Zurückweisung Meiner Selbst, und darum kann dieser wiederholten Zurückweisung auch nur ein Aufenthalt in dunklen Bereichen folgen, weil die Seele selbst das Licht scheute und der Dunkelheit den Vorzug gab. Mein Wort ist Licht, und wer es ablehnt, der kann ewig nicht zum Licht gelangen.... Da aber der Wille des Menschen frei ist, bestimmt er auch freiwillig das Gericht, nämlich den Zustand, der seiner Abwehr entspricht und der kein freier genannt werden kann. Es wird die Seele "gerichtet", d.h. dorthin versetzt, wo sie hingehört.... Und jedem Menschen wird einmal Mein Wort angeboten, jeder kann es hören, wo offen für Mich und Mein Reich gepredigt wird. Und auch denen trete Ich im Wort nahe, die außerhalb kirchlicher Gemeinden stehen, die also sich schon in Abwehr stellen, weil sie nicht in der rechten Weise angesprochen werden.... Und andere wieder werden durch Gespräche oder Lesen von Büchern aufnahmefähig gemacht für eine direkte innere Ansprache, indem ihre Gedanken so gelenkt werden, daß sie sich mit diesen auseinandersetzen können.... Ich versuche es in jeder Weise, Zugang zu den Herzen der Menschen zu finden, um sie anzuregen, Mein Wort auch anzuhören, wo und wie es auch verkündet wird, denn des Menschen Wille bestimmt es, ob das Wort wirket auf ihn. Einmal aber wird die Stunde der Verantwortung kommen, die Stunde, da der Zustand der Seele offenbar wird und dieser Zustand sie auch unweigerlich in die ihr angepaßte Sphäre versetzt.... Und dann also ist sie gerichtet, weil immer wieder die Ordnung hergestellt werden muß.... Gesegnet aber, die auf Mich und Mein Wort hören, die so zu leben sich bemühen, wie es Mein Wille ist, der durch Mein Wort ihnen offenbart wird.... Gesegnet sind sie, denn auch sie werden gerichtet, und für sie wird das Gericht die Stunde des Eingangs in ungeahnte Seligkeit bedeuten, denn auch sie werden den Sphären zugewiesen, die ihrer Gestaltung entsprechen, und Mein Wort hat ihnen zu einem Lichtkleid verholfen, so daß sie in ungeahnter Lichtfülle sich nun bewegen dürfen, ohne vergehen zu müssen. Und Licht ist Seligkeit.... Verstehet es, daß nicht ein unbarmherziger Richter seines Amtes waltet und die Seele in die Finsternis stößt, sondern daß es ein selbstgewähltes Schicksal ist, dem eine jede Seele entgegengeht, daß dieses harte, qualvolle Los aber abgewandt werden kann durch die willige Annahme Meines Wortes und dessen Befolgen.... und daß darum also das "Wort Selbst" jede Seele richten wird. Und in aller Gerechtigkeit wird dieses Gericht stattfinden, denn jeder Gedanke, jedes Werk, die rechte und die falsche Liebe.... alles wird offenbar und bestimmt das Los jeder einzelnen Seele. Wird Mein Wort aber angenommen, dann geht schon auf Erden eine Umgestaltung der Seele vor sich, und sie braucht also das Gericht nicht zu fürchten, weil es ihr nur Licht und Seligkeit bringen wird, wohingegen die Ablehnung Meines Wortes die Dunkelheit um eine Seele noch vertieft und sie in völliger Mißgestaltung das geistige Reich betritt, also auch ihr Los nicht anders sein kann als Lichtlosigkeit und Qual....
Amen
ÜbersetzerUna vez tenéis que justificaros de como habéis estimado Mi Palabra que se os fue ofrecida por Mi Amor. Y esta Mi Palabra será vuestro juez. Mas compendédlo bien: Ningún Juez reprensivo os enjuiciará, sino que vostros mismos os trasladaréis sólo allí, donde según vuestro estado de madurez, es vuestro sitio.
Y vuestro estado de madurez es correspondiente a vuestra conducta terrenal; correspondiente a vuestra voluntad, de como ha influenciado en ella esta Mi Palabra. Pues una de dos: O, habéis entrado en fervoroso contacto Conmigo, como resultado de Mis Palabras amorosas dirigidas a vosostros, o las habéis rechazado y no vivís según ellas, y de ese modo no pudo vuestra alma tomar tampoco otra forma o figura, y ella sólo puede morar en la esfera que corresponde a su formación.
La “Misma Palabra” os sentenciará por lo tanto, pues os la dió Mi Amor, y ella tenía, irrevocablemente, que ayudaros, si hubiese sido admitida por vosotros. Sin embargo, el rechazo de Mi Palabra es también el denegarme a Mí Mismo, y por eso, a ese repetido rechazo sólo puede seguir como resultatado la estancia en ámbitos oscuros, porque el alma misma se espanta de la luz y lo dió preferencia a la oscuridad.
Mi Palabra es Luz, y quien la renuncia no puede llegar eternamente a la Luz. Pero como la voluntad es libre, de modo que voluntariamente decide él mismo también su juicio, es decir el estado que corresponde a su defensa o rechazo (pero el que no puede ser llamado ya ningún estado libre). De que el alma será “juzgada”, significa por lo tanto, que será trasladada allí, donde es su sitio según su voluntad.
A cada hombre se le ofrece una vez Mi Palabra, y cualquiera puede oírla donde públicamente se predica para Mí y Mi Reino. Y Yo también me acerco con la Palabra a aquellos que se encuentran fuera de las parroquias eclesiásticas, los que por eso ya están en cierta resistencia contra Mí, y eso, porque ellos no fueron hablados, frecuentemente, de la forma debida. A otros hombres se les llama su antención sobre Mí, por conversaciones o por la lectura de libros (y Mi Palabra) o por la alocución interior directa están dirigidos sus pensamientos, de tal modo que puedan ocuparse en Mí.
De todos modos intento Yo pues, encontrar acceso en el corazón de los hombres, para sugerirles a que escuchen Mi Palabra, allí donde sea anunciada, pero únicamente lo decide, si Mi Palabra actúa en él, la voluntad libre de los hombres.
Mas una vez llegará la hora de la responsabilidad, la hora donde se manifetará el estado del alma, y sin falta ese estado la remitirá luego también en su esfera adecuada. Y entonces ella está juzgada, porque Mi Orden tiene que ser establecido cada vez de nuevo. Pero benditos son todos los que me oyen a Mí y hacen caso a Mi Palabra, los que se esfuerzan en vivir así como es Mi Voluntad, la cual se les manifiesta a través de Mi Palabra. Benditos son esos, pues ellos también serán juzgados, pero para ellos será la hora de juicio, la hora del ingreso en una inesperada felicidad, eso es lo que significa para ellos el juicio. También ellos serán remitidos a las esferas correspondientes a su formación. Sí, Mi Palabra les ha proporcionado a que tengan un vestido de luz, de tal modo que ahora se mueven en una plétora de luz, sin tener por eso que perecen, ¡y Luz es Bienaventuranza!
Comprended que no desempeña su oficio un Juez despiadado empujando las almas en las tinieblas, sino que es un destino elegido automáticamente al que cada alma va al encuentro. Mas esa suerte dura, llena de tormentos puede ser evitada por la admisión y cumplimiento de Mi Palabra, y es por eso, pues, que la “Misma Palabra” juzgará cada alma. En la más plena justicia tendrá lugar ese juicio, pues cada pensamiento, cada obra, el amor verdadero y el falso, todo se manifestará, por consiguente, el destino de cada alma individual.
Cuando Mi Palbra está acogida por un hombre, entonces ya comienza a suceder en la tierra una transformación del alma, no necesita temer entonces el juicio, porque a ella le traerá sólo luz y felicidad, mientras que el rechazo de Mi Palabra tan sólo profundiza la oscuridad en la que está el alma, de tal modo que entra en el reino espiritual con una completa deformación, por lo que su destino no puede ser otra cosa más que falta de luz y tormento.
Amén
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