An das jüngste Gericht müsset ihr denken und euch vorzustellen versuchen, daß Gott euch doch in aller Gerechtigkeit richten und euch vergelten soll euer Handeln und Denken auf Erden. Es kann euch die göttliche Gerechtigkeit nicht freisprechen, auch wenn sie unendlicher Liebe fähig ist, so ihr nur die geringste Schuld traget; es muß jeder, auch der kleinsten Schuld die Sühne folgen, wo immer die göttliche Gerechtigkeit ihr Urteil sprechen soll. Und so wird der Tag des Gerichtes auch ein Tag unsäglicher Reue und bittersten Leides sein und entsetzlich qualvoll allen denen, die ihren Aufenthalt auf der Erde nicht genützt haben nach göttlichem Gebot, denn sie werden sich dem Richterspruch nimmermehr entziehen können. Wer auf Erden der Verantwortung zu entfliehen versucht, wird unerbittlich zur Rechenschaft gezogen werden, und es wird ihm keine Möglichkeit bleiben, seinen mangelhaften Zustand zu vertuschen, denn es wird offen und klar alles Tun und Lassen im Buch des Lebens verzeichnet sein und also auch verantwortet werden müssen. Und es kann die göttliche Gerechtigkeit nicht Milde walten lassen, wo eine jede Sündenschuld die gerechte Strafe fordert. Und es werden alle schlechten und alle guten Taten gegeneinander gewertet werden, und es wird die Waage des Gerichtes sich neigen nach der Seite des Übergewichtes, und es wird sonach in aller Gerechtigkeit der Urteilsspruch gefällt werden, und wohl dem, dessen schlechte Taten nicht das Übergewicht haben.... wohl dem, dessen Urteilsspruch nicht heißt: Gewogen und zu leicht befunden.... Die sich Gott dem Herrn verschreiben auf Erden, werden nichts zu fürchten haben am jüngsten Tage, ihr Wandeln auf Erden war mit jedem Schritt Gott wohlgefällig, sie erkannten in Ihm stets den Vater und brauchen daher nimmer mehr zu fürchten die Stunde des Gerichtes, denn im Bewußtsein recht vollbrachten Lebens ist auch kein Raum für Furcht im Herzen, und ohne Bangen geht ein solches Erdenkind dem Tage des Gerichtes entgegen. Unsagbar traurig dagegen ist es, liebe, nahestehende Menschen sich verantworten sehen zu müssen und ihnen ihr Los vorerst nicht abwenden zu können, denn es fordert die göttliche Gerechtigkeit doch von einem jeden Menschen, daß er seine Strafe und sein Los im Jenseits auf sich nimmt, und es kann dies nicht beliebig einem anderen Geistwesen zugewendet werden, da dies dem Gerechtigkeitssinn nicht entsprechen und also vom göttlichen Herrn auch nimmermehr gebilligt werden kann, daß ein Wesen seiner verdienten Strafe entgehen und ein reines Wesen dann statt seiner den Leidenszustand durchmachen müßte. Also wird der Tag des Gerichtes sowohl Glück und Wonne auslösen als auch bitterste Schmach und Leid, doch die ewige Gerechtigkeit läßt kein Wesen unverdient leiden oder auch unverdient selig sein.... Immer ist allein der Lebenswandel auf Erden ausschlaggebend, ob das Los der Gerichteten erträglich oder unerträglich ist, und es wird ein jeder sich ernstlich bemühen, so das Leben zu nützen, daß Werke der Liebe und Erfüllung der Gebote besonders stark ins Gewicht fallen und also das gerechte Urteil nicht Schrecken und Verzweiflung nach sich zieht. Denn es ist der himmlische Vater ein gerechter Richter, und es findet jede gute Tat, aber auch jede Unterlassung im Jenseits ihre rechte Vergeltung....
Amen
ÜbersetzerDebéis pensar en el juicio final y tratar de imaginaros, que Dios debería juzgaros con toda justicia y recompensaros por vuestras acciones y pensamientos en la tierra. La justicia divina no puede absolveros, aunque sea capaz de un amor infinito, si solo tenéis la más mínima culpa, cada culpa, incluso la más pequeña, debe ir seguida de la expiación, dondequiera que la justicia divina pronuncie su juicio.
Y así, el día del juicio también será un día de arrepentimiento indecible y sufrimiento más amargo y terriblemente doloroso para todos aquellos que no se beneficiaron de su estadía en la tierra según el mandamiento divino, porque nunca podrán eludirse del juicio del juez. Quien intente eludir la responsabilidad en la tierra será inexorablemente llamado a rendir cuentas y no le quedará posibilidad de encubrir su deficiente condición, porque todo quedará abierta y claramente registrado en el libro de la vida y, por lo tanto también tendrá que responsabilizado. Y la justicia divina no puede ejercer la indulgencia cuando toda culpa pecaminosa exige el juicio justo.
Y todas las malas y todas las buenas acciones serán evaluadas entre sí, y la balanza del juicio se inclinará hacia el lado del exceso del peso, y el veredicto por lo tanto se emitirá con toda justicia y bien para aquellos cuyas malas acciones no tienen exceso de peso..... bien para aquellos cuyo veredicto no es: pesó y resultado demasiado ligero..... Aquellos que se suscriben a Dios el Señor en la tierra no tendrán que temer nada en el último día, su caminar en la tierra fue agradable para Dios a cada paso, siempre reconocieron en Él al Padre y por lo tanto ya no necesitan temer la hora del juicio, porque en la conciencia de un vida terrenal debidamente cumplida tampoco hay espacio para el miedo en el corazón, y ese niño se acerca al día del juicio sin miedo.
Por otro lado, es increíblemente triste, ver a personas queridas y cercanas rendir cuentas y no poder desviar su suerte de ellos por el momento, porque la justicia divina requiere que cada persona acepte su castigo y su suerte en el más allá, y este no se puede volver hacia a otro ser espiritual a voluntad, ya que esto no corresponde al sentido de la justicia y por lo tanto nunca puede ser aprobado por el divino Señor que un ser escape de su merecido castigo y un ser puro tenga que pasar por el estado de sufrimiento en su lugar.
Así que el día del juicio desencadenará tanto felicidad como la dicha, como también la amarga vergüenza y el sufrimiento, pero la justicia eterna no permite que ningún ser sufra inmerecidamente o sea inmerecidamente bendecido..... El estilo de vida en la tierra solo es siempre decisivo, si el destino de los juzgados sea soportable o insoportable y cada uno debe esforzarse seriamente por aprovechar la vida de tal manera que las obras de amor y el cumplimiento de los mandamientos sean particularmente importantes y, por lo tanto, que el juicio justo no resulte en horror y desesperación. Porque el Padre celestial es un juez justo, y toda buena obra, pero también toda omisión encuentran su justa recompensa en el más allá.....
Amén
Übersetzer