6604 Deber de ayudar en caso de peligro para los demás seres humanos...

24 de julio de 1956: Libro 71

Cada uno de vosotros está obligado a salvar a su prójimo cuando está en peligro. A estar a su lado para que pueda escapar de este peligro... Eso es lo que dicta la caridad, aunque no podréis ser obligados a brindar tal ayuda; pero algún día tendréis que responder ante Dios si habéis fallado en esto. Porque todos vosotros sois hijos de un Padre, y si amáis al Padre, también debéis amaros los unos a los otros...

Pero el amor asegura protección y guardia a los demás seres humanos, y el amor también siempre encuentra una salida, un medio para evitar el peligro, porque el amor es irradiación divina, y Dios sabe verdaderamente de qué manera se puede ayudar. Y la irradiación de amor de Dios también transfiere este conocimiento a la persona que quiere ayudar... Pero mayoritariamente los hombres viven en plena indiferencia unos con otros de la suerte del otro. Y el mandamiento de amar al prójimo es un concepto vacío para ellos. La necesidad y el peligro del semejante no les afectan, y la voluntad de ayudar se ha bajado al mínimo... porque los hombres no tienen amor.

Solo las obras voluntarias de amor conllevan ricas bendiciones para la eternidad... Si se las descuidan, también se suspende la riqueza espiritual y la gente se mantiene pobre y se espíritu oscurecido. Pero si el semejante obviamente está en peligro y vosotros pasáis de largo por esta emergencia con indiferencia, entonces os habéis cargado con un pecado grave y no solo habéis omitido un acto de amor, porque esta omisión os será acreditada, como si vosotros mismos hubierais puesto en peligro a vuestro prójimo...

Ya sea un peligro espiritual o terrenal lo que amenaza a vuestro semejante, estáis obligados a prevenir este peligro, si está en vuestro poder... así como también estáis obligados a proteger la vida de vuestro prójimo si hay peligro. Pero si os alejáis de mala gana, entonces os cargáis con una tremenda deuda, por la que debéis responder y por la que también tenéis que pagar y podéis estar agradecidos si se os ofrece todavía la oportunidad en la vida terrenal para pagarla...

El deber es siempre solo para con Dios, porque la gente no puede obligaros a hacer obras de amor. Pero lo que solo hacéis porque el poder terrenal os lo ordena, pero eso no os libera de vuestra responsabilidad ante Dios y eso tampoco os trae ninguna riqueza espiritual... Pero vosotros mismos estaríais felices de encontrar un ayudante en el mismo peligro y, por lo tanto, sabéis exactamente cómo apreciar el valor de tal ayuda... y si ahora falláis, es esto un señal de la mayor falta de amor, es una prueba repetida de vuestra actitud, que todavía sigue siendo completamente influenciada por el oponente de Dios. Por eso todos vosotros tenéis una cierta obligación hacia vuestro vecino cuando está en peligro...

Y así ahora también sabréis que Dios no os condenará si tomáis las armas en caso de un emergencia, tan pronto como solo queráis evitar un peligro, tan pronto como queráis proteger a vuestro vecino cuando su vida se vea amenazada... Pero también sólo entonces actuáis agradando a Dios, pero los motivos nunca deben estar en el amor propio... La vida de la persona individual debe ser sagrada para todos vosotros, porque Dios os la dio para que pudierais madurar, para que podáis recuperar la perfección... Pero donde esta vida está en peligro, allí el hombre tiene que ponerse de lado del que está en peligro y buscar preservar su vida... Y entonces, incluso un acto aparentemente malvado no será contrario a la voluntad de Dios...

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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