"Und das Wort ist Fleisch geworden...." Vernimm die Worte des Heils, und gib sie wieder allen Suchenden, denn in der Verkörperung des Herrn und Heiland auf Erden geschah das Wunderbare.... das Unfaßbare.... daß sich Gottes Herrlichkeit im Wesen eines Menschen barg, um allen Wesen auf Erden und im Weltall das Licht zu bringen.... Denn der Zustand der Menschen war ein sehr verfinsterter, das Licht der Erkenntnis konnte diese Finsternis nicht mehr durchdringen.... Deshalb legte Gott Selbst Sein ganzes göttliches Wesen in die äußere Form eines Menschen und gab Seine ganze Lichtfülle hinein, um der Menschheit größtes Übel, die Nacht des Geistes, zu erhellen und dadurch der Seele des Menschen den Weg frei zu machen zum wahren Leben.... Das ganze Weltall mit unzähligen Lebewesen, von der kleinsten Kreatur bis hinauf zum vollkommensten Geistwesen beugen sich vor der Herrlichkeit Gottes.... Das erhabenste und vollkommenste göttliche Wesen stieg herab auf die Erde mitten unter Seine Geschöpfe und lebte gleich ihnen.... untertan als Mensch allen Naturgesetzen.... und für Seine Erdenlaufbahn galten die gleichen Bestimmungen, die eines jeden Erdenwesens Dasein.... von der Geburt bis zum Tode.... begleiten. Eine arbeitsreiche Jugend in voller Anspruchslosigkeit und eine gottesfürchtige Erziehung durch gottesfürchtige Eltern bildeten den leiblichen Menschen in solcher Form, daß alsbald der göttliche Geist sich mit diesem äußeren Menschen vereinigte und Gott in Seiner ganzen Lichtfülle in diesem ganz nach Seinem Willen vollkommen gewordenen menschlichen Körper Wohnung nahm.... und nun die Gottheit auf Erden wirkte zum Segen der Menschheit.... zur Erhellung ihres Geistes. Kein wesentlicher Unterschied bestand äußerlich zwischen Ihm und Seinen Jüngern.... Er thronte menschlich nicht als König über ihnen, sondern lebte als Bruder mitten unter Brüdern. Doch Sein göttlicher Geist erfüllte alles um Ihn her mit Licht und Liebe.
Der göttliche Geist umfaßt das ganze All.... Doch in Seiner wesenlosen Urgestalt wurde Er von den Menschen nicht erkannt. Ein noch so williges Gemüt war nicht fähig, den Gottbegriff sich zu eigen zu machen.... es entstand eine über alles menschliche Denken hinausragende unlösbare Frage.... und um die Frage zu lösen.... um diesen Begriff für die Menschen annehmbar zu gestalten, verkörperte Sich die ewige Gottheit.... der Geist Gottes.... der Inbegriff alles Seins und Werdens.... der Ausgang jeden Schöpfungsgedankens.... das ewige Licht.... das Wort.... in einer menschlichen Hülle auf Erden.... Und das Wort ist Fleisch geworden.... O grenzenlose Anbetung diesem Heiligsten des Himmels und der Erde! Denn es umschließt die Menschwerdung Gottes unendliche Liebe zu allen Geschöpfen des Weltalls.... denn kein Wesen blieb dadurch unberührt.... Wohin der göttliche Heiland Seinen Fuß setzte während Seines Wandelns auf Erden, dort tat sich die Ewigkeit auf und verbreitete ein helles Licht in den Herzen der Menschen, die noch nicht völlig in der Gewalt der Finsternis waren.
Ein solches Werk göttlicher Güte und Barmherzigkeit mußte ausstrahlen und sich ergießen über die Seelen der in Seiner Nähe Weilenden. Es mußte die Menschen überkommen wie ein wohltätiger Regen nach monatelanger Dürre, und aufatmen mußte alles, da es nicht mehr Gefahr lief, in dem Brande der inneren Not hoffnungslos zugrunde zu gehen.... Für diese kurze Zeit war hinreichend gesorgt, daß Menschen aller Völker in Gottes Nähe kamen, denn die Lehre Christi nahm wohl ihren Ausgang dort, wo der Herr weilte, sollte aber verbreitet werden über die ganze Erde.... Ein wundervolles Geschehen löste das andere ab, und das Wort Gottes wurde lebendig in vielen Menschenherzen, denn der Geist Gottes gab ihnen die Kraft zu erkennen.
Doch wie das Böse in stetem Kampf liegt mit dem Guten, so war auch ein immerwährender Kampf zwischen den Anhängern der alten Lehre und denen der reinen Lehre Jesu Christi.... Und dieser Kampf war zugelassen, um das Werk der Menschwerdung zu vollenden....
Amen
Übersetzer«Y el Verbo se hizo carne». Escucha estas palabras de salvación y comunícalas a todos los que buscan, porque la Encarnación del Señor y Salvador en la Tierra fue algo maravilloso: la inconcebible Magnificencia de Dios se incorporó al ser de un hombre para traer la Luz a todos los seres de la Tierra y el universo. Porque el estado del hombre estaba tan oscurecido que la luz del conocimiento no podía penetrar las tinieblas. Por eso, junto con la plenitud de su Luz, Dios puso todo su Ser divino dentro de la forma exterior de un hombre, para iluminar el mayor mal de la humanidad, la noche del espíritu, y para prepararle al alma del hombre el camino hacia la verdadera vida. Todo el universo con sus incontables seres, desde la criatura más ínfima hasta el ser espiritual más perfecto, se inclinan ante la Magnificencia de Dios.
El Ser divino más sublime y perfecto descendió a la Tierra, en medio de sus criaturas, y vivió igual que ellas, como hombre sometido a todas las leyes naturales. A su paso por la vida, desde el nacimiento hasta la muerte, se le aplicaron las mismas condiciones que acompañan a cada ser vivo de la Tierra.
Pasó una adolescencia laboriosa y modesta y recibió una educación de sus padres, temerosos de Dios, que prepararon al hombre físico hasta un punto tal que pronto el Espíritu divino pudo unirse con Él y, con toda la plenitud de su Luz, tomar morada en este cuerpo humano perfeccionado por completo conforme la Voluntad del Padre. De manera que la Divinidad actuaba en la Tierra para el bien de la humanidad. Y para iluminar su espíritu. Exteriormente había poca diferencia entre Él y sus discípulos, pues no ocupaba un trono ante ellos sino que vivió como un hermano entre hermanos. Y su Espíritu divino llenó el ambiente de Luz y Amor.
El Espíritu divino abarca todo el universo. Pero en su forma original inmaterial los hombres no le reconocieron. Ni la inteligencia más sensible pudo hacerse una idea sobre Dios. Por lo que quedó formulada una pregunta insondable, cuya solución quedaba fuera de toda facultad mental del hombre. Y para responderla, para que esa idea pudiera volverse asequible a los hombres, la eterna Divinidad, el Espíritu de Dios, la Quintaesencia de todo lo que existe y existirá, el Origen de cada idea creadora, la Luz eterna, el Verbo, se encarnó en un receptáculo humano en la Tierra. Y el Verbo se hizo carne.
¡Adorad eternamente al Santísimo de los Cielos y de la Tierra! Porque en la Encarnación se manifiesta el infinito Amor de Dios a todos los seres del universo, sin que ninguno de ellos sea desatendido. Cuando el divino Salvador dejó su huella en la Tierra, en ella se abrió la eternidad, y una Luz muy clara entró en los corazones humanos.
Semejante obra de Bondad y Misericordia divina tenía que irradiar a todas las almas de los que se encontraban cerca de Él. Esta irradiación tenía que causar una gran alegría a los hombres, como una lluvia agradable después de una gran sequía, que respiraron aliviados porque ya no corrían el riesgo de perecer, sin esperanza, en el fuego de sus aflicciones interiores.
Durante aquellos pocos años se tomaron suficientes disposiciones para que los pueblos se acercaran a Dios. Aunque la doctrina de Cristo se estableció allí donde el Señor enseñaba, aún tenía que divulgarse por todo el mundo. Un acontecimiento milagroso siguió a otro y la Palabra de Dios se hizo viva en los corazones de muchos hombres, pues su Espíritu les dio el don del entendimiento.
Pero como lo malo se opone continuamente a lo bueno, hubo una lucha permanente entre los adeptos de la antigua doctrina y los de la doctrina pura de Jesucristo, una lucha permitida para que se cumpliera la obra de la Encarnación.
Amén.
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