B.D.-Nr. 6947

Abriendo la puerta del corazón.... la Cena del Señor....

Quien cierre su puerta y Me niegue la entrada tendrá que sufrir, porque solo Yo puede darle lo que necesita su alma. Vosotros, los humanos, creéis proveeros de comida y bebida en todas partes, con el alimento para vuestra alma, y no consideréis que solo Yo puedo darle al alma el alimento adecuado y que vosotros dondequiera que vayáis, siempre tenéis que recurrir a Mí, es decir, abrir la puerta de vuestro corazón para que Yo Mismo pueda entrar y alimentaros.... Y cuando ahora recurriréis a Mí Mismo al respecto, no importa dónde Me dirijáis esta petición, porque siempre os escucharé y acudiré a vosotros dondequiera que Me invoquéis.

No es que Yo os haya almacenado comida y bebida en algún lugar para que ahora podáis proveeros sin tener contacto Conmigo. Solo de Mi mano podréis recibir la comida y la bebida adecuadas, con las que vuestra alma podrá sanar y fortalecerse para su peregrinación a casa. Y por eso, Yo Mismo tengo que poder entrar a vosotros, tenéis que abrirme la puerta voluntariamente y compartir ahora la Cena del Señor Conmigo, porque Yo Mismo deseo alimentaros, porque Yo Mismo ofrezco a cada uno el alimento que necesita pata la sanación de su alma....

Yo solo llamo a la puerta de vuestro corazón; vosotros mismos debéis abrirla y dejarme entrar. ¿De qué sirve entonces, saciarse con una comida que Yo Mismo no os he preparado? Porque entonces probablemente os sentís bien, pero no podréis extraer de ese alimento que vuestra alma necesita para progresar.... permanecerá muerta o debilitada, sentirá hambre y sed, y nadie la socorrerá en su necesidad.... Y este es el destino de las almas de quienes se esfuerzan diligentemente por penetrar en la “Palabra de Dios”, quienes se ocupan constantemente de la Palabra de Dios y solo cargan sus mentes con ella, quienes buscan comprender el significado de la Palabra divina mediante el estudio, y cuyas almas quedan vacías al respecto.

Ellos creen que nutren sus almas, pero solo sus mentes absorben lo que llaman “pan del cielo”, que entonces pretenden distribuir a sus semejantes. Ellos mismos se irán con las manos vacías, es decir, sus almas morirán de hambre, y sus semejantes tampoco recibirán nada para sus almas a menos que primero establezcan una conexión íntima Conmigo, y ellos se acercan a Mí para que Yo les dé de comer, a menos que se abra la puerta para que pueda entrar en ellos para darles la Cena del Señor....

Todas mis palabras tenían un significado espiritual, que los seres humanos ya no aprecian. Y cuando les dije a Mis discípulos: “Tomad y comed, tomad y bebed, y haced esto en memoria de Mí”, el significado espiritual de estas Palabras siempre fue solo la conexión directa Conmigo.... que Me recordaran al recibir la comida y la bebida que nutren sus almas. La ofrenda de pan y vino por si sola tampoco sirve al alma igual que leer y escuchar la Palabra divina, a menos que uno primero piense en Mí íntimamente, y así el alimento del alma proviene, por así decirlo, de Mí Mismo.... y las palabras vacías por sí solas no bastan para invocarme.... Tiene que ser una llamada en espíritu y en verdad....

La puerta del corazón tiene que abrirse ante Mí, y debo ser invitado a entrar.... Y verdaderamente distribuiré el alimento y la bebida que cada alma necesita. Abrir la puerta es, por lo tanto, es como dirigirse voluntariamente a Mí, anhelando la unificación Conmigo y pidiendo la concesión de la gracia; es admitir la debilidad y la necesidad del alma, que desea ser refrescada por Mí Mismo. Y a través de esa puerta abierta, entraré verdaderamente en el corazón. Le daré al alma alimento y bebida, y sanará, madurará, cobrará vida, que ahora ya no podrá perder jamás....

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.