B.D.-Nr. 6809
Comoquiera que os describan los sufrimientos y tormentos de Mi vía crucis y Mi muerte en la cruz, no podéis comprender la obra de misericordia y amor que he realizada para vosotros.... Pero algún día vosotros también podréis ser testigos, algún día podréis experimentar todo vosotros mismos en retrospectiva, y solo entonces se os revelará Mi amor infinito, que Me impulsó a la obra de Redención. Porque tan pronto como hayáis alcanzado cierto grado de luz, el concepto de tiempo ya no existe para vosotros, y así también podréis experimentar el pasado como presente....
Y os sentiréis abrumados de un acontecimiento que ninguna boca humana puede relatar, ni ninguna mente humana comprender, incluso si se os describiera adecuadamente. Porque los sufrimientos y tormentos eran inconmensurables.... porque Yo, aunque humano, sufrí indescriptiblemente bajo la inmundicia del pecado, que contradecía Mi Ser puro y divino.... Como ser humano, albergaba la plenitud de la Divinidad eterna en Mí, por lo que no podía permitir al mismo tiempo el paso al adversario, quien, sin embargo, Me presionó a través de Mis torturadores y, por lo tanto, Me obligó a resistir con extrema fuerza, de modo que Mi cuerpo y Mi alma tuvieron que soportar tormentos que vosotros, los humanos, no podéis comprender, porque para vosotros la contradicción entre la perfección y el pecado es difícilmente comprensible....
Pero Mi cuerpo estaba todavía dirigido terrenalmente, sentía todos los sufrimientos y tormentos en exceso, el alma se defendía contra sus verdugos y aumentaba mucho más los tormentos, porque miraba al infierno más profundo, se veía confrontada con la mayor depravación, miraba abismos que la hacían estremecer, y todos sus miedos y terrores todavía se trasladaban al cuerpo, de modo que verdaderamente cualquier otro ser humano no hubiera tenido que sufrir la muerte en la cruz, porque ya habría perdido su vida terrenal a manos de sus torturadores....
Sin embargo, también Me compadecí de ellos, pues sabía que estaban en poder de Mi adversario y, por lo tanto, descargaron su ira contra Mí en su nombre. Y por eso quise soportar el mayor sufrimiento posible, por eso quise completar la obra de Redención, para traerles a ellos también la Salvación, para librar a ellos también de su poder.... lo que ocurrió en el día de Mi crucifixión en la Tierra se repite una y otra vez en el reino espiritual, visible para todas las almas que se encuentran en la luz y alaban continuamente Mi amor y misericordia ante el sacrificio expiatorio por toda la humanidad....
No es que el proceso se repita constantemente, sino que todo lo espiritual lleno de luz experimenta retrospectivamente el pasado como presente.... que pasado, presente y futuro le es vidente en todo momento, porque para el ser de luz ya no hay limitaciones, por lo que se elimina cualquier concepto de tiempo.... Incluso si vosotros, los seres humanos de la Tierra, intentáis imaginaros el acto de misericordia mostrado por el hombre Jesús, siempre será solo una débil comparación con lo que vosotros mismos un día podréis experimentar....
Porque ciertamente podréis visualizar los acontecimientos externos, pero no el sufrimiento indescriptible que el alma de Jesús tuvo que soportar, el cual solo se comprende cuando un alma se encuentra en la luz y sabe acerca de los terrores de las tinieblas.... cuando sabe lo que significa tener que cambiar el reino de la luz con el reino de las tinieblas y ahora estar a merced de todos los poderes demoníacos. El alma del hombre Jesús descendió voluntariamente del reino de la luz y busco equilibrar todas las influencias opuestas con amor....
Pero no siquiera este amor pudo impedir que el adversario se apoderara de Su cuerpo, que todas las fuerzas del infierno se probaron en Él. Y por eso, soportó con paciencia incluso el sufrimiento más severo: recorrió el camino de la cruz.... Soportó insultos y abusos y obligo a Su alma y a Su cuerpo a soportar hasta la muerte en la cruz. Porque la carga del pecado de la humanidad era inconmensurablemente grande, y por lo tanto, la obra de expiación tenía que ser inconmensurablemente dolorosa.
Yo Mismo estuve en el hombre Jesús. Yo Mismo le di la fuerza, pero no determiné Su voluntad. Sólo que Yo, como el Amor que moraba en Él fue la fuerza que Le capacitó de llevar a cabo el sacrificio de la cruz. Por lo tanto, el sacrificio de la cruz no debe juzgarse como una obra humana, sino que fue ofrecido por vosotros, los humanos, por Mí Mismo en Jesucristo.... Y, por lo tanto, solo podréis comprender verdaderamente el gran significado y el inmensurable sufrimiento cuando lo experimentaréis vosotros mismos en retrospectiva en el reino espiritual, para entonces alabar y glorificar a Aquel, Que os redimió del pecado y de la muerte....
Amén