B.D.-Nr. 6792
No podréis entrar en el reino de los bienaventurados mientras sigáis resistiéndoos a Mí, puesto que no reconocéis al Redentor Jesucristo, en el Quien Me encarné Yo Mismo.... Por lo tanto, si lo rechazáis, también Me rechazáis a Mí Mismo, aunque afirméis creer en un Dios.... Jesucristo y Yo somos Uno.... aunque aún sea un misterio para vosotros, los humanos, y para todos lo espiritual imperfecto. Una vez, vosotros también podréis comprenderlo, incluso quienes aún no han llegado a creer en Él.
Pero dejad que os diga y os lo repita una y otra vez que no podéis venir a Mí a menos que toméis el camino a través de Jesucristo.... No Lo rechacéis a menos que queráis rechazarme también a Mí Mismo, sino que tratad de obtener explicaciones de vuestro Dios y Creador en cuanto a por qué Jesucristo tiene que ser reconocido para alcanzar la felicidad.... Y esta explicación realmente os será dada de tal manera que os traerá pleno entendimiento.
La razón por la cual muchos seres humanos perdieron su fe en Jesucristo y Su obra de Redención fue porque a menudo recibieron enseñanzas falsas acerca de ello, que no les atraían y por lo tanto les dieron razón para rechazar todo lo que tenía que ver con Él y la obra de Redención. Pero una verdadera explicación también puede devolveros la fe, si tan solo fuera vuestra seria voluntad escuchar esa misma explicación: que vuestras almas están cargadas de una gran culpa de pecado, que es también la razón de vuestra vida terrenal.... y que esta culpa de pecado hace completamente imposible la entrada al Reino de la Luz, al Reino de la Bienaventuranza.... que por lo tanto, la culpa del pecado tiene que ser redimida primero antes de que se puedan abrir las puertas a ese Reino.... que Uno ha ofrecido la expiación por esta culpa, el hombre Jesús, Quien sufrió y murió en la cruz por vosotros para expiar esta culpa de pecado, para abriros las puertas.... que en este hombre Jesús, Yo Mismo Me encarné en la Tierra, porque Yo como el Amor Eterno, quería realizar la obra de Redención por vosotros, que por lo tanto tenía que tener lugar en un caparazón humano para que pudierais tomar conciencia de ella, porque la actividad espiritual no podía ser visible para vosotros y porque tenéis que saber acerca de la obra de Redención para uniros también voluntariamente en las filas de los pecadores que pueden encontrar la Redención....
El gran pecado, sin embargo, consistió en que una vez Me negasteis a reconocerme como vuestro Dios y Padre, que os alejasteis de Mí y seguisteis a otro, que era Mi adversario.... Por lo tanto, ahora tenéis que reconocerme de nuevo por vuestra propia voluntad, y como Yo Mismo Me encarné en el ser humano Jesús para sufrir y morir por vosotros, el reconocimiento de Jesucristo y la obra de Redención es también, al mismo tiempo, el reconocimiento de Mí Mismo, que una vez Me negasteis. Pues solo el caparazón exterior era humana, lo que este caparazón ocultaba era a Mí Mismo.... Él y Yo nos hicimos Uno.... El caparazón humano contenía el Amor en toda su plenitud, la sustancia primordial de la Deidad Eterna. Yo Mismo llené así al ser humano Jesús, quien, por lo tanto, se deificó completamente en la Tierra, y cuya forma exterior también se unificó Conmigo y, por lo tanto, también pudo ascender a Mi Reino incluso después de Su muerte....
No podéis separarme de Jesucristo, pues Él era Yo y Yo era Él.... sólo que tomé una forma para vosotros, los humanos, y para todos los seres del reino espiritual, porque de lo contrario no podría ser visible para todos los seres que creé. Así, en la forma delo hombre Jesús, podéis imaginarme; podéis verme cuando lo veis a Él.... Pero solo podréis verlo cuando lo reconozcáis como vuestro Dios y Padre desde la eternidad, cuando os entregáis a Él y Le pidáis perdón por vuestros pecados.... cuando toméis el camino de la cruz, que solo conduce a Mí, a la Vida eterna en la bienaventuranza....
amén