Reconoced el amor del Padre en todo, tanto en la alegría como en el sufrimiento, y dadle gracias también por este último, porque os servirá para futuras alegrías en el reino espiritual. Todo lo que se os concede en la vida terrenal sirve para la perfección del alma, y a menudo son precisamente las dificultades de la vida las que favorecen su madurez, porque las alegrías llevan muy fácilmente a alejarse del esfuerzo espiritual. Pero el amor del Padre también quiere hacer felices a Sus hijos, por eso da alegría siempre y cuando el alma no se vea amenazada por ella. Pero el desarrollo espiritual del ser humano es siempre causa de alegría y de sufrimiento.
Y debido al desarrollo espiritual, los destinos de los seres humanos son tan diferentes, pero esto nunca debe hacernos dudar del amor del Padre, porque la vida en la Tierra es corta comparada con la eternidad, e incluso la vida más difícil en la Tierra será ricamente compensada en la eternidad si ha permitido al humano madurar en la Tierra. Pero lo último es el libre albedrío del humano, y no necesariamente determinado por el destino. Lo que os ayuda a alcanzar la madurez espiritual tiene que ser evaluado primero por vuestra voluntad y, por lo tanto, el sufrimiento y la alegría pueden contribuir a la dicha, ya que ambos pueden se soportados terrenalmente, pero espiritualmente pueden tener un efecto beneficioso.
Todo lo que siempre dirige los pensamientos al Padre Celestial ha sido exitoso para el alma y exige un agradecimiento de parte de vosotros los humanos, porque Su amor os considera como es beneficioso para vuestra alma. Pero si os apartáis de lo espiritual y os dirigís nuevamente hacia el mundo, entonces la gracia de Dios es mal aprovechada, pero siempre en el libre albedrío. El padre os envía alegría y sufrimiento porque Su sabiduría reconoce lo que es beneficioso para vosotros, y Su amor siempre está dirigido hacia vuestro destino en la eternidad.... lo que sea que os suceda.... El amor del Padre lo prepara para vosotros, y por eso debéis aceptar todo con gratitud de Su mano, lo que os ha ayudado a la madurez espiritual, y experimentaréis Su amor porque os ha ayudado a llegar a la perfección....
amén