4841 Incredulidad frente a los portadores de la Verdad

17 de febrero de 1950: Libro 55

Los portadores de la Verdad y representantes de Mis Palabras en la tierra no lograrán convencer a los hombres de la Verdad, de eso que directamente de Mí han recibido a través de la voz interior. Y a los hombres les es desconocido el proceso de recibir Mi Palabra de lo alto, no conocen ni el motivo ni el objetivo de esta intervención, ellos están demasiado lejos de Mí, que no tienen ninguna fe viva y por eso lo cinsideran como algo imposible, lo que es algo extraordinario, porque ellos no están en la relación hacia Mí como debiera ser, y porque son muy escasos los hombres que han entrado en esa relación. Se encuentran frente algo que les es extraño por completo, el saber acerca del obrar del Espíritu en los hombres les falta, y toda explicación sobre ello la rechazan. Son incrédulos y se llaman creyentes.

Sólo unos pocos esporádicos estarán abiertos, y a causa de esos pocos debéis vosotros hablar y defender la Verdad, donde sea siempre posible. Quien la acepta, tendrá grandes bendiciones, quien la rehusa, una vez se arrepentirá amargamente de ello, porque la salvación estuvo próxima a él, pero su voluntad es inversa, y puesto que él es libre, no se le puede llevar la Verdad de otra forma. No obstante, no debéis fatigaros, no os dejéis desconcertar, si tenéis que registrar o anotaros poco éxito. Como portadores de la Verdad, conoceréis también vosotros mismos de qué carecen los hombres y que de ninguna otra forma se los puede uno ganar más que con la enseñanza. Como portadores de la Verdad, conoceréis también el carácter individual de cada uno, sabréis sobre su grado de madurez y correspondiente será el esfuerzo o también que atenuéis vuestros esfuerzos donde no encontréis acogida. En el último tiempo será una lucha por cada alma, vuestra mirada será aguzada, y percibiréis cada ocasión de llevar al buen camino, ayudando a un alma extravíada, y aunque sean pocas las que me traéis a Mí, esas pocas están salvadas, se escapan de la perdición eterna, es decir del tiempo infinitamente largo de una nueva marcha a través de la Creación le queda evitada. Y estas almas os lo agradecerán eternamente. Por tanto sédme fieles obreros en Mi Viña, sédme en la tierra solícitos y celosos representantes, porque Yo a cada uno de vostros os necesito en el tiempo último antes del fin.

Amén

Traducido por: Pilar Coors

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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