4437 Discípulos del tiempo final - Obligaciones terrenas - Dios se preocupa de la familia

20 de septiembre de 1948: Libro 52

Así como los discípulos tuvieron que separarse de sus familias, de casa y corral, para seguirme a Mí, así también tienen que estar dispuestos los últimos discípulos de abandonar todo, en cuanto ellos perciban en sus corazones el silencioso llamamiento de que actúen para Mí. El amor hacia Mí tiene que ser tan grande que no prefieran ninguna oblicación terrenal a Mí, es entonces que pueden obrar como verdaderos discípulos Míos, por encargo de Mí. Mientras la tierra aún los ate y cautive, no pueden percibir la voz interior, pero que es absolutamente necesaria para publicar Mi Palabra, para poder enseñar a sus projimos. Nada debe ser más preferible para vosotros que Mi Palabra, que es la expresión de Mi Amor a vosotros, y tenéis que estar dispuestos en todo momento a oír gustosos y alegres Mi Palabra directa o indirectamente también. Cuanto más examinéis lo espiritual en la eterna Verdad, tanto más explicable os será de que tenéis que entregaros totalmente a Mí si queréis servirme como herramientas, pues cada contacto de vosotros con el mundo material me impide a Mí a que obre a través de vosotros. Y así pues, tenéis la explicación también sobre el problema, de hasta que punto deben permanecer Mis siervos libres de firmes ataduras que no vayan dirigidas a la ambición espiritual, es decir que no se aspire en aleanzar una meta espiritual común. Mis discípulos tuvieron que dejar mujer e hijos, para seguirme, y Yo los bendije, en recompensa, quien me tiene a Mí como su fin, no debe dirigir sus ojos hacia atrás, quien se dirige al reino espiritual, ha vencido el mundo y puede por tanto también dejar tranquilo el mundo sin perjuicio o detrimento, ni para él, ni para sus semejantes. Pues Yo asumo entonces la preocupación por los suyos, a los que él hasta ahora ha abastecido. Entonces Yo le hago también ligera su obligación terrenal y se la asigno hasta tal punto sólo, de que pueda al mismo tiempo ejecutar el trabajo espiritual, es decir, para que informe a sus semejantes del sentido y de la finalidad de la vida terrenal. Si Yo necesito para eso a Mis discípulos, es esta misión su tarea más importante, pero entonces que dén, con toda confianza, lo que pudiera obstaculizar la realización de ese trabajo. Ellos que se desembaracen de todo y que luego sin preocupaciones anuncien, como Mis auténticos discípulos, Mi Palabra. Mas quien ama el mundo más que a Mí, ese no es apto como Mi discípulo en el tiempo final, pues él no puede servir a dos señores, él no puede dar al mundo su tributo y al mismo tiempo aspirar a Mí; la separación tiene que haberse efecuado primero, antes de que Yo lo pueda aceptar como a Mi siervo, quien ya no sea reincidente, a quien Mis bienes le ofrezcan plena compensación, a cambio de los bienes del mundo. Mientras que exista aún algo que se antepone a Mí, Yo no puedo obrar evidentemente en él, y por eso el mundo tiene que haber sido totalmente vencido, para que me sea a Mí un auténtico discípulo en el último tiempo antes del fin del mundo.

Amén

Traducido por: Pilar Coors

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