Folge Mir in das geistige Reich, das deine Heimat ist und das in unvergleichlicher Schönheit dereinst vor deinen Augen erstehen soll. Siehe, es kann dir nichts auf Erden das ersetzen, was sich deinen Sinnen bieten wird, so du die Erde verlässest, und ebenso wird dir einst im Jenseits Ersatz alles dessen geboten werden, was du auf Erden dahingabst um Meinetwillen.... ein Ersatz jedoch, der alles Schöne auf Erden weit übertrifft, denn unvorstellbar ist dir noch die ewige Glückseligkeit, unvorstellbar sowohl in ihrer Art als auch in ihrer gewaltigen Auswirkung, denn nicht im entferntesten ist ein Glück auf Erden mit dieser himmlischen Glückseligkeit zu vergleichen.... nicht im entferntesten kann der Mensch sich ein Bild machen von den Wundern der Schöpfung, die zu sehen ein im Licht stehendes Wesen so unsagbar beglückt. Und wie nichts im Weltall stillsteht, so wird auch das Schauen im Jenseits immer wieder neue Eindrücke bieten, es wird ein ewiges Wechseln dieser ein Müde- oder Gleichgültigwerden verhindern, es wird das Wesen schauen und schauen und in immer neue Wonnen versinken und dem Schöpfer des Himmels und der Erde Dank und Lob singen bis in alle Ewigkeit. Und in unbegrenztem Zeitraum von Äonen Jahren wird der Geisteszustand Meiner Wesen ein so überaus hoher sein, daß sie immer näher zu Mir kommen, und Ich werde Mich ihnen schaubar vorstellen.... Ich kenne keine Schranken zwischen Meinen Wesen und Mir, so sie diese sich nicht selbst aufrichten.... Es kann auf Erden ein jedes Kind sich dieser Wonnen teilhaftig machen, so es ebendiese Schranken überwindet und Mir mit aller Liebe und Demut entgegenkommt. Doch im jenseitigen Leben ist die Möglichkeit, mit Mir in Verbindung zu treten, nicht so leicht, denn es werden immer die Taten des Erdenlebens in Erwägung gezogen, und so diese nicht Meinem Willen entsprechen, ist es unglaublich schwer, denn es gründet sich ja jedes Gefühl des inneren Friedens, der inneren Glückseligkeit immer auf einen bestimmten Grad der Liebetätigkeit, und so kann nicht ein Wesen, das letzterer gar nicht nachgekommen ist, Anspruch erheben auf das Glück im Jenseits. Es könnte auch nicht erschauen die Seligkeiten, weil es durch den Mangel an Liebe und also entsprechend kargen Verdienst auf Erden auch nicht lichtempfänglich ist und so also den Lichtzustand, der ihm volles Schauen im Geist verheißt, noch lange nicht erreicht hat. Der einzige Weg zur ewigen Glückseligkeit ist nur über das eigene Herz. Wird dieses ausgeschaltet und nur Kopf und Verstand beauftragt, diese oder jene Frage über das Jenseits zu lösen, so bleibt dem Erdenkind diese Frage verschlossen und so auch die geistige Sehe, die erst dann dem Erdenkind erschlossen wird, wenn sich dieses bilden soll zu höheren Fähigkeiten, die jedoch immer bedingt sind von eifrigem Streben nach Vollkommenheit. Und daher muß sich das Erdenkind des öfteren vor Augen halten, daß es zur Erlangung der ewigen Glückseligkeit seinen Lebensweg in der Weise nützen soll, daß es sich erziehe zur Liebe.... daß die Liebe alles Tun und Lassen bedinge und also der Liebesgrad immer der Schlüssel bleibe, um das Tor zur Ewigkeit passieren zu können mit der Aussicht auf ein überaus herrliches Jenseits, das alle Wonnen und Freuden des Himmels verspricht dem, der diese Liebe sich auf Erden bildete und als so geformtes Wesen den Weg zur ewigen Heimat fand....
Amen
ÜbersetzerSígueme al reino espiritual, que es tu hogar y que un día debe surgir ante tus ojos en una belleza incomparable. He aquí, nada en la tierra puede reemplazar lo que tus sentidos te ofrecerán cuando dejes la tierra, y de manera similar, un día se te ofrecerá un reemplazo en el más allá por todo lo que entregaste en la tierra por Mi causa... un reemplazo sin embargo, que supera con mucho a todo lo bello de la tierra, porque la felicidad eterna es todavía inimaginable para ti, inimaginable tanto en su especie como en su tremendo efecto, porque la felicidad en la tierra no puede compararse ni remotamente con esta felicidad celestial... el hombre no puede no remotamente formarse una imagen de las maravillas de la creación, que mirarlas, hace que un ser parado en la luz sea tan indeciblemente feliz.
Y así como nada en el universo se detiene, mirara al más allá siempre ofrecerá nuevas impresiones, un constante cambio de estas, evitará un cansancio o una indiferencia, el ser mirará y mirará y se sumergirá en delicias cada vez más nuevas y cantar al Creador del cielo y de la tierra gracias y alabanzas por toda la eternidad. Y en un periodo ilimitado de eones de años, el estado espiritual de Mis seres será tan extremadamente alto que se acercarán a Mí cada vez más y Yo Me presentaré a ellos visiblemente... Yo no conozco ninguna barrera entre Mis seres y Yo, si no las ponen ellos mismos...
Todo niño en la tierra puede participar de estas delicias si supera estas barreras y viene hacia Mí con todo amor y humildad. Pero en la vida del más allá la posibilidad de ponerse en contacto Conmigo no es tan fácil, porque siempre se toman en consideración las obras de la vida en la tierra, y si estas no corresponden a Mi voluntad, es increíblemente difícil, porque cada sentimiento de la paz interior, de la felicidad interior se basan siempre hasta cierto grado de actividad amorosa, por lo que un ser que no ha cumplido con este último en absoluto, no puede reclamar la felicidad en el más allá.
Tampoco podría contemplar la bienaventuranza debido a la falta de amor y, por lo tanto, correspondiente a los escasos méritos en la tierra, tampoco es receptivo a la luz y, por lo tanto, aún no ha alcanzado el estado de luz que le promete una visión plena en el espíritu. El único camino a la felicidad eterna conduce a través de vuestro propio corazón. Si este se apaga y solo se encargan la cabeza y la mente de resolver tal o cual pregunta sobre el más allá, entonces esta pregunta permanece cerrada para el niño terrenal y, por lo tanto, también la visión espiritual, que solo entonces se abre para el niño terrenal cuando debe desarrollarse para capacidades superiores, que, sin embargo, siempre están condicionadas de una ansiosa lucha por la perfección.
Y por eso el niño terrenal debe tener en cuenta a menudo que para alcanzar la felicidad eterna debe usar su vida de tal manera que se eduque a sí mismo para amar... que el amor condiciona todo lo que uno hace o no hace y, por lo tanto, que el grado de amor sigue siendo siempre la clave para poder pasar por la puerta de la eternidad con la perspectiva de un más allá sumamente glorioso, que promete todas las delicias y alegrías del cielo a aquellos que formaron este amor en la tierra y encontraron el camino a su hogar eterno como un ser formado de esta manera...
amén
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