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El alma comienza conscientemente su vida en la tierra.... Pre-recordatorio

Al comienzo de vuestra encarnación como ser humano, se os presentó el destino de vuestra vida, y entrasteis en esta encarnación final con pleno conocimiento de lo que os estaba destinado en la vida terrenal, porque al mismo tiempo se volvió obvio para vosotros el objetivo que podríais lograr, y porque también era vuestra voluntad liberaros de la última forma a través de este camino terrenal. Pero entonces se os quitan los pre-recordatorios y la vida transcurre para vosotros sin ser consciente del éxito que podríais lograr. Pero esto no es posible de otro modo, de lo contrario no entraría en juego el libre albedrío, que primero debe producir vuestra perfección final.

Pero una cosa es segura, que es posible para vosotros superar cualquier golpe de destino difícil que os toca, porque a ningún ser humano se da más de lo que puede soportar, de lo que puede superar, pero con la fuerza de Dios que siempre está a su disposición.... Pero si el ser humano sólo confía en su propia fuerza, entonces probablemente puede derrumbarse debido a lo que la vida tiene preparado para él. Pero en cualquier momento tiene la posibilidad de pedirle fuerza a Dios.... tiene la posibilidad de orar.... Pero esto presupone su fe en un Dios y Padre desde la eternidad, de lo contrario el hombre nunca invocaría a un Dios para pedir por fuerza y ayuda.

Sin embargo, la fe puede ser encontrada por cualquier persona que aún no la tenga, su ésta reflexiona acerca de su vida, su destino y sobre todo lo que le rodea. Seguramente no será difícil para una persona pensante llegar a creer en un Creador poderoso y sabio, sólo que a menudo no quiere admitir que él mismo está tan conectado con este Creador que Éste también está dispuesto a apoyarle en la necesidad más pequeña y más grande si se Le acerca al respecto. A tales personas le falta la fe en la correlación entre el Creador y Sus criaturas, por lo que un Dios de amor les resulta aún más increíble, y por eso permanecen aislados de Aquel que quiere ser llamado por Sus criaturas, para que éstos prueben su vínculo con Él.

Por eso las personas sufren repetidamente los golpes del destino, lo que debería hacer reflexionar no sólo a la persona afectada, sino también a sus semejantes acerca de su actitud hacia un Dios y Creador, Que también quiere ser el Padre de Sus hijos, a quienes Él dio la vida. Cada persona es capaz de superar los golpes del destino más difíciles con la fuerza de Dios. Y también dio su consentimiento a esto antes de encarnarse como ser humano, porque no fue puesto a tal o cual encarnación en contra de su voluntad, comenzó voluntariamente su camino terrenal con la perspectiva de una completa libertad de cualquier forma y también con la firme confianza de poder dominar la vida terrenal de la manera correcta.

Sin embargo, como ser humano, a menudo fracasa, y la resistencia le parece insuperable mientras no reclame la ayuda de su Dios y Creador, a Quien tiene que reconocer absolutamente, para que su camino en la tierra no termine en vano, sin ningún éxito para su alma. Por eso lo primero y lo más importante es la fe en un Dios, Que en Sí Mismo es el Amor, la Sabiduría y la Omnipotencia.... Y para alcanzar esta fe, el hombre debe primero encender el amor dentro de sí mismo....

Pero el amor también es fuerza en sí mismo, y por eso cada persona que lleva una vida en amor afrontará irrevocablemente el destino de la vida más difícil, porque ya obtiene la fuerza de Dios, por lo que también está viva su fe, por lo que también llama a Dios como su “Padre” en cualquier necesidad terrenal o espiritual y verdaderamente también será sacado de eso, porque Dios Mismo es el Amor, y Él tiene el poder de volver a poner todo en orden, lo que ha caído en desorden.... porque Él ayuda a la personas con Su fuerza a afrontar incluso las situaciones más difíciles de la vida. Y Él siempre estará dispuesto a ayudarle en cada necesidad....

Amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Die Seele tritt bewußt ihr Erdenleben an.... Rückerinnerung....

Es wurde euch zu Beginn eurer Verkörperung als Mensch euer Lebensschicksal unterbreitet, und ihr seid mit vollster Erkenntnis dessen, was euch beschieden ist im Erdenleben, diese letzte Verkörperung eingegangen, weil euch gleichzeitig auch das letzte Ziel offensichtlich wurde, das ihr erreichen könnet, und weil es auch euer Wille war, frei zu werden aus der letzten Form durch diesen Erdengang. Dann aber wird euch die Rückerinnerung genommen, und es spielt sich nun das Leben ab für euch unbewußt des Erfolges, den ihr erreichen könn(t?)et. Doch es ist dies nicht anders möglich, ansonsten der freie Wille nicht zur Geltung käme, der erst eure letzte Vollendung bewerkstelligen muß. Aber das eine ist gewiß, daß es euch möglich ist, alles zu überwinden, was an schweren Schicksalsschlägen über euch kommt, denn keinem Menschen wird mehr zu tragen auferlegt, als er bewältigen kann, allerdings mit der Kraft Gottes, die ihm immer zur Verfügung steht.... Verläßt sich der Mensch aber nur auf seine eigene Kraft, dann kann er wohl daran zerbrechen, was für ihn das Leben bereithält. Doch er hat jederzeit die Möglichkeit, die Kraft aus Gott anzufordern.... er hat die Möglichkeit zu beten.... Dies aber setzt seinen Glauben voraus an einen Gott und Vater von Ewigkeit, ansonsten der Mensch niemals einen Gott anrufen und um Kraft und Hilfe bitten wird. Der Glaube kann jedoch von jedem Menschen gefunden werden, der ihn noch nicht besitzt, wenn dieser nachdenkt über sein Leben, sein Schicksal und alles, was ihn umgibt. Einem denkenden Menschen wird es wahrlich nicht schwerfallen, zum Glauben an einen mächtigen und weisen Schöpfer zu gelangen, nur will er es oft nicht zugeben, daß er selbst mit diesem Schöpfer so weit in Verbindung steht, daß Dieser ihm auch in der kleinsten und größten (jeder) Not beizustehen gewillt ist, wenn Er darum angegangen wird. Der Glaube an den Zusammenhang vom Schöpfer mit Seinem Geschöpf fehlt solchen Menschen, also ein Gott der Liebe ist ihnen weniger glaubhaft, und darum halten sie sich isoliert von Dem, Der aber angerufen werden will von Seinen Geschöpfen, auf daß diese ihre Bindung mit Ihm unter Beweis stellen. Darum werden die Menschen immer wieder von Schicksalsschlägen heimgesucht, die nicht nur den betroffenen Menschen selbst, sondern auch die Mitmenschen zum Nachdenken veranlassen sollten über die Einstellung zu einem Gott und Schöpfer, Der auch der Vater Seiner Kinder sein will, denen Er das Leben gab. Ein jeder Mensch ist imstande, mit der Kraft aus Gott die schwersten Schicksalsschläge zu überwinden. Und er hat vor seiner Verkörperung als Mensch auch seine Zustimmung dazu gegeben, denn er ist nicht wider seinen Willen in diese oder jene Verkörperung versetzt worden, er hat freiwillig seinen Erdenweg angetreten mit der Aussicht auf völlige Freiwerdung aus jeglicher Form und auch mit der festen Zuversicht, das Erdenleben zu meistern in der rechten Weise. Als Mensch aber versagt er oft, und es scheinen ihm die Widerstände unüberwindlich, solange er nicht die Hilfe seines Gottes und Schöpfers in Anspruch nimmt, Den er unbedingt anerkennen muß, soll sein Erdengang nicht umsonst zurückgelegt werden, ohne jeglichen Erfolg für seine Seele. Darum ist das Erste und Wichtigste der Glaube an einen Gott, Der in Sich die Liebe, Weisheit und Allmacht ist.... Und um zu diesem Glauben zu gelangen, muß der Mensch vorerst in sich selbst die Liebe entzünden.... Die Liebe aber ist auch Kraft in sich, und so wird unwiderruflich jeder Mensch mit dem schwersten Lebensschicksal fertigwerden, der ein Leben in Liebe führt, weil dieser daraus schon die Kraft aus Gott bezieht, also auch sein Glaube lebendig sein wird, so daß er Gott als seinen "Vater" auch anruft in jeder irdischen oder geistigen Not und er wahrlich auch herausgeführt wird, weil Gott Selbst die Liebe ist und Er die Macht hat, alles wieder zu ordnen, was in Unordnung geraten ist.... weil Er mit Seiner Kraft dem Menschen hilft, auch der schwersten Lebenslage Herr zu werden. Und Er wird immer bereit sein, ihm beizustehen in jeder Not....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde