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La fe sin amor está muerta....

Jamás habríais podido redimiros si Yo no hubiera realizado la obra de Redención para vosotros. Fue Mi amor infinito el que quiso sacaros de un estado miserable, del cual, sin embargo, fuisteis los culpables vosotros mismos. Por consiguiente, fue un acto de gracia y misericordia para vosotros, un don disponible para vosotros sin ningún mérito propio, si queríais volver a ser bendecidos, como lo fuisteis desde el principio. De ahí las Palabras: “Solo por la gracia podéis ser salvos”.... Sin esta obra de Redención Mía, sin embargo, jamás habríais alcanzado la Salvación, porque vuestra fuerza era demasiado débil para levantarse de las profundidades, y aún más debilitada estaba vuestra voluntad, de modo que ni siquiera os esforzaríais por liberaros de las ataduras de Satanás.

Por lo tanto, es absolutamente necesario que aprovecháis las gracias de la obra de Redención.... Y esto requiere, ante todo, fe en el divino Redentor Jesucristo, en Quien Yo mismo Me encarné para sufrir y morir por vosotros, para adquirir, como el hombre Jesús, un tesoro inconmensurable de gracia para vosotros. Sin esa fe en Mí, jamás podréis conectaros Conmigo y pedirme ayuda, fortalecimiento de voluntad y fuerza para poder lograr el ascenso....

Pero ¿qué significa “fe en el divino Redentor”? Si bastara solo con decir: “Creo en Él”, la inmensa mayoría de la humanidad tendría asegurada la Redención, porque esta palabra se pronuncia muy a menudo y por mucha gente. Sin embargo, no puedo conformarme con esta palabra solo para otorgar la bienaventuranza según Mi promesa: “Quien crea en Mí será salvo”....

Exijo una fe viva, la plena convicción interior de lo que a vosotros, los humanos, se os enseña acerca del sacrificio en la cruz por aquellos que, en Mi nombre, os proclaman en Evangelio.... Para llegar a esta convicción interior, sin embargo, se requiere un espíritu despierto, quien da al ser humano una explicación interior, quien le revela la comprensión de la ocasión, del motivo de la obra de Amor que el hombre Jesús realizo....

Sólo esto, lo que el ser humano comprende también podrá creerlo con convicción.... Por lo tanto, el ser humano primero debe dar a la chispa divina en sí mismo la posibilidad de expresarse, lo que solo el amor puede lograr. Un ser humano completamente carente de amor puede pronunciar las palabras: “Creo en Jesucristo”, pero carece de convicción interior y, por consiguiente, jamás podrá alcanzar la Salvación. Solo el amor Lo reconoce, y por eso exijo una fe que cobra vida a través del amor.

Pero también es necesario explicar el concepto de “amor”, porque esta palabra se usa también con frecuencia de forma incorrecta. Todos vosotros, los humanos, experimentáis el amor, pero tenéis que preguntaros hacia qué lado lo dirigís.... Tenéis que aprender a distinguir entre el amor que exige y el que da: el amor terrenal, que siempre busca poseer, y el amor divino puro, que siempre busca brindar felicidad. Es evidente que un amor orientado a lo terrenal no despertará a la vida la chispa divina del amor en vuestro interior; por lo tanto, tiene que ser el amor desinteresado, que busque hacer feliz, el que debe ser encendido para permitir “el obrar del Espíritu” en vosotros.

Este amor es una fuerza que jamás da descanso al ser humano que lo ha encendido en su interior, que lo impulsa sin cesar a actuar con amor, que no se sacia con meros impulsos emocionales, sino que transforma por completo al ser humano en su ser, de modo que entra constantemente en una conexión cada vez más profunda Conmigo, pues: “Quien permanece en el amor, permanece en Mí, y Yo en él”.... y tal amor también da a luz a una fe viva, pues la conexión Conmigo a través del amor tiene que brindarle también la comprensión más clara, de modo que el significado de la obra de Redención le sea revelado con absoluta claridad, y nada pueda ya sacudir su fe.... (23.07.1957)

“Quien permanece en el amor, permanece en Mí, y Yo en él” Quien reflexione seriamente sobre estas Palabras, también tiene que reconocer ahora, que un ser humano que está estrechamente conectado Conmigo a través del amor, también será irradiado por Mi fuerza de amor, que la corriente de fuerza se derrama en él mismo.... que esta corriente de fuerza ya no permite la inactividad. Por lo tanto, la fuerza del amor tiene que manifestarse de alguna manera.... y, de hecho de una manera que dé testimonio de la Fuente de esta fuerza, en una actividad “dada por Dios”.... en obras de amor de cualquier clase.

El ser humano simplemente ya no puede abstenerse de realizar obras de amor, una vez que él haya sido colmado por Mi corriente de fuerza de amor, y así su amor se demostrará mediante la realización de buenas obras.... El ser humano demostrará el amor por Mí, a través de obras de amor desinteresados y de esta manera se unirá cada vez más firmemente a Mí y será salvado por el tiempo y la eternidad. Porque entonces cree en Mí y en Mi obra de Redención; entonces ya ha encontrado la Redención, porque este amor demostrado muestra que se ha liberado de Mi adversario, quien huye del amor porque él mismo está desprovisto de todo amor.

Ningún ser humano tendrá una fe viva, que está sin amor, y nadie sentirá amor en su interior si no lo expresa a través de buenas obras, porque el amor es una fuerza que impulsa a una actividad amorosa. Y esta también es la razón, porque en el último tiempo ya no se encuentra una fe viva en Jesucristo ni en Su obra de Redención.... porque el amor se ha enfriado entre los humanos. Por lo tanto, el amor siempre tiene que ser predicado primero, el amor al prójimo debe enfatizarse con tanta fuerza porque solo a través de este amor se demuestra el amor a Mí, y el amor al prójimo siempre requerirá acción, ya sea física o espiritual.... actos de ayuda terrenales o espirituales, que comprensiblemente, solo se valoran cuando el amor es la fuerza motriz.

Qué fácil es comprender todo esto y, sin embargo, cuán confuso es y sigue siendo el pensamiento de quienes carecen de amor. Pero en esto consiste la “Redención”, que el ser humano renuncia su resistencia y se dejar irradiar de nuevo de Mi fuerza de amor, como cuando el ser espiritual aún era perfecto.... Del amor emanasteis una vez, y todos vosotros debéis volver a llegar a ser amor; solo entonces seréis bendecidos y permaneceréis así por toda la eternidad....

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Una fede senza le opere è fede morta

Non avreste potuto liberarvi in eterno, se non avessi compiuto per voi l’Opera di Redenzione. Era il Mio Amore, che voleva sollevarvi da uno stato infelice, che è stata la vostra propria colpa. Di conseguenza per voi era un’Opera di Grazia e Misericordia, era un Dono, messo a vostra disposizione senza il vostro proprio merito, se volete di nuovo diventare beati come lo eravate in principio. Perciò le Parole: “Solo per $$Grazia$$ potete diventare beati”. Senza quest’Opera di Redenzione non avreste mai potuto conquistarvi la beatitudine, perché la vostra forza era troppo debole, per elevarvi dall’abisso, ed ancora di più era indebolita la vostra volontà, in modo che non vi sforzereste per la vostra liberazione dalla catena di Satana. Dovete quindi assolutamente approfittare delle Grazie dell’Opera di Redenzione. E questo richiede dapprima la fede nel Redentore divino $$Gesù$$ $$Cristo$$, nel Quale Io Stesso Mi sono incorporato, per soffrire e morire per voi uomini, per conquistare prima come “Uomo” Gesù un Tesoro di Grazia per voi. Senza questa fede in Me non vi metterete mai in contatto con Me e chiederMi Aiuto, per la fortificazione della volontà e Forza, per percorrere la risalita. Ma che cosa è da intendere sotto “fede” nel Redentore divino? Se le parole “Io credo in Lui” da sole bastassero, allora la maggior parte dell’umanità sarebbe veramente certa della Redenzione, perché queste parole vengono pronunciate sovente e da molti uomini. Ma non posso accontentarMi di queste parole da sole per donare la Beatitudine, relativa alla Mia Promessa: “Chi crede in Me, sarà beato. Io pretendo una fede viva, la piena convinzione di ciò che viene insegnato a voi uomini sul Sacrificio della Croce, da coloro che su Mio Incarico annunciano il Vangelo. Giungere a questa intima convinzione però richiede già uno spirito risvegliato, che dà all’uomo chiarimento dall’interiore, che gli dischiude la comprensione per il motivo, per la motivazione della l’Opera d’Amore, che l’Uomo Gesù ha compiuto. Solo ciò che l’uomo comprende lo potrà anche credere convinto. Quindi l’uomo deve dare la possibilità alla scintilla spirituale in sé di esprimersi, cosa che di nuovo opera solo l’amore. Perciò un uomo totalmente disamorevole può bensì dire le parole: “Io credo in Gesù Cristo”, ma se gli manca ogni convinzione interiore, e non potrà nemmeno conquistarsi la “beatitudine”. Solo l’amore riconosce la motivazione del Mio Amore, e così esigo una fede divenuta viva tramite l’amore. Ma anche il concetto “Amore” deve essere spiegato, perché anche questa parola sovente viene usata male. Voi uomini sentirete sempre amore, ma da che parte è orientato questo vostro amore, lo dovete domandare a voi stessi. Dovete imparare a discernere tra amore che pretende e quello che dà, dell’amore “terreno” e del puro amore “divino”, che vuole sempre rendere felice. Che un amore orientato terrenamente non risvegli in voi la divina scintilla spirituale alla vita, è naturale. Quindi deve essere l’amore disinteressato, quello che vuole rendere felice, che dapprima deve essere acceso dall’uomo, e che ora concede “l’Agire dello Spirito” in lui. E quest’amore è Forza, che non lascia mai riposare $$quell$$’uomo che l’ha accesa in sé, che spinge irresistibilmente all’agire nell’amore, che non si accontenta di moti di sentimenti, che però cambia l’uomo stesso nel suo essere, in modo che cerca sempre di più l’unione con Me, perché “Chi rimane nell’Amore, rimane in Me ed Io in lui”. Ed un tale amore genera anche una fede $$viva$$, perché l’unione con Me, tramite l’amore, può ora anche apportargli la più chiara conoscenza, in modo che gli è anche evidente in tutta la chiarezza il significato dell’Opera di Redenzione, ed ora nulla può più scuoterlo nella sua fede. “Chi rimane nell’Amore, rimane in Me ed Io in lui”. Chi riflette seriamente su queste Parole, deve ora anche riconoscere, che un uomo, che tramite l’amore è strettamente legato con Me, viene anche irradiato dalla Mia Forza d’Amore, che la Corrente di Forza si riversa anche in lui, che questa Corrente di Forza ora non permette più alcuna inattività. Quindi la Forza d’Amore si deve manifestare in qualche modo, e cioè in un modo, che testimonia anche della Fonte di quella Forza, in un’attività voluta da Dio: nell’agire d’amore di ogni genere. Un tale uomo non può più vivere senza agire d’amore, appena viene irradiato dalla Mia Forza d’Amore, e così il suo amore si dimostrerà da sé, mediante esercizio di buone opere. L’uomo comunicherà il suo amore per Me generalmente in opere di amore disinteressato per il prossimo, e con ciò si unirà sempre più strettamente con Me e con ciò sarà salvato per il tempo e per l’Eternità. Allora egli crede in Me e nella Mia Opera di Redenzione, allora ha già trovato la salvezza, perché le sue dimostrazioni d’amore dimostrano, che è diventato libero dal Mio avversario, che fugge davanti all’amore, perché lui stesso è privo d’ogni amore. Nessun uomo che è senza amore avrà una viva fede, e nessun uomo che non manifesta un tale amore in buone opere, sentirà amore in sé, perché l’amore in sé è una forza, che spinge all’attività amorevole. E questo è anche il motivo, perché nell’ultimo tempo non si trova più nessuna fede viva in Gesù Cristo e la Sua Opera di Redenzione, perché l’amore si è raffreddato tra gli uomini. E perciò deve sempre essere predicato per primo l’amore. L’amore per il prossimo deve essere evidenziato in modo così forte, perché soltanto questo dimostra l’amore per Me. E l’amore per il prossimo richiederà anche sempre un “agire”, sia questo di genere fisico o spirituale, prestazione d’aiuto terreno o spirituale, che comprensibilmente viene valutato solamente quando l’amore n’era la forza di spinta. Quanto è facile comprendere tutto questo, ma quanto è e rimane confuso il pensare degli uomini senz’amore. Ma in questo consiste la “Redenzione”, che l’uomo rinuncia alla sua resistenza e si lascia di nuovo irradiare dalla Mia Forza d’Amore, come un tempo, quando l’essere spirituale era ancora perfetto. Una volta siete proceduti dall’Amore, e tutti voi dovete di nuovo diventare amore, perché soltanto allora diventate e rimanete beati in tutta l’Eternità.

Amen

Traductor
Traducido por: Ingrid Wunderlich