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Dios Mismo distribuye comida y bebida....

Realmente tenéis a vuestra disposición una gran riqueza, que podéis usar a vuestra discreción y según vuestra propia voluntad. Podéis recibir alimento y bebida para vuestra alma y así acumular tesoros espirituales, porque así vuestra alma adquiere fuerza, la cual aprovecha de una manera que agrada a Dios. Nadie puede negaros la recepción de la Palabra divina si vosotros mismos deseáis recibirla, pues esta Palabra resuena en vuestro interior y podéis acumular tesoros espirituales si así lo deseáis.

Debéis saber que Dios no deja a nadie con las manos vacías que desee un regalo de Él, y que, por lo tanto, sólo necesitáis querer para recibir abundantemente. Pero lo que Dios Mismo distribuye también tiene que ser un buen preciado; tiene que tener el mayor valor para vosotros, los humanos; tiene que ser algo insustituible por nada terrenal.... y este bien preciado está disponible para todos vosotros, incomprensible para aquellos que desconocen el amor infinito de Dios, Que siempre está dispuesto a dar y que verdaderamente puede transmitir cualquier don al ser humano en virtud de Su poder....

Al cuerpo se le pueden negar muchos de sus deseos, pero el alma siempre será considerada, pues todo deseo espiritual se cumplirá, y el alma no necesita sufrir hambre cuando anhele comida y bebida. Y en esta cognición, vosotros, los humanos, debéis reclamar el amor de Dios y dejar que os dé regalos; debéis acumular riquezas para la eternidad, deseando siempre de Dios solo lo imperecedero, lo que os asegurará una “vida en la dicha”: debéis dejar que os hable y entonces hacer todo según vuestras fuerzas, lo que os llama que hagáis, y siempre será Su voluntad que viváis en el amor. Y si cumplís Su voluntad, entonces acumularéis tesoros para la eternidad que nadie os podrá arrebatar.

Por lo tanto, quien se considera pobre en la Tierra es libre de adquirir riquezas mucho más valiosas de la que cualquier ser humano terrenalmente podrá poseer en la Tierra. Sin embargo, sus deseos no deben dirigirse a las cosas terrenales, tienen que dirigirse únicamente a Dios y a Su Reino, y entonces encontrará la plenitud. Y es por eso que Dios a menudo permite que los seres humanos pasen su vida terrenal en la pobreza, para despertar en ellos el deseo por bienes espirituales, para entonces regalarles una riqueza que supere todas las necesidades y preocupaciones terrenales y que permanecerá con ellos incluso después de que su vida terrenal termine.

Ningún ser humano en la Tierra necesita llamarse pobre ni sentirse pobre, porque los tesoros espirituales están al alcance de todos, así que cada ser humano podría ser inmensamente rico si se deja regalar con los dones que Dios Mismo distribuye. Pero estos dones tienen que ser deseados de él, y realmente cada ser humano puede desearlos.... Sin embargo, los seres humanos no saben acerca del valor de los dones que podrían adquirir fácilmente.... Y solo el alma que posee algo de luz, que ya ha encendido el amor en su interior, anhela más luz, el alimento del reino espiritual.... Y estas almas aumentan constantemente su riqueza, pues cuanto más reciben, mayor es su deseo y más pueden recibir....

La riqueza que un alma puede adquirir en la Tierra es inconmensurable, pero no es evidente para los humanos como tal, y por lo tanto, también es deseada sólo muy poco. Sin embargo, cada ser humano que cree en un Dios de amor, en un Padre de Sus hijos, también anhelará el amor del Padre, y sabrá que este amor siempre está dispuesto a dar.... y que siempre podrá solicitar sus dones de amor. Recibirá, tan pronto como desea.

Pero los que se irán con las manos vacías son aquellos que nunca se dirigen a su Dios y Padre y Le piden por luz, fuerza y gracia.... quienes nunca desean Su Palabra y, por lo tanto, no dan a sus almas ningún alimento que pueda ayudarlos a vivir.... Estos partirán de este mundo en completa pobreza; no podrán mostrar ninguna riqueza y sus almas tendrán que sufrir de hambre incluso en el reino del más allá....

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Gott Selbst teilt Speise und Trank aus....

Euch steht wahrlich ein großer Reichtum zur Verfügung, den ihr nützen dürfet nach eigenem Ermessen und nach eigenem Willen. Ihr könnet Speise und Trank für eure Seele entgegennehmen und dadurch euch geistige Schätze sammeln, denn eure Seele erlangt dadurch Kraft, die sie nützet in Gott-gefälliger Weise. Niemand kann euch die Entgegennahme des göttlichen Wortes verwehren, wenn ihr selbst es zu empfangen begehret, denn dieses Wort ertönet dann in euch selbst, ihr könnet in euch selbst geistige Schätze heben, wenn dies euer Wille ist. Das sollet ihr wissen, daß Gott keinen Menschen leer ausgehen läßt, der von Ihm beschenkt zu werden wünscht, und daß ihr sonach nur zu wollen braucht, um reichlich zu empfangen. Was aber Gott Selbst austeilt, das muß auch kostbares Gut sein, es muß den höchsten Wert haben für euch Menschen, es muß etwas sein, was durch nichts Irdisches ersetzt werden kann.... Und dieses köstliche Gut steht euch allen zur Verfügung, unverständlich zwar denen, die nichts wissen von der endlosen Liebe Gottes, die immer nur zu geben bereit ist und wahrlich auch jegliche Gabe dem Menschen zuleiten kann kraft Seiner Macht.... Dem Körper kann wohl manches versagt bleiben, was er sich wünschet, die Seele aber wird immer bedacht werden, denn jeder geistige Wunsch wird erfüllt, und die Seele braucht nicht zu darben, so sie nach Speise und Trank verlangt. Und in dieser Erkenntnis solltet ihr Menschen die Liebe Gottes auch in Anspruch nehmen und euch von ihr beschenken lassen, ihr solltet Reichtümer sammeln für die Ewigkeit, indem ihr immer nur von Gott das begehret, was unvergänglich ist, was euch ein "Leben in Seligkeit" sichert: Ihr solltet euch von Ihm ansprechen lassen und dann auch nach Kräften alles tun, was Er zu tun euch heißet, und es wird Sein Wille immer nur sein, daß ihr in der Liebe lebet. Und erfüllet ihr Seinen Willen, dann sammelt ihr euch Schätze für die Ewigkeit, die euch nimmermehr genommen werden können. Wer also sich arm nennet auf Erden, dem steht es frei, sich einen Reichtum zu erwerben, der weit höher zu bewerten ist, als irdisch je ein Mensch wird besitzen können. Doch seine Wünsche dürfen nicht irdisch gerichtet sein, sie müssen allein Gott und Seinem Reich gelten, dann werden sie auch Erfüllung finden. Und darum lässet Gott oft die Menschen in Armut ihren Erdenwandel zurücklegen, um das Verlangen nach geistigen Gütern in ihnen zu erwecken, um ihnen dann einen Reichtum schenken zu können, der alle irdischen Nöte und Sorgen aufwiegt und der ihnen bleibt, auch wenn das Erdenleben vorüber ist. Es braucht sich kein Mensch auf Erden arm zu nennen oder arm zu fühlen, weil die geistigen Schätze jedem zur Verfügung stehen, also jeder Mensch unermeßlich reich sein könnte, der sich beschenken lässet mit den Gaben, die Gott Selbst austeilet. Aber diese Gaben müssen begehrt werden von Ihm, und begehren kann wahrlich ein jeder Mensch.... Doch die Menschen wissen nicht um den Wert der Gaben, die sie leicht erwerben könnten.... Und nur die Seele, die schon etwas Licht besitzet, die in sich die Liebe schon entzündet hat, verlangt nach mehr Licht, nach Nahrung aus dem geistigen Reich.... Und diese Seelen vermehren ihren Reichtum ständig, denn je mehr ihnen zugeht, desto größer wird das Verlangen und desto mehr können sie nun empfangen.... Unermeßlich ist der Reichtum, den eine Seele sich erwerben kann im Erdenleben, aber er ist den Menschen als solchen nicht offensichtlich, und darum wird er auch wenig begehrt. Jeder Mensch aber, der glaubet an einen Gott der Liebe, an einen Vater Seiner Kinder, der wird sich auch nach der Liebe des Vaters sehnen, und er wird wissen, daß diese Liebe immer zu geben bereit ist.... und daß er immer Seine Liebegaben anfordern darf. Er wird erhalten, so wie er begehrt. Leer ausgehen aber werden die Menschen, die niemals sich an ihren Gott und Vater wenden und Ihn bitten um Licht und Kraft und Gnade.... die niemals Verlangen haben nach Seinem Wort und die ihrer Seele daher keine Nahrung verabreichen, die ihr zum Leben verhelfen kann.... Diese werden in größter Armut abscheiden von dieser Welt, sie werden keinen Reichtum aufweisen können, und ihre Seelen werden darben müssen auch im jenseitigen Reich....

Amen

Traductor
This is an original publication by Bertha Dudde