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Perdón de pecados.... Infalibilidad.... Acciones esquemáticas....

El supuesto acto de perdón de los pecados es solo un símbolo de lo que el Señor enseñó en la tierra. No hay absolutamente ninguna necesidad de cumplir una forma, porque el perdón de los pecados solo depende de la medida en que el hombre se siente culpable de sus pecados hacia Dios y se lo confiesa a Él en un diálogo íntimo y Le pide misericordia y el perdón de su culpa. La forma es otra vez sólo un peligro para el alma, porque se está mecanizando una acción que es o debería ser demasiado íntimo para hacerla reconocible desde el exterior. La confesión pública de los pecados es un acto que puede llevar a la superficialidad, ya que la persona se une a un acto cronometrado, por así decirlo, sin estar conectado interiormente con Dios que la confesión de su culpa de pecado es una necesidad para él.

do lo que hagáis por el bien de vuestras almas debe estar vivo, y tal ceremonia puede convertirse fácilmente en un acto muerto, porque no todos los hombres están tan penetrados de Dios al mismo tiempo que se revelan a Él en toda su debilidad y culpa de pecado. Esto, sin embargo, es una condición previa para el perdón de los pecados, y todas las acciones externas son solo el símbolo de lo que corresponde a la voluntad divina, pero no el cumplimiento de la voluntad divina. Cuando el Espíritu de Dios os señala al peligro en el que vosotros mismos os encontráis, no debéis revelaros, sino estar agradecidos a vuestro Padre celestial de todo corazón, que os enseña lo correcto, porque estáis desperdiciando mucha energía en el cumplimiento de las formas externas, que debéis dedicar a vuestro desarrollo interior.

pensamiento íntimo lleno de amor devocional os otorga una media de gracia infinitamente mayor que la obediencia diligente de los mandamientos de la iglesia que fueron dados a los hombres sin el consentimiento de Dios. Los representantes de estas doctrinas se esconden una vez más detrás de una doctrina humana de la infalibilidad del jefe de la iglesia en las disposiciones espirituales.

do lo que se ofrece a los hombres desde “arriba” es la verdad más pura, pero Dios solo anuncia Su voluntad a través de Sus mensajes desde arriba, pero nunca va a determinar a los hombres ni querrá inducirlos a obedecer Su voluntad mediante medidas coercitivas. Porque esto contradice completamente a la ley “de la liberación del ser por propia voluntad”, que ha surgido del amor y la sabiduría.

un mandamiento establecido humanamente una intervención en el orden divino.... Dios nunca aprobará tales mandamientos que obligan al hombre a actuar, aunque oficialmente ponen la propia voluntad como condición. La voluntad humana, sin embargo, no puede desarrollarse esquemáticamente en actividad, porque entonces ya no es libre, sino que está sujeta la voluntad de aquel que prescribe ciertos tiempos para las personas mediante tales mandamientos, donde la persona está llamada a cumplir con su deber.

un error humano tan grande que amenaza a sofocar la plantita brotando del anhelo interior a Dios, a menos que la actividad amorosa de una persona se vuelve muy activa, y ahora la iluminación del Espíritu le trae de repente el reconocimiento de la voluntad real de Dios.

lo entonces se podrá liberarse de una doctrina que, por intervención humana, se desvía considerablemente de la enseñanza que Cristo Mismo dio a los hombres en la tierra. El hombre se esforzará principalmente por cumplir con su deber, y eso es el mayor peligro para el alma.... Porque ella no se esfuerza conscientemente por la perfección porque se le presenta un plan en cierta medida, cuya ejecución es de la que se dedica y a través del trabajo preparatorio que se ha realizado en el lado humano, descuida su propio trabajo de alma, pero cree que está viviendo al agrado a Dios, el Señor....

én

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Sündenvergebung.... Unfehlbarkeit.... Schematische Handlungen....

Der vermeintliche Akt der Sündenvergebung ist nur das Sinnbild dessen, was der Herr gelehrt hat auf Erden. Es ist durchaus keine Form zu erfüllen nötig, denn es ist die Vergebung der Sünden nur allein davon abhängig, wie weit sich der Mensch Gott gegenüber seiner Sünden schuldig fühlt und er dies in inniger Zwiesprache Ihm bekennt und von Ihm Erbarmen und Vergebung seiner Schuld erbittet. Es ist die Form wieder nur eine Gefahr für die Seele, denn es wird eine Handlung mechanisiert, die viel zu innerlich ist oder sein soll, als daß sie nach außen kenntlich gemacht werden darf. Das öffentliche Bekennen der Sünden ist ein Akt, der zur Oberflächlichkeit führen kann, indem sich der Mensch gleichsam einer zeitlich festgesetzten Handlung anschließt, ohne innerlich so mit Gott zu stehen, daß ihm das Bekenntnis seiner Sündenschuld Bedürfnis ist. Lebendig soll alles sein, was ihr um euer Seelenheil willen tut, und es kann leicht eine solche Zeremonie zu einer toten Handlung werden, denn es sind nicht alle Menschen zur gleichen Zeit so von Gott durchdrungen, daß sie sich Ihm enthüllen in ihrer ganzen Schwäche und Sündenschuld. Dies jedoch ist Voraussetzung der Sündenvergebung, und alle äußeren Handlungen sind nur das Sinnbild dessen, was dem Willen Gottes entspricht, nicht aber die Erfüllung des göttlichen Willens. Wenn nun der Geist aus Gott euch hinweiset auf die Gefahr, in die ihr selbst euch begebt, so sollt ihr euch nicht auflehnen, sondern eurem himmlischen Vater von Herzen dankbar sein, daß Er euch recht weiset, denn ihr verschwendet viel Kraft auf die Erfüllung äußerer Formen, die ihr eurer inneren Förderung zuwenden solltet. Ein inniger Gedanke voller hingebender Liebe trägt euch ein unendlich größeres Gnadenmaß ein als das eifrige Befolgen der Kirchengebote, die ohne Gottes Zustimmung den Menschen gegeben wurden. Es verschanzen sich die Vertreter dieser Lehren wieder hinter einer menschlich entstandenen Lehre von der Unfehlbarkeit des Kirchenoberhauptes in geistlichen Verfügungen. Alles, was den Menschen geboten wird von oben, ist reinste Wahrheit, Gott aber gibt nur durch Seine Sendungen von oben Seinen Willen kund, niemals aber wird Er die Menschen bestimmen oder sie durch Zwangsmaßnahmen zum Befolgen Seines Willens veranlassen wollen. Denn dieses widerspricht gänzlich dem aus göttlicher Liebe und Weisheit hervorgegangenen Gesetz der Freiwerdung des Wesens durch eigenen Willen. Es ist ein von menschlicher Seite erlassenes Gebot ein Eingriff in göttliche Verordnungen.... es werden nie und nimmer von Gott solche Gebote gut geheißen werden, die den Menschen zwangsmäßig zu Taten veranlassen, wenngleich der eigene Wille offiziell zur Bedingung gemacht wird. Der Wille des Menschen aber läßt sich nicht schematisch zur Tätigkeit entfalten, denn dann ist er nicht mehr frei, sondern schon gebunden durch den Willen dessen, der durch solche Gebote den Menschen bestimmte Zeiten vorschreibt, wo der Mensch also zu seiner Pflichterfüllung herangezogen wird. Es ist ein so großer menschlicher Irrtum, der das hervorsprießende Pflänzchen des inneren Verlangens nach Gott zu ersticken droht, so nicht die Liebetätigkeit eines Menschen ganz besonders rege wird, und nun die Erleuchtung des Geistes ihm plötzlich die Erkenntnis bringt vom eigentlichen Willen Gottes. Dann erst wird er sich frei machen können von einer Lehre, die durch menschliches Zutun schon erheblich abweicht von der Lehre, die Christus auf Erden den Menschen Selbst gegeben hat. Es wird der Mensch zumeist bestrebt sein, seine Pflicht zu erfüllen, und das ist die größte Gefahr für die Seele.... Denn sie strebt nicht bewußt nach Vollkommenheit, weil ihr gewissermaßen ein Plan vorgelegt wird, dessen Ausführung sie sich angelegen sein läßt und durch die Vorarbeit, die menschlicherseits geleistet wurde, sie ihre eigene Seelenarbeit vernachlässigt, jedoch im Glauben ist, Gott, dem Herrn, wohlgefällig zu leben....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde