9030 Advertencia ante la alteración de la Palabra de Dios

23 de agosto de 1965: Libro 94

Cada vez de nuevo estáis molestos por la forma en que os llega mi Palabra desde las Alturas. Esto se explica fácilmente, porque me sirvo de la facultad de comprensión de un ser humano, la que no debe ser confundida con cultura general. Porque raras veces encuentro a un hombre apto a recibir mi Palabra al dictado, dado que para esto hace falta que tenga la facultad de asimilar –con la rapidez de un rayo– los pensamientos que le abordan, y anotarlos al dictado. Pero esto no hay que confundirlo con pensamientos propios que nacieron del intelecto... esto podría llevar a la suposición errónea que se trata de un propio bien de pensamientos, lo que el hombre ahora procura presentar como recibido espiritualmente. Entonces el intelecto humano no está activo, sino que oye íntimamente lo que el Espíritu de Dios le habla. Lo que recibís como Palabra mía, esto nunca os resultará incomprensible - si lo leéis con la propensión necesaria que la comprensión requiere.

Además, una modificación está fuera de lugar, dado que también vosotros los hombres continuamente cambiáis vuestra manera de expresaros, ¡de modo que mi Palabra debe ser respetada tal como la recibisteis! Porque el contenido confirma su Fuente divina y, conforme a su receptividad, ahora el receptor oye mi Palabra, aunque esté irradiada a la Tierra mediante un espíritu de Luz, pues este no puede sino irradiar mi Palabra. El dictado resulta tanto más claro, cuanto más íntimamente el hombre realiza la conexión conmigo; pero nunca será deficiente, porque donde se introdujera una falta a causa de perturbaciones, esto pronto sería llamado a la atención del receptor. De modo que él mismo puede corregir la falta.

(23.8.1965)

Precisamente en esto existe el peligro al que mi Palabra está tan fácilmente expuesta... a semejantes modificaciones... porque los hombres, conforme a su “nivel de cultura”, quieren darla una forma que resulta absolutamente inadecuada; pero Yo sé muy bien cómo puedo dirigir la Palabra a cada hombre para que él me comprenda. Y el sentido de mis Palabras será siempre comprensible si el hombre por medio del amor ha logrado cierto nivel de madurez - una madurez que no puede ser sustituida por una formulación lo más comprensible que fuera.

Y siempre debéis tener en cuenta que, en vista del final inminente, mi Palabra os está ofrecida verdaderamente de manera que la podéis aceptar como Verdad. Os digo que para todos los seres humanos únicamente la Verdad trae la Salvación, y que Yo hago todo para que la Verdad os llegue; pero también siempre os advertiré ante modificaciones arbitrarias, aunque fueran hechas con la mejor voluntad...

Amén.

Traducido por: Pilar Coors

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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