B.D.-Nr. 6877

“Sed perfectos, como vuestro Padre es perfecto”....

Se os ha concedido un tiempo para la Redención, y este tiempo es suficiente para que podáis llegar a ser libres y tras la muerte de vuestro cuerpo poder entrar en el reino de la luz, siempre que lo aprovechéis correctamente y proclaméis todas las gracias disponibles durante este tiempo. Porque en verdad no os pido nada imposible, y Mis Palabras: “Sed pues perfectos, como vuestro Padre Que está en los cielos es perfecto”, no tendrían validez si fuera difícil o imposible alcanzar la perfección en la Tierra. Pero una cosa es necesaria: vuestra voluntad, de lograr el propósito para el cual estáis en la Tierra....

Vuestra voluntad es libre, y ésta solo determina el grado de madurez que vuestra alma haya alcanzado al final de vuestra vida terrenal. En el libre albedrío tenéis que aprovechar las gracias que, sin embargo, están a vuestra disposición ilimitadamente pero que ejercen ninguna coacción sobre vosotros; simplemente permanecen ineficaces si no son recibidas con alegría y gratitud. Esta afluencia de gracias, está, por lo tanto, abierta a todos los seres humanos.... así, todos los seres humanos pueden alcanzar la perfección en la Tierra. Y así, nadie está en desventaja con respecto a otro; a ningún ser humano se concede preferentemente una mayor medida de gracia. Pero es muy posible que un ser humano acceda al gran tesoro de la gracia, mientras que otro lo pase por alto y lo deje pasar....

Y la aceptación y aprovechar de las gracias no depende del destino del ser humano, de su situación de la vida o de la esfera de influencia terrenal, porque cada ser humano tiene la posibilidad de recibir gracias ilimitadamente, porque esto es únicamente cosa del alma, una cuestión del libre albedrío. Porque ningún poder terrenal o ningunas condiciones de vida terrenales pueden obligar a un ser humano a renunciar a los bienes espirituales, si tan sólo la voluntad del ser humano esté dispuesta a conectarse Conmigo en pensamiento y pedirme gracia y fuerza. Pues éstas le llegan de , sin importar los obstáculos terrenales. Son bienes que se transmiten al alma y que todos pueden recibir por igual. Simplemente depende hacia qué lado el ser humano dirija su voluntad, y nadie puede forzarlo hacia qué dirección dirige su voluntad.

Al comienzo de su encarnación como ser humano, el alma se encuentra encerrada por densas envolturas que impiden la penetración de la luz, pero, sin embargo, una pequeña chispa aún brilla en su interior, influenciándola a pensar bien y querer lo bueno, si atiende a esta suave influencia, su luz interior se intensifica; si la ignora, ha rechazado una gracia, pues desde su principio de su encarnación, espíritus guardianes lo acompañan, sin importar sus circunstancias. Estos espíritus no coaccionan, pero el ser humano puede dirigirse hacia el bien, porque estos espíritus impiden que las malas influencias hacen que la voluntad no sea libre.

Y en cuanto el ser humano es capaz de pensar por sí mismo, también posee la capacidad de distinguir entre el bien y el mal, ya que las consecuencias de las buenas o malas acciones de los demás le afectan igualmente. E incluso si las circunstancias externas le obligarán a actuar mal, su voluntad interior puede resistirlo.... y esta voluntad. Por lo tanto, forma al ser humano. Una buena voluntad, sin embargo, siempre acepta gracias y estas le llegan verdaderamente ilimitadas.

Por lo tanto, toda alma tiene la oportunidad, en el tiempo del que dispone, despojarse por completo de sus envolturas externas. Puede llegar a ser perfecta, pues toda debilidad puede ser compensada por las gracias, si el ser humano solo está dispuesto a aprovechar el tesoro de la gracia que tiene a su disposición, pues Jesucristo lo adquirió a través de Su muerte en la cruz, y nadie tiene por qué permanecer débil, ningún ser humano ya está irremediablemente abandonado a Mi adversario.... todo ser humano puede ser bendecido por la gracia....

Sólo necesita dirigir su libre albedrío al divino Redentor; mientras la oscuridad reine en su interior, mientras todavía no posee de conocimiento o cognición, a seguir el impulso de la chispa espiritual que hay en él, que le motiva a la buena voluntad y a la acción. Entonces se aprovecha del primer don de gracia y entonces se abrirá siempre para la afluencia de gracia, que jamás cesará mientras el ser humano habite en el Tierra, pero que siempre requiere el libre albedrío para ahora también poder ser eficaz, y que, además, garantiza el logro del objetivo, de llegar a ser perfecto....

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.