5961 CADENA DEL AMOR DE DIOS

19 de mayo de 1954: Libro 64

Yo exijo de vostros, a Mis discípulos del tiempo final, una fe fuerte, una fe que me confiese a Mí ante el mundo con convicción. Eso sólo lo podrán los hombres que están en íntima relación Conmigo, porque sólo en esta relación deja que su fe llegue a esa firmeza. Mientras que los otros hombres fácilmente se rendirán, porque, en un tiempo, ya tan lejano transcurrido desde Mí caminar en la tierra, les resulta difícil creer, del que sólo pocas pruebas positivas podrán producirse de Mi vida y muerte y de Mi Pasión. Por eso la fe tiene que ser especialmente fuerte si el hombre quiere confesarme ante el mundo.

En el tiempo de Mi caminar por la tierra, Mis discípulos me veían, vivían Conmigo y eran testigos de innumerables hechos milagrosos; podían oírme cada día y ser enseñados por Mí; estebán aclarados sobre todo, de ahí que les fuera fácil de creer en Mí y Mi Misión. A pesar de las pruebas más que evidentes de Mi Divinidad también ellos fallaban por momentos. Sin embargo, después de Mi muerte estaban realizados por Mi Espíritu, de tal modo que su misión, de llevar afuera en el mundo el Evangelio, pudieron cumplirla y ellos me representaban convencidos, también por eso, ante el mundo. ¿Pero estos, Mis discípulos del tiempo final, cómo están dispuestos?

Ellos no han visto nada ni pudieron presenciar Mi visible Presencia, ellos sólo tienen que creer lo que sobre Mi les fue anunciado. Pero tampoco Mis discípulos del tiempo último están sin fuerza, y Mi obrar les es también reconocible, también me manifiesto Yo a ellos en el Espíritu, para lo cual es precisamente condición prevía la íntima relación Conmigo. Yo pienso en ellos y los tengo en cuenta extraordinariamente, porque Yo exijo de ellos una fe extraordinaria y tengo en cuenta las circumstancias, de que ellos sólo tenían que edificar sobre el saber que les transmitieron para que pudieran llegar a una fe convencida, y que por eso necesitaban una extraordinaria asistenciar de ayuda si quieren ellos ahora cumplir la misión que también a ellos se les ha encargado: El anuncia a los hombres Mi Evangelio en el último tiempo antes del fin.

Yo pido mucho de estos Mis últimos discípulos, pues ellos sólo tienen que creer en la Palabra, tienen que resistir todas las objeciones contrarias que interpreten como inverosimil a Mi caminar en la tierra y Mi Misión. Ellos sólo tienen que creer. Pero para ello Yo los bendigo, y Yo les digo cada vez de nuevo: Los últimos serán los primeros, pues su misión es de gran trascendencia, sí, se trata de salvar aún almas antes del fin, de familializarlas a ellas también con Jesucristo, para que no se vayan de esta tierra irredentas. Ellos tienen que abogar por Mí, por su Padre y Salvador, tienen que confesarme a Mi ante el mundo, cuando Satanás arremeta contra el baluarte de la fe. Entonces tienen que demostrarse con su fe en Mí, entonces tienen que confesar en voz alta Mi Nombre ante el mundo, porque en ese Nombre únicamente está el poder de abolir el actuar de Satanás y capturarlo a él mismo.

Yo exijo una fe vigorosa de estos Mis últimos discípulos, pero ellos no están solos en el combate contra el enemigo. Yo Mismo estoy en ellos, porque a causa de su fe me dejan que Yo esté presente, y así lograrán ellos también el éxito, y a todos los que sigan a Mis discípulos y confiesen igualmente a Mi Nombre ante el mundo.

Amén

Traducido por: Meinhard Füssel

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.

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