B.D.-Nr. 5619
La fuerza de Dios es dada a todo ser humano que Le pide por ella. Pero la manera de cómo se expresa es algo que Dios se reserva para Sí. Por tanto, nunca habréis orado en vano, aunque no seáis considerados de la manera que desearíais. Pero recibís fuerza irrevocablemente, porque vuestra alma la recibe cuando vuestro cuerpo no siente nada de ella. El trabajo para Dios y Su Reino se asigna a cada ser humano según su capacidad para realizarlo. Tan pronto como haya una buena voluntad de ser un buen siervo del Padre de la casa, éste será colocado en una posición donde puede realizar el trabajo.
La fuerza vital ciertamente puede disminuir, pero la fuerza del espíritu puede obrar con más fuerza, y entonces la obra misionera siempre puede llevarse a cabo, porque la fuerza de Dios fluye directamente a través de Sus siervos a todos los seres humanos que quieren ser tocados por Su corriente de poder.... No queda mucho tiempo hasta el final, y en este corto tiempo es necesaria una mayor actividad espiritual. Tan pronto como el conocimiento espiritual completamente verdadero pueda ser llevado a los humanos, toda obra de Dios y Su Reino podrá llevarse a cabo con éxito.
Y por eso es, la primera necesitad es recibir este conocimiento espiritual completamente verdadero de la mano de Dios a través del Espíritu, para que se pueda ofrecer a los humanos un medio curativo, extremadamente efectivo, que pueda llevar a la curación del alma y así salvar a los humanos del estado de oscuridad espiritual. Para poder ver se necesita la luz, y sólo la verdad pura, tal como surge de Dios, puede dar luz. Y recibir esta verdad para poder distribuirla es una labor misionera importantísima.... La fuerza para esto siempre será dada a quienes tengan buena voluntad para trabajar por Dios y Su Reino, porque los tiempos finales demandan trabajo diligente, y todo aquel que como siervo suyo trata de servirle puede tener la seguridad la bendición de Dios....
amén