Yo quise redimir al mundo de sus pecados, quise traer libertad a los seres humanos, quise redimirlos de su estado atado, que era la consecuencia de sus pecados.... Pero el mundo no aceptó Mi sacrificio, que ofrecí a Dios por ellos como el hombre Jesús.... El mundo permaneció en el pecado y se hundió cada vez más en las profundidades.
Esta explicación tiene que ser dada de antemano, de lo contrario el concepto de Redención por medio de Jesucristo sería incomprensible para los humanos que reflexionan seriamente al respecto y consideran el bajo nivel espiritual de la humanidad en general. La Obra redentora de Jesucristo ni limitad el libre albedrío del ser humano, es decir, la humanidad no ha sido redimida de repente de la atadura, sino que sólo aquellos humanos que así lo deseen pueden ponerse en la bendición de la Obra redentora, pueden ser beneficiarios del tesoro de la gracia que Jesucristo adquirió para la humanidad a través de Su muerte en la cruz.
Todos los seres humanos podrían ponerse en la bendición de la Obra de redención de Jesucristo si lo quisieran, y todo pecado podría ser borrado.... Pero los seres humanos mismos no lo quisieron, a excepción de unos pocos que se refugiaron en Jesucristo y participaron de las gracias que Su amor les adquirió a través de Su muerte en la cruz, que es eternamente insondable, como Su amor, que eternamente no termina. Pero se deja pasar por alto el libre albedrío, de lo contrario todo lo espiritual ya sería redimido inmediatamente, pero nunca podría llegar a ser perfecto. Y por tanto, el reconocimiento de Jesucristo como Hijo de Dios y Redentor del mundo es un acto de libre voluntad y de fe, que puede recuperarse a través del correcto uso de la voluntad.
La obra de la Redención sólo puede realizarse con la invocación consciente de la ayuda de Jesucristo, lo cual presupone, sin embargo, la fe en Él y, por tanto, significa también una devoción voluntaria a Él. Una vez realizado este acto, se asegura el desbordamiento de poder y de gracia, que trae al ser humano redención de la angustia espiritual, que lo libera de las ataduras de Satanás, del estado atado que es la suerte de todos los seres espirituales como consecuencia de su anterior rebelión contra Dios, como consecuencia del pecado....
La voluntad sola hace libre al ser humano si recurre a Jesucristo para que le ayude. Pero donde falta la fe en Él y en Su Misión divina, no puede haber Redención; Allí la humanidad persiste en el pecado y permanece atada al poder de Satanás hasta que un día se deja apoderar del amor inmenso de Jesucristo hasta que ella también se postra en Su cruz y Le implora Su gracia....
amén