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Merkmal der Wahrheit.... Buchstabensinn.... Prüfen und Fähigkeit....

Wahrheit ist, was gut ist, und es wird der liebende Mensch genauestens zu unterscheiden wissen, was gut oder böse ist, während der lieblose Mensch, der noch in der Eigenliebe steht, das für gut hält, was ihm nützlich ist, was ihm Vorteil einträgt. Er macht keinen Unterschied zwischen gut und böse und daher auch keinen Unterschied zwischen Wahrheit und Irrtum. Er erkennt nicht das Göttliche und somit auch nicht die Wahrheit, weil er beides nicht anstrebt auf Grund seiner Lieblosigkeit. Wo daher Liebe zum Ausdruck kommt, Liebe zu Gott und zum Nächsten, dort muß auch die Wahrheit vertreten sein. Und das ist das Merkmal der Wahrheit, daß sie Liebe atmet und Liebe ausstrahlt, daß sie Liebe lehrt und zu Gott hinführt, weil alles, was gut und edel ist, die Menschen mit Gott zusammenschließen muß. Folglich wird auch die Wahrheit niemals erkannt werden aus dem Buchstabensinn, sondern an ihrer Wirkung.... Erzieht sie zur Liebe, dann kann sie auch nur von Gott kommen, bestärkt ein Wissen aber die Eigenliebe, dann ist es das Werk des Gegners von Gott, der die Menschen von Gott abwendig zu machen sucht und niemals Wahrheit geben kann. Und daran müsset ihr den Maßstab anlegen, so ihr prüfen wollt.... so ihr nicht von selbst zu erkennen vermöget, was euch geboten wird. Seid ihr selbst liebefähig und liebetätig, dann wird euer Herz euch auch belehren, so ihr dieser Herzensstimme keinen Widerstand entgegensetzet durch zuvor verstandesmäßig aufgenommenes Wissen. Die Wahrheit geht dem Menschen nicht schulmäßig zu, sondern der Geist in ihm diktiert sie ihm, der Geist in euch erhellt euch, daß ihr die reine Wahrheit zu erkennen vermöget, wo und wie sie euch auch geboten wird. Doch die Liebefähigkeit und Liebewilligkeit des Herzens ist erste Bedingung, soll der Geist in euch wirksam werden. Dann aber erkennet ihr hell und klar, daß alles Gute und zu Gott-Hinweisende die Wahrheit sein muß, deren Ausgang Gott Selbst ist. Und ihr zweifelt nicht mehr, weil euch die Wahrheit beglückt, sowie ihr in diese eingedrungen seid mit Hilfe des göttlichen Geistes, der euer Denken leitet dem rechten Erkennen entgegen. Darum lasset den Geist in euch wirken, greifet seinem Wirken nicht vor, indem ihr verstandesmäßig zu prüfen versucht, was allein nur das Herz zuwege bringt. Achtet auf euer Empfinden, gebt euch der Wirkung dessen ohne Widerstand hin, was euch als Wahrheit geboten wird. Und ihr werdet das Gute bejahen und das Schlechte ablehnen, also die Wahrheit vom Irrtum zu scheiden vermögen. Doch ziehet nicht euer Bücherwissen zu Rate. So euch dieses nicht von geistig erleuchteten Menschen geboten worden ist, von Menschen, die gleichfalls liebefähig und liebewillig waren, ist euch nur Buchstabengut vermittelt worden, dem das innere Leben fehlt. Das Leben aber erweckt nur die Liebe. Und also ist nur der liebende Mensch fähig, den rechten Sinn der Buchstaben zu erfassen. Und es wird dieser immer mit der ewigen Wahrheit übereinstimmen, die Gott zur Erde leitet, so die reine Wahrheit auf dieser nicht mehr vertreten ist. Gottes Liebe und Güte weiß wahrlich Seine Wahrheit zu schützen und sie dem wahrheitsverlangenden Menschen unverbildet darzubieten, ist aber das Verlangen des Menschen nicht ausschließlich der Wahrheit zugewandt, dann wird auch seine Fähigkeit zu prüfen nachlassen; dann kann er schwerlich die Wahrheit vom Irrtum unterscheiden. Und jegliche Willensschwäche, jeder Mangel an Wahrheitsverlangen nützet der Gegner Gottes, um den Irrtum im Menschen zu festigen, um ihn in Zweifel zu stürzen und die Wahrheit zu untergraben, weil es das Bemühen des Gegners ist, die Wahrheit zu verdrängen, die zu Gott hinführt.... Und dieser Gewalt könnet ihr Menschen euch nur entziehen, so ihr innigst Gott um Erleuchtung des Geistes bittet, so ihr Ihm gegenübertretet als schwache, unwissende Kindlein, die um Kraft und Gnade und um Erkennen der reinen Wahrheit bitten.... dieses Gebet lässet Gott wahrlich nicht unerhört, Er stärkt euch und macht euch fähig, die Wahrheit vom Irrtum zu unterscheiden....

Amen

Übersetzer
Dies ist eine Originalkundgabe von Bertha Dudde

Característica de la verdad... Sentido de la letra... Prueba y capacidad...

La verdad es lo que es bueno, y la persona que ama sabrá distinguir exactamente entre lo que es bueno y lo que es malo, mientras que el hombre sin amor que aún permanece en el amor propio considera bueno lo que es útil para para él, lo que le da una ventaja. No hace distinción entre el bien y el mal y, por lo tanto, tampoco distingue entre la verdad y el error. No reconoce lo divino y por lo tanto tampoco la verdad, porque no se esfuerza por ninguna de las dos por su falta de amor. Dondequiera que se exprese el amor, el amor a Dios y al prójimo, allí también debe estar representada la verdad. Y esa es la característica de la verdad, que respira amor e irradia amor, que enseñe el amor y lleva a Dios, porque todo lo que es bueno y noble debe unificar a los hombres con Dios.

En consecuencia, la verdad nunca será reconocida por el sentido de la letra, sino por su efecto... Si educa al amor, entonces también puede venir de Dios, pero si un conocimiento fortalece al amor propio, entonces es obra del adversario de Dios, que trata de apartar a la gente de Dios y nunca puede dar la verdad. Y debes aplicar el estándar a esto si queréis probar... si no sois capaces de reconocer por vosotros mismos lo que se os ofrece. Si vosotros mismos sois capaces de amar y activos en el amor, entonces vuestro corazón también os instruirá si no os oponéis a esta voz del corazón a través del conocimiento previamente asimilado intelectualmente.

La verdad no llega al hombre como en una escuela, sino que el espíritu en él se la dicta, el espíritu que hay en vosotros os ilumina para que seáis capaces de reconocer la pura verdad, dónde y cómo también os es ofrecida. Pero la capacidad de amar y la voluntad de amor del corazón es la primera condición para que el espíritu se haga efectivo en vosotros. Pero entonces reconocéis brillante y claramente que todo lo bueno y que apunta a Dios debe ser la verdad, cuyo punto de partida es Dios Mismo. Y ya no dudáis porque la verdad os hace felices en cuanto habéis penetrado en esta a través de la ayuda del Espíritu divino, que guía vuestro pensamiento hacia el reconocimiento correcto. Por eso dejad que el espíritu obre en vosotros, no os anticipéis a su obra tratando de examinar intelectualmente lo que sólo el corazón puede realizar.

Prestad atención a vuestros sentimientos, entregados al efecto de lo que se os ofrece como verdad sin resistencia. Y afirmaréis el bien y rechazaréis el mal, es decir, podéis separar la verdad del error. Pero no consultéis vuestro conocimiento de libro. Si esto no os ha sido ofrecido por hombres espiritualmente iluminados, de hombres que igualmente fueron capaces y dispuestos a amar, de lo contario solo os ofrecieron material escrito que carece de vida interior. Pero la vida solo es despertada por el amor. Y así solo el hombre que ama es capaz de captar el sentido correcto de las letras. Y este siempre estará de acuerdo con verdad eterna, que Dios manda a la tierra, si la pura verdad ya no está representada en ella.

El amor y la bondad de Dios saben verdaderamente cómo proteger Su verdad y presentársela no desfigurada a la persona que desea la verdad, pero si el deseo de una persona no se dirige exclusivamente hacia la verdad, entonces su capacidad de examinarla también disminuirá; entonces difícilmente puede distinguir la verdad del error. Y el adversario de Dios se sirve de cualquier debilidad de voluntad, de toda falta de deseo de la verdad, para fortalecer el error en el hombre, para hundirla en la duda y socavar la verdad, porque el esfuerzo del adversario es suprimir la verdad que lleva a Dios... Y vosotros, los humanos, sólo podéis evadir de esta violencia si le pedís sinceramente a Dios que os ilumine espiritualmente, si os acercáis a Él como niños débiles e ignorantes que piden por fuerza y gracia y por el reconocimiento de la pura verdad... y Dios no deja esta oración sin respuesta, os fortalece y os capacitará de distinguir la verdad del error...

amén

Übersetzer
Übersetzt durch: Hans-Dieter Heise