Non vi rendete conto in quale miseria voi uomini vi trovate, ma questo non può esservi descritto a tinte abbastanza fosche finché voi stessi non vi sforzare per alleviarla, perché ne siete in grado, se soltanto ne avete la ferma volontà. Ma dapprima dovete riconoscere voi stessi questa miseria. Dovete sapere che siete arrivati alla fine di un percorso di sviluppo durato tempi eterni, attraverso La Creazione Terra, che in questo tempo avete dovuto subire indicibili tormenti, e che ora come uomo potete terminare questo stato di tormento e da esseri di Luce liberi potete entrare nel Regno spirituale. Dovete sapere che è per voi l’ultima possibilità, per liberarvi da ogni forma materiale, ma che dovete anche condurre rispettivamente il vostro cammino di vita come uomo, altrimenti fallite e l’intero precedente percorso infinitamente lungo è stato inutile. Dovete sapere che poi ricadete nell’abisso più profondo e che dovete nuovamente ripercorrere il cammino attraverso la Creazione sotto terribili tormenti, legati nella materia.
Voi uomini vivete così da irresponsabili, non pensate al fatto che siete sulla Terra per via di uno scopo, non vi occupate in nessun modo con tali pensieri e non riconoscete nessuno scopo spirituale della vostra esistenza, non chiedete di un Dio e Creatore, dal Quale è uscita sia la Creazione, che anche voi stessi, vivete con indifferenza e, ciò che è la cosa decisiva, vivete senza amore. E soltanto l’amore può portarvi all’ultimo perfezionamento, solo l’amore garantisce anche quella sorte beata nell’Eternità, perché è necessario solo l’amore per raggiungere l’ultima meta: la definitiva liberazione dalla forma. Perché anche se dopo la morte del vostro corpo entrate nel Regno dell’aldilà, non siete comunque in grado di staccarvi dalla Terra, ed allora potete sprofondare ancora più in basso e venire nuovamente relegati nella materia. Ma la fine può anche sorprendervi ancora sulla Terra, ed allora ritornate inevitabilmente di nuovo nell’abisso, dal quale siete saliti così in alto. E dovete portare ancora una volta l’orribile sorte, perché Io non posso deviare dalla Legge dell’eterno Ordine, anche se vi appartiene il Mio Amore e non rinuncerò mai a voi. Ma non posso raggirare la Giustizia, che pure appartiene alla Mia Perfezione.
Sempre di nuovo Io esclamo a voi: ripensateci. E’ l’ultimo breve tratto di via che dovete percorrere. Non prendete una via sbagliata che vi porta inevitabilmente nell’abisso, ma seguite Me e percorrete la vostra via terrena alla Mia Mano. Riflettete su questo, che cosa potrebbe ben essere il motivo e lo scopo della vostra esistenza terrena, ed in Verità, Io ve lo spiegherò, perché Io voglio che prendiate la via nella Casa del Padre, perché ho nostalgia del vostro ritorno a Me e vi voglio risparmiare la terribile sorte di una Nuova Relegazione. Rendetevi conto, che vi trovate in una grande miseria spirituale e cercate di evitarla, perché dipende solo dalla vostra volontà ad eseguire il compito, per il qual scopo vi era concesso di incorporarvi come uomo. Vi dovete soltanto liberare dai desideri mondani, non dovete considerare la vostra vita terrena come scopo a sé stesso, ma riconoscerla sempre come mezzo allo scopo.
E vi sarà anche possibile di condurre il cammino della vostra vita secondo lo scopo, se soltanto vi sforzate a condurre una vita d’amore. Allora siete sfuggiti al pericolo di un fallimento nell’epoca finale, allora riconoscerete sempre più chiaramente del perché siete sulla Terra, e vi sforzerete sempre, di adempiere la Volontà del vostro Dio e Creatore, entrerete nel rapporto di un figlio verso il Padre ed allora il Padre vi afferrerà e vi attirerà a Sé e non vi lascerà mai più sprofondare nell’abisso. Ascoltate i Miei Ammonimenti ed Avvertimenti, cambiate il vostro cammino di vita, cercate di portare a conclusione il cammino terreno eternamente lungo, per poter entrare dopo la morte del vostro corpo nel Regno di Luce e della Beatitudine. E se riuscite ad avere questa volontà, riceverete allora davvero la Forza per questo, perché Io vi aiuto fino alla fine affinché arriviate alla Vita e non cadiate di nuovo nella morte.
Amen
TraduttoreEn qué miseria espiritual os encontráis, vosotros hombres, eso no lo sabéis, pero esa miseria no se os puede describir suficientemente negra, para que os esforcéis vosotros mismos en remediarla, pues podéis hacerlo, si tenéis sólo la firme voluntad para ello. Primero tenéis que reconocer vosotros mismos ese miseria, tenéis que saber que habéis llegado al fin de una marcha de evolución de un tiempo de duracion infinita a través de las creaciones terrenales, de que en ese tiempo tuvistéis que soportar sufrimientos indescriptibles y que ahora como ser humanos podéis concluir estado de ese tortura, y como seres de luz libres podéis entrar en el Reino espiritual. Tenéis que saber que es para vosotros la última posibilidad de estar libres de toda forma material, de que para ello tenéis que llevar una conducta que corresponda a vuestro ser humano, de lo contrario fracasáis y toda la marcha infinitamente larga que tuvo anteriormente lugar ha sido en vano. Tenéis que saber, que entonces recaéis en la más profunda profundidad teniendo que dejar atrás de nuevo la marcha a través de las creaciones, atados en la materia bajo torturas espantosas.
Vosotros hombres vegetáis en la vida irresponsablemente, no pensáis en que, a causa de una finalidad, estáis en la tierra, vosotros no os ocupáis en modo alguno de pensamientos semejantes y no sacáis ningún objetivo espiritual de vuestra existencia. No preguntáis por un Dios y Creador, de quien ha procedido tanto la creación como vosotros mismos también, vosotros vegetáis indiferentes, y lo más decisivo es que vivís sin amor. Y sólo el amor puede llevaros a la perfección última, sólo el amor os garantiza la suerte feliz en la Eternidad, pues sólo el amor es necesario para que alcancéis la meta última: la liberación definitiva de la forma. Pues aunque entréis en el otro reino después de la muerte de vuestro cuerpo, tampoco seréis así capaces de desprenderos de la tierra, y todavía podéis hundiros también aún más abajo y ser nuevamente cautivados en la materia. Pero el fin os puede sorprender también todavía en esta tierra, y entonces volvéis sin falta de nuevo a la profundidad, de la que os habéis trabajado tan arriba ya. Y tenéis que soportar una vez más la suerte espantosa, pues Yo no puedo salírme de la ley del Orden eterno, y aunque os pertenece Mi Amor y no quiere jamás perderos. Pero Yo no puedo omitir ni eludir la Justicia, la cual pertenece también a Mi Perfección.
Cada vez de nuevo os digo: Reflexionad. Es el último trayecto corto que recorréis. No vayáis por mal camino que os conduce sin falta al abismo, sino uniros a Mí y poned en Mi Mano vuestro camino de regreso en la tierra. Pensad y meditad sobre cuál es el motivo y la finalidad de vuestra existencia terrena, y en verdad, que Yo os lo aclararé, porque Yo quiero que sigáis el camino a la Casa paternal, porque Yo ansío vuestero regreso a Mí y Yo quiero evitaros la suerte espantosa de un nuevo cautiverio.
Tened en claro que os encontráis en una gran miseria espirital, y tratad de escaparla, pues depende sólo de vuestra voluntad, cumpliendo la tarea por cuyo fin os habéis podido encarnar como hombre. Sólo tenéis que liberaros de los deseos o ambiciones mundanas, no tenéis que considerar vuestra vida en la tierra como vuestro fin absoluto, sino siempre como el medio para el fin, debéis reconocerlo. Y os será también posible llevar una conducta que corresponde a la finalidad, si os esforzáis de llevar una vida en el amor. Entonces os habéis escapado del peligro de un fracaso en la época final, entonces reconoceréis cada vez más clara y lúcidamente, la causa de por qué estáis en la tierra, y os esforzaréis siempre en cumplir la Voluntad de vuestro Dios y Creador, entraréis en la relación de un hijo hacia el Padre, y entonces os agarrará el Padre atrayéndoos a Él y jamás os dejará hundir de nuevo en el abismo.
Haced caso de Mi adverencia y exhortación, cambiad vuestro modo de vida, ansiad en poner fin a esa larga marcha por la tierra, para que después de la muerte de vuestro cuerpo podáis entrar en el Reino de la Luz y de la felicidad. Y si podéis adquirir esa voluntad, así recibiréis también, en verdad, la fuerza para ello, pues Yo os ayudo hasta el fin, a que lleguéis a la Vida y no caigáis nunca más de nuevo en la muerte.
Amén
Traduttore