La scintilla di Dio nel cuore umano è la Luce che dev’essere accesa in voi, affinché diventi chiaro in voi e giungiate alla conoscenza. Unicamente l’amore accende la Luce, l’amore risveglia lo spirito divino che è stato messo in voi come piccola scintilla, dall’eterno Amore, dallo Spirito del Padre dall’Eternità per effondersi ed a colmare tutto il vostro uomo, per unirsi di nuovo con la Luce Primordiale, con il Fuoco dell’Amore, che Dio Stesso irradia nell’Infinito. L’eterno Amore non è divisibile; tutto ciò che può essere considerato Amore, è questa onnicomprendente Irradiazione di Dio ed ovunque, dove viene esercitato l’amore, E’ Dio Stesso, perché l’amore non può mai essere al di fuori di Dio, ma E’ la Sostanza dall’Eternità di Sé Stesso. Ma l’Amore è Forza, è qualcosa di efficace, qualcosa di vivo, l’Amore è in certo qual modo una Corrente di Forza sempre attiva, che esterna ininterrottamente la Vita. In voi riposa quindi una scintilla, appena voi come uomo, vedete la luce del mondo ed il vostro compito ora nella vita terrena, è di far divampare questa scintilla di Dio, affinché agisca ora pure in voi risvegliando alla vita.
E’ la vera Vita di Dio, che dà il vero senso alla vita apparente del corpo. E’ lo spirituale che è imperituro, ma deve dapprima essere risvegliato nell’uomo, prima che si manifesti come Forza. E’ ciò che vi unisce con Dio, che vi contrassegna come Parte di Dio; è posto in voi, ma lasciando alla vostra propria volontà di accenderla e lasciarla divampare in una chiara fiamma. Ma alla fine della vita può anche rimanere coperta, quando l’uomo non vuole riconoscere la sua appartenenza a Dio e si mette del tutto lontano da Lui. Il collegamento rimane ben esistente, perché lo Spirito di Dio E’ indivisibile, ma l’uomo stesso non ne sente nulla, in lui è buio e freddo, non sente né la Chiarezza né il Calore di una Luce e quindi la divina Corrente della Forza d’Amore, il Suo Spirito, non viene percepito dall’uomo ed è morto nello spirito, senza spinta all’attività, senza Forza, benché viva sulla Terra. La vera Vita la crea dapprima lo Spirito da Dio, la Forza d’Amore di Dio, che può colmare l’uomo solamente, quando ha acceso in sé la scintilla di Dio tramite l’amore. Solo allora entra nello stadio della Vita, nello stadio dell’attività, dove la Forza da Dio si manifesta, dove l’uomo matura nella conoscenza, e la fede e l’amore generano in lui una pienezza dello spirito divino, aumentando in Luce e Forza. Portare al risveglio la divina scintilla dello spirito tramite l’amore e di nutrirla continuamente, è il compito più importante della vita terrena dell’uomo, perché allora stabilisce il collegamento con Dio, l’eterno Amore, e si inserisce coscientemente in Lui, per ora non separarsi mai più da Lui, dal Quale non si può nemmeno separare nell’Eternità.
Amen
TraduttoreLa chispa de Dios en el corazón humano es la luz que deber ser encendida en vosotros, para que brille en vuestro interior y podáis alcanzar la cognición. El amor solo enciende la luz, el amor despierta el espíritu divino, que fue puesto dentro de vosotros como una chispa por el Amor Eterno, por el Espíritu Padre desde la eternidad, para extenderse y llenar todo vuestro ser, para reuniros con la Luz primordial, con el fuego del amor que Dios Mismo irradia hacia el infinito....
El Amor eterno es indivisible; Todo lo que puede llamarse amor es esa irradiación omnipresente de Dios, y dondequiera que se practique el amor, allí está Dios Mismo, porque el amor nunca puede estar fuera de Dios, sino que es la sustancia primordial de Sí Mismo. Pero el poder es amor, es algo eficaz, algo vivo; El amor es, en cierto sentido, una corriente de fuego siempre activa que produce vida continuamente.
Entonces una chispa reposa dentro de vosotros tan pronto como ser humano, veis la luz del día, y vuestra tarea ahora en la vida terrenal consiste en dejar que esta chispa de Dios se encienda, para que también tenga un efecto de despertar la vida dentro de vosotros.... Ella es la verdadera vida de Dios la que primero da el verdadero significado a la vida aparente del cuerpo.
Ella es lo espiritual, que es imperecedera, pero que primero debe ser despertada en el ser humano antes de que aparezca como fuerza. Es la chispa la que os conecta con Dios, lo que os marca como parte de Dios; Está puesto dentro de vosotros, pero dejado a vuestro libre albedrío, que tiene que dejarla encender que se convierta en una llama brillante.... también puede permanecer enterrada hasta el final de la vida si el ser humano no quiere reconocer su unidad con Dios y se aparta completamente de Dios.... La conexión permanece, porque el Espíritu de Dios es indivisible, pero el ser humano mismo no siente nada de esto, en él está oscuro y frio, no siente ni el brillo ni el calor de una luz, y por eso la corriente divina del poder del amor, Su Espíritu, no es percibida por el humano, y él está muerto en espíritu, sin impulso para la actividad, sin fuerza, aunque viva en la Tierra.
La verdadera vida es creada primeramente por el Espíritu de Dios, el poder amoroso de Dios, que sólo puede llenar al ser humano cuando éste encienda la chispa de Dios dentro de sí mismo a través del amor.... Sólo entonces entra en la etapa de la vida, la etapa de la actividad, donde aparece el poder de Dios, donde el ser humano madura en cognición, y la fe y el amor producen en él una plenitud del Espíritu divino.... luz y poder crecientes. Despertar la chispa espiritual divina a través del amor y alimentarla continuamente es la tarea más importante de la vida humana en la Tierra, porque entonces establece la unión con Dios, el Amor eterno, y se une constantemente a Él, para no separarse jamás de Él, de Quien no puede separarse en la eternidad.... amén
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