Según vuestro deseo recibiréis.... Porque aunque el alimento espiritual os sea dado sin deseo, no os servirá de alimento mientras no sintáis hambre y sed de ello. Así que vosotros mismos debéis “desear” que se os alimenten y os den agua, entonces recibiréis el alimento adecuado y vuestra alma se fortalecerá y avanzará en su desarrollo. El cuerpo siempre anuncia su necesidad, se anuncia cuando necesita alimento para su mantenimiento.... Pero el alma muchas veces no puede hacerse respetar porque sólo se expresa en voz baja y entonces su voz no es respetada. Todavía se hace retroceder por el cuerpo, que primero exige para sí lo que el alma también necesita.
Pero el alma no puede estar satisfecha con alimentos y bebidas puramente terrenales.... Necesita otros alimentos, y estos deben ser proporcionados al alma por la voluntad humana, al llevarla a la mesa del Señor, donde puede recibir alimentos ilimitados. La voluntad humana siempre está dispuesta a cuidar del cuerpo, pero es mucho más necesario cuidar del alma, porque esta sobrevive el cuerpo cuando llega su hora. Entonces ni la comida ni la bebida ni ninguna medicina ayudan al cuerpo.... Sin embargo, el alma permanece y se encuentra ahora en estado correspondiente al suministro que recibió durante su existencia terrenal.
Vosotros, los humanos, debéis tener siempre presente esto y a partir de esta consideración, estimular vuestra voluntad para cubrir las necesidades del alma, para proporcionarle comida y bebida y la medicina adecuada para su estado, y así se asegurará el destino del alma en la eternidad, y no necesitará morir de hambre en el reino del más allá, sino tener su vida plena. Por lo tanto, el hombre debe proporcionar conscientemente alimento y bebida al alma; debe impartirla la Palabra de Dios, que es el alimento más adecuado para el alma y la asegura la vida eterna. El hombre mismo debe querer recibir la Palabra de Dios para que el alma quede satisfecha y fortalecida en su peregrinaje sobre la tierra.
Entonces el alma también sacará fuerzas del alimento que se le ofrezca, que no puede recibir sino a través de la Palabra de Dios. Y tan pronto como el hombre mismo desee oír la voz de Dios, también su deseo se cumplirá.... Dios Mismo habla al hombre de muchas maneras.... Interviene en el pensamiento del hombre, entra en forma de un libro, le habla por boca de un criado, o le habla Él Mismo a Su hijo, en cuanto va directamente al Padre y quiere oír Su voz....
El deseo del alma siempre es satisfecho, ningún alma queda sin fuerzas si busca saciar su hambre y acude a la mesa del Señor.... sin embargo, cualquier cosa que la voluntad humana deba realizar, que por lo tanto debe hacerse conscientemente, de lo contario, incluso el alimento más delicioso, la Palabra directa de lo alto.... ofrecida por Dios Mismo.... no tendría ningún efecto en el alma. Porque lo que no se desea sería un don de gracia sin deseo, pero que no ejerce ninguna compulsión y por tanto queda ineficaz.
Por eso muchas veces las personas pueden recibir este don de la gracia sin que ellas las reconozcan como tales. Entonces las Palabras que el amor de Dios guía a la tierra quedarán completamente sin una impresión que conmueve profundamente y haga feliz al alma anhelante. Pero si el efecto de la Palabra divina en todas las personas fuera el mismo.... sin importar su deseo o su indiferencia.... entonces tendría un efecto coercitivo sobre el alma, y cada alma tendría que moverse hacia arriba, pero la voluntad se habría vuelto no libre mientras que el alma debe decidir aceptar o rechazar en libertad de voluntad....
El alma necesita un alimento fuerte si quiere madurar y progresar, u éste se le ofrece en cualquier momento, pero sólo el deseo interior es decisivo qué fuerza extrae el alma del alimento.... Por eso la persona también debe saber acerca de las necesidades de su alma y de la responsabilidad cuando le niega el alimento que necesita, cuando no presta atención a sus necesidades y el alma está débil y miserable, cuando la muerte se acerca a la persona y ésta tiene que abandonar su cuerpo.
El alma misma era indiferente en sus deseos, de lo contrario podría haber empujado a la persona desde dentro; y el alma misma ahora también tiene que soportar las consecuencias de su indiferencia, porque sigue permaneciendo.... El alma es el “Yo” real del ser humano, que no puede perecer. Por eso a la gente se la instruye una y otra vez, pero no se la obliga, porque el alma tiene que decidir libremente en la vida terrenal, y también tiene que soportar las consecuencias de una decisión equivocada en el reino del más allá....
amén
TraductorJe nach Verlangen werdet ihr empfangen.... Denn ob euch auch ohne Verlangen geistige Nahrung zugeführt wird, so wird sie euch nicht zur Nahrung dienen, solange ihr nicht Hunger und Durst danach empfindet. Ihr müsset also selbst "begehren", gespeist und getränkt zu werden, dann wird euch auch die rechte Nahrung zugehen, und eure Seele wird dadurch gekräftigt werden und aufwärtsschreiten in ihrer Entwicklung. Der Körper nun gibt seine Bedürftigkeit kund, er meldet sich, wenn er Nahrung braucht für seine Erhaltung.... Die Seele aber kann sich oft nicht durchsetzen, weil sie sich nur leise äußert und ihrer Stimme dann nicht geachtet wird. Sie wird noch vom Körper zurückgedrängt, der erst für sich selbst in Anspruch nimmt, was jedoch die Seele gleichfalls benötigt. Aber die Seele kann sich nicht zufriedengeben mit rein irdischer Speise und irdischem Trank.... Sie braucht eine andere Nahrung, und diese muß ihr der Wille des Menschen zukommen lassen, indem er die Seele an den Tisch des Herrn führt, wo sie Nahrung empfangen kann unbeschränkt. Für den Körper zu sorgen, ist der Wille des Menschen immer bereit, für die Seele zu sorgen aber ist weit nötiger, denn diese überlebt den Körper, wenn dessen Stunde gekommen ist. Dann helfen dem Körper weder Speise noch Trank, noch alle Medizin.... Die Seele jedoch bleibt bestehen und befindet sich nun in einem Zustand entsprechend ihrer Versorgung während ihres Erdendaseins. Das solltet ihr Menschen immer bedenken und aus dieser Betrachtung heraus euren Willen anspornen, der Seele Bedürfnisse zu decken, ihr Speise und Trank und die rechte Medizin für ihren Zustand zuzuführen, und der Seele Los in der Ewigkeit wird ihr dadurch gesichert sein, sie wird nicht zu darben brauchen im jenseitigen Reich, sondern ihr volles Leben haben. Es muß also der Mensch bewußt der Seele Speise und Trank zuführen, er muß ihr das Wort Gottes vermitteln, das der Seele rechte Nahrung ist und ihr ein ewiges Leben sichert. Es muß der Mensch selbst wollen, daß er das Wort Gottes empfängt, auf daß die Seele gesättigt und gekräftigt werde auf ihrem Pilgerweg über die Erde. Dann wird auch die Seele aus der ihr gebotenen Nahrung die Kraft schöpfen, die ihr anders nicht zugehen kann als durch Gottes Wort. Und sowie nur der Mensch selbst begehret, die Stimme Gottes zu vernehmen, wird ihm auch sein Begehren erfüllt.... Gott Selbst spricht mit dem Menschen in mancherlei Weise.... Er schaltet Sich in die Gedanken des Menschen ein, Er kommt in Form eines Buches zu ihm, Er spricht durch den Mund eines Dieners, oder auch Er spricht Selbst mit Seinem Kind, sowie dieses direkt zum Vater geht und Seine Stimme vernehmen will.... Dem Verlangen der Seele wird immer entsprochen, keine Seele bleibt ohne Kräftigung, die ihren Hunger zu stillen sucht und zum Tische des Herrn tritt.... was jedoch immer der Wille des Menschen veranlassen muß, was also bewußt geschehen muß, ansonsten auch die köstlichste Speise, das direkte Wort aus der Höhe.... von Gott Selbst geboten.... keine Wirkung hätte auf die Seele. Denn was nicht begehrt wird, wäre ohne Begehr eine Gnadengabe, die aber keinen Zwang ausübt und daher unwirksam bleibt. Darum kann oft den Menschen jene Gnadengabe zugehen, ohne von ihnen als solche erkannt zu werden. Dann bleiben die Worte, die Gottes Liebe zur Erde leitet, ganz ohne Eindruck, die eine verlangende Seele aufs tiefste berühren und beglücken wird. Wäre aber die Wirkung des göttlichen Wortes auf alle Menschen gleich.... ungeachtet ihres Verlangens oder ihrer Gleichgültigkeit.... dann würde es sich zwingend auswirken an der Seele, und eine jede Seele müßte aufwärtsschreiten, aber der Wille wäre unfrei geworden, während sich die Seele doch in Willensfreiheit entschließen muß zur Annahme oder Ablehnung.... Die Seele braucht eine kräftige Nahrung, will sie reifen und aufwärtsschreiten, und sie wird ihr auch jederzeit angeboten, aber erst das innere Begehren ist ausschlaggebend, welche Kraft die Seele der Nahrung entzieht.... weshalb also der Mensch auch wissen muß um die Bedürfnisse seiner Seele und um die Verantwortung, wenn er ihr die ihr nötige Nahrung verwehrt, wenn er ihrer Bedürfnisse nicht achtet und die Seele schwach und elend ist, wenn der Tod an den Menschen herantritt und sie aus dessen Körper scheiden muß. Die Seele selbst ist in ihrem Verlangen gleichgültig gewesen, ansonsten sie den Menschen von innen hätte drängen können; und die Seele selbst muß nun auch die Folgen ihrer Gleichgültigkeit tragen, denn sie bleibt bestehen.... Sie ist das eigentliche Ich des Menschen, das nicht vergehen kann. Darum wird der Mensch immer wieder unterwiesen, aber auch nicht gezwungen, denn die Seele muß sich frei entscheiden im Erdenleben, und sie muß auch die Folgen eines Fehlentscheides nun tragen im jenseitigen Reich....
Amen
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