También a Mí el paso por la Tierra como Hombre a veces me ha resultado pesado porque Yo estaba sometido a las mismas leyes como vosotros los seres humanos; pues Yo tenía que luchar contra las mismas debilidades y tentaciones, y no me resultaba siempre fácil el enfrentarme a ellas... a pesar de que mi Corazón estaba colmado de Amor - por lo que también me penetraba la Fuerza divina cuando Yo precisaba de ella. Pero también penas anímicas formaban parte de mi camino por la Tierra, pues si no las hubiera experimentado como vosotros, entonces tampoco habría sido hombre igual que vosotros... Mi Alma tenía que pasar por el proceso de la espiritualización en la Tierra, que llevaba a la Unión total con el Padre... a la Unión perfecta con Él...
Mi Alma, por supuesto, vino de lo Alto; pero se había vestido con carne de la Tierra - con todas sustancias inmaduras de las que en el fondo consiste toda envoltura material... y todas estas sustancias tenían que espiritualizarse, porque con sus seducciones y tentaciones el cuerpo ejercía una influencia enorme sobre el Alma, la que no las podía evadir sino que tenía que resistirles - lo mismo que también toca a las almas de los hombres que quieren ir el camino de la imitación de Jesús para liberarse de pecado y muerte...
Pero hubo luchas pesadas que Yo tenía que resistir... y frecuentemente mi paso por la Tierra pesaba sobre mí de manera que quería hacerme dudar que jamás podría realizarlo hasta el final; pero la Fuerza necesaria siempre la saqué del Amor... Tras mi Amor y su efecto Yo veía el Camino pesado que Yo tenía que ir... pues Yo veía venir la Pasión en la cruz, a título de previsión... y también veía el estado mental de los hombres que me clavaron en la cruz...
Y aun así tuve que continuar mi Camino hasta el fin. Cada vez de nuevo tenía que hacerme dueño de mi miedo y mis debilidades, y aferrarme al Padre para que me fortaleciera en toda desgracia del cuerpo y del alma. Porque igual que vosotros, Yo era sensible para estas tribulaciones - y mucho más aún, porque para Mí la Vida en medio de la humanidad pecadora ya era un tormento... dado que Yo en toda Pureza me hallaba entre aquellos para los que quería morir.
Cuanto más mi cuerpo maduraba... cuanto más íntima estaba la Unión que mi Alma logró con el Padre que estaba en Mí, tanto más clara también me quedó mi Misión, la que bien empecé como Hombre, pero la que terminé como Dios... y con la que pude cumplir porque la Fuerza en Mí aumentó continuamente en la medida en que mi Amor a la desgraciada humanidad aumentaba y cuanto más se me estaba acercando el final.
Y el Amor fue la Fuerza que facilitó que Yo pudiera realizar la Obra de Redención; el Amor era el Padre en Mí, con cuya Voluntad Yo quería cumplir - para ayudar a mis hermanos caídos. Yo continué mi Camino conscientemente; aunque al principio sólo fueron presentimientos y de vez en cuando visiones y pensamientos lúcidos. Pero cuanto más se realizó la espiritualización en Mí, con tanta más claridad Yo veía el Plan de Redención delante de Mí, por el que Yo del Reino de Luz había descendido a la Tierra.
Pero mientras todavía había algo material que se apegaba a mi cuerpo, Yo también tenía que soportar sufrimientos y tormentos terrenales... además, los conflictos íntimos por no sentirme a la altura de mi Tarea. Porque Yo sabía qué significaba eso si Yo fallara en la lucha contra aquel que era el enemigo de todos vosotros y seguirá siéndolo aún durante eternidades.
Sin embargo, Yo he logrado la Victoria sobre él... Me he comprometido con la lucha con dolores y sufrimientos indecibles, y cobré cada vez más Fuerza porque también mi Amor a vosotros aumentó cada vez más - a los que tenéis que sufrir hasta que estéis liberados de él y de su poder. Mi Fuerza aumentó en la medida en que mi Amor aumentó...
Sabed pues que vosotros, los seres humanos, sólo del amor podéis sacar la fuerza necesaria para vuestra tarea terrenal, porque mi adversario siempre procurará a debilitaros, incitándoos a la falta de amor, porque procurará de todas maneras posibles a impediros que realizaseis obras de amor... para manteneros débiles...
Pero entonces acordaos de Mí y que también Yo he luchado contra él... porque él quería debilitarme también a Mí, atemorizándome e insinuándome dudas en que Yo podría reunir fuerzas suficientes para mi Misión.
Entonces sólo hace falta que os dirijáis a Mí, que os ayude, que os fortifique contra el enemigo de vuestra alma, y que os dé fuerza para cualquier lucha en esta vida, sea terrenal o espiritual... Y no vais a pedir en vano porque a aquel que me llama en su desgracia, seguro que le atenderé...
Amén.
TraductorAnche per Me a volte il percorso terreno come Uomo è stato difficile, perché sottostavo alle stesse leggi come voi uomini, avevo da combattere contro le stesse debolezze e tentazioni, e non è sempre stato facile affrontarle, benché il Mio Cuore era colmo d’Amore e perciò Mi confluiva anche la Forza divina, quando ne avevo bisogno. Ma nella via della Mia Vita facevano parte anche ore di miseria dell’Anima e se non le avessi pure percepite come voi, allora non Sarei stato “Uomo” come voi. La Mia Anima doveva passare il processo della spiritualizzazione sulla Terra, che conduceva alla totale unificazione con il Padre, al totale divenire Uno con Lui. La Mia Anima era bensì dall’Alto, ma aveva preso la Carne dalla Terra con tutte le sostanze immature, di cui consiste in fondo l’involucro materiale, e tutte queste sostanze dovevano spiritualizzarsi, perché il Corpo agiva straordinariamente sull’Anima con i suoi desideri e bramosie, che non poteva sottrarsi a queste tentazioni, ma doveva resisterle, com’è dato alle anime degli uomini pure come compito, che vogliono percorrere la successione di Gesù per diventare libere dal peccato e dalla morte.
Ma erano delle lotte difficili che avevo da sostenere, ed il Mio percorso terreno gravava sovente come ultragrande peso su di Me e voleva scoraggiarMi, che non potessi mai percorrere questo cammino fino alla fine. Attingevo sempre di nuovo la Forza dall’Amore, perché grazie al Mio Amore ed il suo effetto, vedevo anche la via difficile che avevo da percorrere, vedevo in previsione il soffrire ed il morire sulla Croce, e vedevo anche lo stato spirituale degli uomini che Mi inchiodavano sulla Croce. Ciononostante dovevo procedere sulla via fino in fondo, dovevo cercare sempre di nuovo di dominare le Mie paure e debolezze e Mi Sono aggrappato al Padre, affinché Mi fortificasse in ogni miseria del Corpo e dell’Anima, perché ho percepito tutte queste miserie uguali a voi ed ancora molto più forte, perché per Me già la Vita in mezzo all’umanità empia era un tormento, Che camminavo in tutta la Purezza in mezzo a coloro per i quali volevo soffrire e morire.
Però, più il Mio Corpo maturava, più intimamente la Mia Anima trovava l’unificazione con il Padre, il Quale Era in Me, più chiara è diventata per Me anche la Mia Missione, che ho bensì cominciato come “Uomo”, ma l’ho portata a termine come “Dio“ e perciò la potevo portare a termine, perché la Forza in Me aumentava costantemente, come diventava anche più grande l’Amore per l’umanità infelice, più vicina Mi era la fine. E l’Amore era la Forza, che Mi ha fatto eseguire l’Opera di Redenzione; l’Amore era il Padre in Me, la Cui Volontà volevo adempiere, per aiutare i Miei fratelli caduti.
Ho percorso coscientemente la Mia via terrena, inizialmente erano bensì soltanto degli oscuri presagi ed a volte chiari pensieri e visioni; ma più si svolgeva in Me la spiritualizzazione, più chiaramente stava davanti ai Miei Occhi il Piano di Redenzione, per il qual scopo Sono disceso sulla Terra dal Regno di Luce. Ma finché al Mio Corpo era attaccato ancora dell’umano, dovevo sopportare anche delle sofferenze e tormenti umani, di cui faceva infine parte l’oppressione interiore, di non essere all’altezza della Mia Missione, perché sapevo che cosa significava, se avessi fallito nella lotta contro colui, che era ed è e rimarrà il nemico di tutti voi ancora per delle Eternità.
Ho conquistato la Vittoria su di lui, ho intrapreso la lotta con indicibili dolori e sofferenze ed ho conquistato sempre più Forza, perché anche il Mio Amore cresceva sempre di più per voi che dovete soffrire, finché non siete liberi da lui e dal suo potere. La Mia Forza aumentava, come cresceva il Mio Amore. E così sapete anche voi uomini, che potete attingere la Forza soltanto dall’amore per il vostro compito terreno, perché il Mio avversario cercherà sempre di indebolirvi, mentre vi spinge al disamore, mentre vi vuole ostacolare in ogni modo a svolgere delle opere d’amore, per tenervi deboli.
Allora pensate a Me che anch’Io ho combattuto contro di lui, il quale ha cercato di indebolire anche Me attraverso delle paure e timorose domande, se avessi bensì avuto la Forza per la Mia Missione. Ed allora rivolgetevi soltanto a Me che vi aiuti, che vi fortifichi contro il nemico della vostra anima e che vi dia la Forza per ogni lotta di vita, sia di genere terreno che spirituale. Non chiederete invano, perché chi Mi invoca nella sua miseria, lo esaudirò anche davvero.
Amen
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