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El amor ha realizado el trabajo de redención....

He muerto por ustedes en la cruz. Mi amor por ustedes fue ilimitado y encendió una fuerza en el ser humano Jesús que hizo que su alma se convirtiera en divina, un estado que lo elevó más allá de la esfera terrenal humana y lo hizo uno conmigo.... Sólo un amor tan fuerte fue capaz de realizar el sacrificio en la cruz, pues de otro modo no habría podido resistir como ser humano si la fuerza del amor no le hubiera fortalecido. Murió la muerte de la cruz como un ser humano y, sin embargo, fui Yo mismo quien se entregó por ustedes, los humanos, en la cruz, porque Jesús, el hombre, permaneció en el amor hasta que entregó su espíritu.... Por lo tanto, el amor trajo el sacrificio, y el amor era Yo mismo.... Esto también es un misterio y lo seguirá siendo mientras exista la tierra y ustedes los humanos juzguen la obra de la Salvación con sentidos terrenales.... El hombre Jesús murió en la cruz.... Yo mismo vine a la tierra para redimirles.... Una aparente contradicción y, sin embargo, es la verdad, que es incomprensible mientras ustedes, los humanos, no puedan comprender que Yo mismo soy el Amor.... que el amor es la sustancia fundamental de la Deidad eterna y que, por lo tanto, el Amor realizó esta obra destinada a redimir a la humanidad del pecado. El amor, sin embargo, estaba en el ser humano Jesús, consecuentemente la muerte por crucifixión la sufrió un ser humano.... pero el hecho de que este ser humano ya era divino se probó por el exceso de Su sufrimiento, exceso al que El no sucumbió antes. (Nota del traductor. El conocimiento previo del sufrimiento extraordinario no lo detuvo ni desvió de su propósito. Fin de la nota). Su amor por la humanidad era tan profundo que deseaba sufrir para ayudarlos.... Tomó sobre sí una medida sobrehumana de sufrimiento que por sí sola era suficiente para privar a un cuerpo humano de la capacidad de vivir, sin embargo, su fuerza de amor mantuvo este cuerpo vivo hasta que sus enemigos lo subieron, hasta que lo clavaron en la cruz, hasta que se alcanzó el clímax de su sufrimiento. Quiso dejar que la gente llevara a cabo las tropelías que mi adversario les impulsó a hacer para mostrar también a éste que el poder de un Hijo de Dios también llegaba más allá de la muerte, que también era Señor de la muerte....

Y toda la humanidad debería tomar nota de su muerte si quiere ser redimida..... Estuvo unido a Mí, el Padre, por su amor hasta el final, pero su alma turbada ya no me reconocía, fuera de sí me buscaba, y por eso Jesús gritó las palabras: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" La poderosa Deidad sólo se había replegado, pero el Amor estaba y permanecía en El.... El amor era ciertamente una fuerza por sí misma, pero Jesús ya no utilizó esta fuerza para evitar su crucifixión, sino sólo para poder experimentarla, porque quiso experimentarla para servirme como ser humano y para sufrir y expiar por sus semejantes. Por eso El sufrió conscientemente y también murió conscientemente, por eso Me pidió misericordia para sus verdugos, y con plena conciencia pronunció las palabras: 'Padre, en Tus manos encomiendo mi espíritu....'. Mantuvo el vínculo entre Él y Yo, porque ya no podía separarse de Aquel con quien se había hecho Uno a través del amor.... Y por lo tanto, yo era Él y Él era Yo, no había separación entre los dos, porque el amor, la sustancia fundamental de Mí mismo, también lo llenaba completamente, por lo que tenía que estar con y en Él, aunque Yo permaneciera inactivo como fuerza hasta que el hombre Jesús hubiera realizado Su obra. Él y yo, nosotros somos uno, y quien lo ve a Él ve al Padre, porque el Padre es Amor y el Amor estaba en el Hijo.... Pero el Amor no podía morir, y por eso resucitó al tercer día, y también revivió el cuerpo, que estaba completamente espiritualizado por el sufrimiento de Jesús y ya no necesitaba ningún otro curso de desarrollo en la tierra. Así, el amor venció a la muerte.... el divino Salvador venció a Satanás.... la luz se abrió paso entre las tinieblas y el camino hacia la luz eterna quedó libre....

Amén

L’Amore ha compiuto l’Opera di Redenzione

Io Sono morto per voi sulla Croce, il Mio Amore per voi era sconfinato e divampò nell’Uomo Gesù ad una Forza, che aveva per conseguenza la Divinizzazione della Sua Anima, uno stato che Lo elevò sulla sfera umana terrena e divenne Uno con Me. Soltanto un Amore così forte era capace di portare il Sacrificio della Croce, perché altrimenti non avrebbe potuto perseverare come Uomo, se non Lo avesse fortificato la Forza dell’Amore. Egli morì come Uomo la morte della Croce, e malgrado ciò Ero Io Stesso il Quale Si è dato per voi uomini sulla Croce, perché l’Uomo Gesù rimaneva nell’Amore, finché ha dato il Suo Spirito. L’Amore quindi ha dato il Sacrificio, ed Io Stesso Ero l’amore. Questo è un Mistero e lo rimane pure, finché sussiste la Terra e voi uomini giudicate l’Opera di Redenzione con i sensi orientati terrenamente. L’Uomo Gesù morì sulla Croce. Io Stesso venni sulla Terra, per redimervi. Un’apparente contraddizione e ciononostante è la Verità, che è incomprensibile finché voi uomini non potete comprendere, che Io Stesso Sono l’Amore, che l’Amore è la Sostanza UR dell’Eterna Divinità e che quindi l’Amore ha compiuto quest’Opera, che doveva redimere gli uomini dal peccato. L’Amore però era nell’Uomo Gesù, la morte sulla Croce perciò uccise un Uomo, ma che quest’Uomo fosse già divino, lo dimostrò l’ultramisura della Sua sofferenza per la quale non morì già prima, il Suo Amore per l’umanità era così profondo, che Egli desiderava di soffrire, per aiutarla. Egli ha preso su di Sé una ultramisura di sofferenza, che da sola già bastava, per togliere la facoltà di vivere ad un corpo umano, ma la Sua Forza d’Amore tenne questo Corpo in vita finché i suoi nemici non Lo avevano elevato, finché non Lo avevano inchiodato sulla Croce, finché non era arrivato l’Apice della Sua sofferenza. Egli voleva lasciar eseguire agli uomini l’atto d’oltraggio, a cui il Mio avversario li spinse, per mostrare anche a loro, che il Potere di un Figlio di Dio arriva anche oltre la morte, che Egli E’ anche il Padrone sulla morte. E l’intera umanità doveva prendere conoscenza della Sua morte, se volevano essere redenti. Egli era legato con Me, Il Padre, mediante l’Amore fino alla fine, ma la Sua Anima impaurita non Mi riconobbe più, Mi cercò al di fuori di Sé, e perciò Gesù esclamò le Parole: “Mio Dio, Mio Dio, perché Mi hai abbandonato?” La Divinità piena di Potere Si era soltanto ritirata, ma l’Amore era e rimase in Lui. L’Amore e la Forza erano bensì in Lui, però Gesù non usò più questa Forza per impedire la Sua Crocifissione, ma soltanto per poter vivere fino in fondo, perché voleva vivere fino in fondo, per servire a Me come Uomo e per soffrire ed espiare per i prossimi. Perciò Egli ha sofferto coscientemente ed è anche morto coscientemente, perciò Egli Mi chiese Misericordia per i Suoi aguzzini e nella piena Coscienza ha detto le Parole: “Padre, nelle Tue Mani affido il Mio spirito.... ”. Egli mantenne il legame fra Sé e Me, perché non si poteva più staccare da Colui con il Quale era diventato Uno mediante l’Amore. E perciò Io Ero Lui e Lui Era Me, non esisteva nessuna separazione fra noi due, perché l’Amore, la Sostanza UR di Me Stesso, colmava anche Lui totalmente, perciò Io dovevo essere presso ed in Lui, benché Io fossi rimasto inattivo come Forza, finché l’Uomo Gesù non aveva compiuto la Sua Opera. Egli ed Io, Noi siamo Uno, e chi vede Lui, vede il Padre, perché il Padre E’ l’Amore, e l’Amore era nel Figlio. L’Amore però non poteva morire e quindi il terzo giorno è risorto e vivificava anche il corpo, che attraverso il soffrire di Gesù era totalmente spiritualizzato e non necessita più nessun ulteriore percorso di sviluppo sulla Terra. Così l’Amore ha vinto la morte, il divino Salvatore ha superato Satana, la Luce ha spezzato l’oscurità e la via verso l’eterna Luce era libera.

Amen