Comparar anuncio con traducción

Otras traducciones:

Cumplimiento de los mandamientos divinos.... Cognición de Dios....

Para recorrer el camino correcto en la Tierra se requiere el cumplimiento de los mandamientos divinos que, sin embargo, son fáciles de cumplir si el humano vive en el amor, es decir, que tiene el impulso interior de ser bueno y de hacer el bien.... Entonces él no percibe los mandamientos de Dios como una presión o influencia que lo inhibe, sino que se esfuerza por lograr los mismo que Dios exige de él, y entonces también camina por el camino correcto. Entonces no necesita ningún mandamiento porque su ser se cambia por propio impulso al amor y porque su voluntad se dirige hacia Dios, y lo espiritual en él ya está en el reconocimiento de la Deidad Eterna, incluso si el humano no es consciente de esto o no tiene un conocimiento correspondiente o no dispone del saber al respecto.

Probablemente el conocimiento ya duerme dentro de él, pero aún no ha salido a la luz, y sin embargo su alma reconoce a Dios, de lo contrario no se esforzaría por el bien. El humano también buscará la perfección, porque su corazón, dispuesto y capaz de amar, lo impulsa a una actividad constante en el amor. Sus acciones y pensamientos no contradicen los mandamientos de amor que Dios dio para hacer posible que los humanos cambien según Su voluntad.

Porque en muchos humanos la cognición del bien y del mal no está tan desarrollada porque su voluntad interior todavía está dirigida hacia el oponente de Dios. Éste nubla en el humano el claro sentido del bien y del mal; le presenta el mal bajo una luz que le parece tentadora. Y así, un humano que ha caído bajo su influencia, que deja que todos los malos impulsos surtan efecto en él, no obstante puede estar convencido en su corazón de que actúa correctamente, porque sólo ve su propio beneficio y considera que todo es bueno lo que le da una ventaja. Cuanto más se hunde, es decir, cae en el poder del oponente de Dios, más desaparece su cognición del bien y del mal.

Y los mandamientos divinos deben ser ahora una guía para él mientras hace un esfuerzo serio por vivir correctamente en la Tierra. Porque su estilo equivocado de vida tiene que ser reprochado a él una y otra vez, y los mandamientos divinos deben servirle como punto de referencia por el cual sus acciones son evaluadas y juzgadas. El mandamiento del amor siempre dejará de lado el propio beneficio y protegerá el beneficio del prójimo, y sólo cuando un humano tenga en cuenta esto comienza a someterse a estos mandamientos. Al ser humano bajo la influencia del oponente se le debían dar mandamientos individuales, a través de los cuales pudiera reconocer la maldad de sus pensamientos y acciones. El ser humano que está en el amor, en cambio, no necesita estos mandamientos; no le es posible violar los mandamientos individuales porque el amor le impide hacer lo que un humano sin amor hace sin dudarlo.

Las fuerzas del bien están activas en un ser humano que está activo en el amor, y éstas le impiden cometer cualquier acto malo, mientras que el humano que está alejado de Dios y desprovisto de todo amor permite el acceso a las fuerzas del mal y éstas le impulsan repetidamente a cometer acciones sin amor. Sin embargo, si se le reprocha cada uno de los mandamientos, entonces se puede despertar en él el sentimiento de responsabilidad por sus acciones y entonces comete una mala acción sin inhibiciones, lo que puede incluso provocar un cambio en su forma de pensar, siempre que se decide a un cambio de su estilo de vida en la premonición de una vida después de la muerte, que le parece perdida....

Entonces dirige su atención a la salvación de su alma, entonces aprovecha cada oportunidad para lograr aclaración acerca de la voluntad de Dios, se arrepiente sinceramente de su vida fallida y entonces busca a cambiarse a sí mismo.... Se aborrece a sí mismo y sus acciones anteriores, reconoce los mandamientos divinos y se esfuerza por vivir de acuerdo con ellos de ahora en adelante.... Y sólo entonces se le concede el éxito espiritual, es decir, su alma puede desarrollarse hacia arriba poco antes de su muerte, y aunque su grado de madurez es todavía baja, entra en el reino espiritual con la cognición de la Deidad Eterna y ya no está completamente apartado de Dios.

Tan pronto como reconoce a Dios y Sus mandamientos, se salva, está en camino hacia la altura, ha comenzado su desarrollo ascendente y el alma también alcanzará su objetivo, si no en la Tierra, al menos algún día en el reino espiritual. Pero mientras el humano ignore los mandamientos divinos o vincule las ventajas terrenales al cumplimiento de estos, el alma permanecerá en el grado espiritual más bajo, y entonces permanecerá también en la noche oscura espiritual.... No reconoce a Dios y tampoco puede amarle a Él, no se esforzará por Él, sino dirigirse al oponente de Dios que, sin embargo, nunca puede hacer que el alma sea conocedora y, por tanto, tampoco puede transmitirla conocimiento acerca de Dios.

Y es este conocimiento de la que carece la humanidad, el conocimiento de un Dios de amor, Que es omnipotente y sabio y Que quiere ganar a los humanos para Sí.... Tan pronto como el humano tiene conocimiento, tan pronto como cree en Dios como un Ser sumamente perfecto, también prestará atención a lo que este Ser supremo exige del humano.... y lo hará por su impulso más íntimo, porque en él despierta el amor a Dios y busca unificarse al Ser más supremo y perfecto.... Y entonces ya no necesitará mandamientos, porque desde dentro está lleno de amor por Dios y el prójimo....

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Adempiere i Comandamenti divini - Riconoscere di Dio

Camminare sulla retta via sulla Terra richiede l’adempimento dei Comandamenti divini, che però sono oltremodo facili da adempiere, se l’uomo vive nell’amore, cioè ha la spinta dall’interiore ad essere buono e di fare del bene. Allora non sente i Comandamenti di Dio come pressione o influenza che lo ostacola, ma tende da sé allo stesso di ciò che Dio esige da lui ed allora cammina anche sulla retta via. Allora non ha bisogno di Comandamenti, perché il suo essere cambia nell’amore per propria spinta e perché la sua volontà tende a Dio, lo spirituale in lui sta quindi già nella conoscenza dell’eterna Divinità, persino quando l’uomo non se ne rende ancora conto oppure dispone di un rispettivo sapere. Il sapere sonnecchia bensì già in lui, ma non è ancora venuto alla luce del giorno e malgrado ciò la sua anima riconosce Dio, altrimenti non tenderebbe al bene. L’uomo aspirerà anche alla perfezione, perché il suo cuore volenteroso e capace di amare lo spinge alla costante attività d’amore. Il suo agire e pensare quindi non contraddice i Comandamenti dell’amore che Dio ha dato per rendere possibile agli uomini un cammino secondo la Sua Volontà, perché in molti uomini non è molto sviluppata la conoscenza di bene e male, perché la volontà interiore è ancora rivolta all’avversario di Dio. Costui offusca nell’uomo la chiara percezione per bene e male, gli presenta il male in una luce che gli sembra seducente. E così un uomo che è caduto alla sua influenza, che fa giungere ad effetto tutti i cattivi istinti in sé, nel suo interiore può comunque essere convinto di agire bene, perché vede soltanto la propria utilità e considera buono tutto ciò che gli procura il vantaggio. Più in basso sprofonda, cioè capita nel potere dell’avversario di Dio, più scompare in lui la conoscenza di bene e male. Ed i Comandamenti divini gli devono ora essere la linea di condotta, appena si sforza seriamente di vivere nel modo giusto sulla Terra, perché gli deve sempre di nuovo essere tenuto davanti il suo errato cammino di vita ed i Comandamenti divini gli devono valere come misura secondo la quale vengono valutate e giudicate le sue azioni. Il Comandamento dell’amore retrocederà sempre il proprio vantaggio e conserverà quello del prossimo e soltanto quando l’uomo osserva questo, comincia a sottomettersi a questi Comandamenti. I singoli Comandamenti hanno dovuto essere rilasciati per l’uomo che è sotto l’influenza dell’avversario, nei quali può riconoscere il falso del suo pensare ed agire. L’uomo che sta nell’amore invece non ha bisogno di questi Comandamenti, per lui non è possibile infrangere i singoli Comandamenti, perché l’amore lo trattiene da ciò che un uomo senza amore fa senza riflessione. In un uomo attivo nell’amore sono attive la Forze buone e queste lo trattengono da ogni cattiva azione spensierata, mentre l’uomo lontano da Dio è privo di qualsiasi amore, concede l’accesso alle forze del male e queste lo spingono sempre di nuovo ad eseguire azioni disamorevoli. Ma se gli viene tenuto davanti ogni singolo Comandamento, allora può essere risvegliato in lui anche il sentimento di responsabilità per le sue azioni ed allora esegue con titubanza una cattiva azione, che può anche aver persino come conseguenza un cambiamento del suo pensare, premesso che si decida a cambiare il suo cammino di vita nel presagio di una Vita dopo la morte che gli sembra perduta.

Allora rivolge la sua attenzione alla salvezza della sua anima, coglie ogni occasione per ottenere il chiarimento sulla Volontà di Dio e si pente seriamente della sua vita sbagliata e cerca di cambiare. Disprezza sé stesso ed il suo agire compiuto finora, riconosce i Comandamenti divini e d’ora in poi si sforza di vivere secondo questi. E solo allora ha un successo spirituale, cioè la sua anima può svilupparsi verso l’Alto ancora poco prima della sua morte e benché il suo grado di maturità sia ancora basso, entra comunque nel Regno spirituale con la conoscenza dell’eterna Divinità e non è più del tutto distolto da Dio. Appena riconosce Dio ed i Suoi Comandamenti, l’anima è salvata, è sulla via verso l’Alto, ha iniziato il suo sviluppo verso l’Alto e raggiunge anche la sua meta, anche se non sulla Terra, comunque nel Regno spirituale. Ma finché l’uomo lascia inosservati i Comandamenti divini oppure con l’osservanza di questi allaccia dei vantaggi terreni, l’anima rimane ferma sul più basso grado spirituale ed allora rimarrà anche nella buia notte dello spirito. Non riconosce Dio e non Lo può nemmeno amare, non tenderà verso di Lui, ma si rivolgerà all’avversario di Dio, che però non può mai rendere l’anima sapiente, quindi non le è nemmeno data la conoscenza su Dio. Ed è questa conoscenza che manca all’umanità, la conoscenza di un Dio dell’Amore il Quale E’ onnipotente e saggio e vuole conquistare gli uomini per Sé. Appena l’uomo sta nella conoscenza, appena crede in Dio come l’Essere più sublime e perfetto, osserverà anche ciò che questo sommo Essere esige dall’uomo e lo farà dalla spinta più interiore, perché in lui è risvegliato l’amore per Dio e cerca di unirsi con l’Essere più sublime, più perfetto. Ed allora non ha bisogno di nessun Comandamento, ma è colmo d’amore dall’interiore per Dio e per il prossimo.

Amen

Traductor
Traducido por: Ingrid Wunderlich