Es mucho más fácil someterse a los deseos del mundo que cumplir los mandamientos divinos, porque lo que el mundo exige de los hombres es también el deseo de los hombres mismos, es decir, apela al cuerpo humano y ahora este también se esfuerza por ello. Los mandamientos divinos, sin embargo, exigen la renuncia a lo que el cuerpo desea a favor del prójimo que ahora está en necesidad. Entonces el deseo del cuerpo tiene que ser dejado de lado, tiene que renunciar por el bien del alma, entonces el ser humano vive su vida en la tierra de acuerdo con la voluntad divina, lo que le otorga el éxito espiritual.
Cumplir los mandamientos divinos es, por tanto, superarse a sí mismo, superar todos los deseos del cuerpo y un sacrificio constante de lo que es querido y valioso para uno mismo... No es fácil, es decir, requiere una constante impartición de fuerza, porque el ser humano tiene que resistir las tentaciones para probar su libre albedrio, porque los deseos del cuerpo siguen amenazando con volverlo voluble y constantemente necesita fuerza para resistirlo. Pero el progreso espiritual no se puede lograr sin lucha interior, y sin tentación no hay mérito en mantenerse firme.
Y así el mundo siempre querrá empujarse hacia delante, pero los mandamientos divinos siempre exigirán una voluntad de hacer sacrificios, mientras que el mundo trata de buscar que el disfrute de las alegrías terrenales sea parte de la vida humana, y se requiere una fuerte voluntad, una fe profunda y un esfuerzo consciente hacia Dios para entregar el mundo y encontrar su completa satisfacción en el cumplimiento de los mandamientos divinos. La fuerza de Dios tiene que capacitar al hombre para hacer esto último, tiene que penetrarlo y dejarle sentir el amor de Dios, entonces su obra de amor también se aumentará, la hará feliz al hombre mismo, ya no lo sentirá como un sacrificio, sino el amor al prójimo desinteresado le hará feliz y ya no extrañará al mundo sino que lo entregará voluntariamente por lo que cambiará por ello... por el amor de Dios, que ahora fluye hacia el en forma de fuerza que es muchas veces más valiosa que todas las alegrías terrenales.
Entonces el cuerpo tampoco añorará más al mundo, sino que tomará parte en el trabajo del alma y encontrará su satisfacción en ello, porque un alma amorosa ha vencido su cuerpo, es dominada por el espíritu dentro de sí misma, y el cuerpo también se somete a sus deseos, se espiritualiza como el alma en cuanto el amor de Dios puede hacerse efectivo en ella por el amor desinteresado al prójimo...
amén
TraductorEs ist um vieles leichter, sich dem Verlangen der Welt zu fügen, als die göttlichen Gebote zu erfüllen, denn was die Welt von den Menschen fordert, ist auch der Wunsch des Menschen selbst, d.h., es sagt dem Körper des Menschen zu und wird nun auch von diesem angestrebt. Die göttlichen Gebote aber fordern Verzichtleistung auf das, was der Körper begehrt, zugunsten des Nächsten, der nun in Not ist. Also es muß das Verlangen des Körpers zurückgestellt werden, er muß um der Seele willen Verzicht leisten, dann lebt der Mensch dem göttlichen Willen gemäß auf Erden sein Leben, das ihm geistigen Erfolg einträgt. Das Erfüllen der göttlichen Gebote ist daher eine Überwindung seiner selbst, eine Überwindung aller körperlichen Begierden und ein ständiges Opfern dessen, was ihm selbst lieb und wert ist.... Es ist nicht leicht, d.h., es erfordert eine ständige Kraftvermittlung, weil der Mensch zum Erproben seines freien Willens Versuchungen widerstehen muß, weil das Verlangen des Körpers ihn immer wieder wankelmütig zu machen droht und er ständig Kraft benötigt, um ihm zu widerstehen. Doch ohne inneren Kampf kann kein geistiger Fortschritt erzielt werden, und ohne Versuchung ist es kein Verdienst, standhaft zu bleiben. Und so wird sich immer wieder die Welt vordrängen wollen, es werden immer die göttlichen Gebote eine Opferfreudigkeit fordern, während die Welt das Genießen irdischer Freuden den Menschen zum Lebensinhalt zu machen sucht, und es gehört ein starker Wille, ein tiefer Glaube und ein bewußtes Streben zu Gott dazu, um die Welt hinzugeben und in der Erfüllung der göttlichen Gebote seine restlose Befriedigung zu finden. Es muß die Kraft aus Gott den Menschen zu letzterem befähigen, sie muß ihn durchdringen und die Liebe Gottes empfinden lassen, dann wird auch sein Liebeswirken sich steigern, es wird den Menschen selbst beglücken, er wird es nicht mehr als Opfer empfinden, sondern die uneigennützige Nächstenliebe wird ihn beglücken, und er wird die Welt nicht mehr vermissen, sondern sie willig hingeben für das, was er dagegen eintauscht.... für die Liebe Gottes, die ihm in Form von Kraft nun zuströmt und die alle irdischen Freuden ums vielfache an Wert übertrifft. Dann wird auch der Körper nicht mehr nach der Welt verlangen, sondern er wird sich an der Seelenarbeit beteiligen und daran Befriedigung finden, denn eine liebende Seele hat ihren Körper besiegt, sie wird vom Geist in sich beherrscht, und auch der Körper fügt sich dessen Verlangen, er vergeistigt sich gleich der Seele, sowie die Liebe Gottes in ihm wirksam werden kann durch uneigennützige Nächstenliebe....
Amen
Traductor