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La resistencia obstaculiza la fuerza de la cognición....

Contra qué se defiende un ser humano también le resulta incomprensible por tanto tiempo, hasta que abandona su resistencia interior. Sólo puede reconocer la verdad cuando obtiene la fuerza de la cognición, que es nuevamente el resultado del deseo de la verdad. Sin embargo, el deseo de la verdad requiere cierta voluntad, es decir, lo contrario de la resistencia.

La buena voluntad siempre creará un sentimiento de humildad, mientras que la resistencia irá acompañada de arrogancia. La humildad trae gracia al hombre, pero la arrogancia la aleja de él, y sin gracia el hombre no puede madurar en su alma. Pero sin piedad permanece ciego de espíritu, ignorante y sin luz. Pero cuando la gracia divina fluye hacia el hombre, éste llega a ver, a conocer e irradiado de luz.

De modo que la resistencia es una voluntad equivocada que debe ser dirigida. Si el ser humano renuncia a la resistencia, es decir, si su voluntad se vuelve hacia Dios, entonces le parecerán aceptables muchas cosas que antes rechazaba como inaceptables, y esto se logra por la gracia divina, que entonces fluye hacia el ser humano cuando confiesa que su voluntad se vuelve conscientemente hacia Dios.

Por lo tanto, el humano continúa objetando las revelaciones divinas hasta que haya expresado su deseo por aclaración. Porque entonces está listo para escuchar la respuesta, y su mente la capta desde el momento en que surge en él el deseo de la respuesta. Sin pregunta no se le puede asignar la verdad; y si se le mandase no sería capaz de captarla y, por tanto, seguirá caminando en la oscuridad del espíritu mientras no desee la luz....

amén

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Traducido por: Hans-Dieter Heise

La resistenza, impedimento per la Forza di conoscenza

L’uomo combatte contro qualcosa che gli rimane incomprensibile finché non ha rinunciato alla resistenza interiore. Può riconoscere la Verità solamente quando gli giunge la Forza per la conoscenza, che è di nuovo la conseguenza del desiderio per la Verità. Ma desiderarla premette una certa volontarietà, quindi il contrario della resistenza. Un sentimento umile fa sempre scaturire la volontarietà, mentre la resistenza si accoppia con l’arroganza. L’umiltà procura all’uomo la Grazia, ma l’arroganza gliela tiene lontana e senza la Grazia l’uomo non può maturare nella sua anima. Senza Grazia però rimane cieco nello spirito, ignaro e senza Luce. Ma dove all’uomo affluisce la Grazia divina, costui diventa vedente, sapiente e compenetrato dalla Luce. Quindi la resistenza è volontà invertita, che dev’essere orientata bene. Se l’uomo rinuncia alla resistenza, cioè se la sua volontà è rivolta a Dio, molte cose che prima ha rifiutato come inaccettabili gli sembrano accettabili, e questo lo opera la Grazia divina che poi affluisce all’uomo, quando la sua volontà si dichiara coscientemente per Dio. Per questo motivo gli uomini oppongono delle obiezioni contro le Rivelazioni divine, finché non abbiano dichiarato la volontà per il Chiarimento, perché allora sono disposti ad ascoltare la Risposta, ed il loro intelletto la afferra sin da quel momento, in cui in esso diventa vivo il desiderio per la Risposta. Senza domanda la Verità non gli può essere elargita; e se gli venisse offerta, l’uomo sarebbe incapace di accoglierla, e perciò camminerà nell’oscurità dello spirito finché non porta il desiderio per la Luce.

Amen

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Traducido por: Ingrid Wunderlich