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Poder y medidas terrenales.... Protección divina.... Fe firme....

La gente presta demasiada importancia a las medidas que se toman desde el lado terrenal y no considera que depende de la voluntad de Dios que estas medidas puedan llevarse a cabo. Dios ciertamente tendrá en cuenta y no siempre intervendrá en las determinaciones humanas que no corresponden a Su voluntad, pero está en Su poder destruir lo que los hombres han creado....

Pero el hombre mismo no puede hacer nada para asegurarse su destino, aunque siga todo lo que humanamente se le exige. Pero si primero cumple con los requisitos de Dios, no necesita dar tanta importancia a las regulaciones terrenales, entonces será guiado por Dios de tal manera que no viole la ley terrenal ni la autoridad terrenal, o lo protegerá de ella; o sabrá protegerlos de los peores efectos de una violación involuntaria. Y es por eso que el hombre no debe preocuparse por su destino terrenal mientras esté dispuesto a ser obediente al Señor y Gobernante supremo, porque entonces Él le brindará Su protección en la medida que le sirva.

Sin embargo, a la inversa, todas las medidas de precaución son inútiles, porque el poder terrenal no puede proteger a los humanos contra las decisiones divinas que pueden destruir toda precaución humana. En tiempos de necesidad, confiar en Dios es la única seguridad contra el daño que llega a los humanos desde afuera....

En una situación de vida externa aparentemente segura todavía no hay una garantía de una protección real en tiempos de problemas y tribulaciones, que Dios Mismo envía a los seres humanos. Porque todos los humanos están expuestos a tales envíos desde arriba, sin importar cuán favorablemente el destino en la Tierra les haya favorecido, Y por eso vendrán horas para cada ser humano en que sus propias fuerza y poder ya no son suficientes, sino que el hombre tiene que buscar refugio en la oración.... donde ni sus semejantes pueden ayudarle ni el mismo puede liberarse.... donde sólo hay un camino que lo saca del caos.... el camino hacia Dios Mismo....

Pero este camino nunca será tomado en vano, porque Dios siempre está dispuesto a ayudar. En consecuencia, sólo aquel ser humano que pide ayuda al Padre Celestial con plena fe tendrá derecho a llevar una vida fácil en la Tierra. Dios cumple esta oración si surge de un corazón profundamente creyente y el niño terrenal confía su necesidad a Dios. Por otra parte, la persona que sólo reconoce un poder terrenal, pero no un Ser Que aún no ha visto, inevitablemente se encontrará en extrema angustia....

El poder terrenal ahora fallará, y los seres espirituales, ángeles guardianes y siervos de Dios cuidarán de todos aquellos que lo soportan todo y sólo envían una silenciosa súplica hacia arriba, en la firme creencia de no mandarla en vano. Esta firme creencia en realidad trae satisfacción a los humanos, mientras que la apelación al poder terrenal se desvanece sin ser escuchada; y si la persona tiene rango y respeto, es sólo una apariencia externa, pero no tiene un significado más profundo. Por eso el hombre no necesita sentir ningún temor mientras viva en Dios, se vea a sí mismo como Su hijo y se esfuerce por vivir según su voluntad.

No necesita temer de nada, porque en todas las situaciones de la vida el Padre celestial se hará notar el humano que ama profundamente a Dios. Sea lo que sea que os llegue desde afuera, no debéis pelear ni temer por vuestro destino, Dios brinda ayuda a todos aquellos que sólo piensan en Él y Lo llevan en su corazón. la gente todavía tendrá que tomar grandes decisiones para decidirse por Él o por el representante del poder terrenal. El poder terrenal es completamente impotente, mientras que el poder de Dios lo logra todo y puede salvarla de sus problemas a todo aquel que cree en Él....

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Irdische Macht und Maßnahmen.... Göttlicher Schutz.... Fester Glaube....

Es schenken die Menschen zuviel Bedeutung den Maßnahmen, die irdischerseits getroffen werden, und bedenken dabei nicht, daß es doch vom Willen Gottes abhängig ist, daß diese Maßnahmen durchgeführt werden können. Es wird Gott wohl den freien Willen des Menschen berücksichtigen und nicht immer eingreifen in menschliche Bestimmungen, die Seinem Willen nicht entsprechen, doch in Seiner Macht liegt es, zunichte zu machen, was Menschen erstehen lassen.... Der Mensch selbst kann aber nichts dazu tun, sich sein Schicksal zu sichern, wenngleich er alles befolgt, was von ihm menschlicherseits gefordert wird. Kommt er aber zuerst den Anforderungen Gottes nach, so braucht er den irdischen Bestimmungen nicht so großen Wert beimessen, er wird dann von Gott aus schon so gelenkt werden, daß er nicht gegen irdisches Gesetz und irdische Gewalt verstößt, oder Er wird ihn vor den schlimmsten Auswirkungen eines unwissentlichen Verstoßes zu schützen wissen. Und darum soll sich der Mensch nicht sorgen um sein irdisches Schicksal, solange er gewillt ist, dem obersten Herrn und Regenten gehorsam zu sein, denn dann läßt ihm Dieser Seinen Schutz angedeihen, so wie es ihm dienlich ist. Umgekehrt aber nützen alle Vorsichtsmaßregeln nichts, denn irdische Macht kann den Menschen nicht schützen gegen göttliche Beschlüsse, die jede menschliche Vorsorge zunichte machen können. In Zeiten der Not sich vertrauensvoll Gott überlassen ist die einzige Sicherheit gegen Unheil, das von außen an den Menschen herantritt....

In einer scheinbar gesicherten äußeren Lebenslage liegt noch nicht die Gewähr für wirklichen Schutz zu Zeiten von Not und Trübsal, die Gott Selbst über die Menschen sendet. Denn solchen Sendungen von oben sind alle Menschen ausgesetzt, ob sie irdisch noch so günstig vom Schicksal bedacht sind. Und daher werden für jeden Menschen Stunden kommen, wo die eigene Kraft und Macht nicht mehr ausreicht, sondern der Mensch Zuflucht suchen muß im Gebet.... wo ihm weder die Mitmenschen helfen können, noch er sich selbst frei machen kann.... wo es nur einen Weg gibt, der ihn hinausführt aus dem Chaos.... den Weg zu Gott Selbst.... Dieser Weg aber wird niemals vergeblich beschritten werden, denn Gott ist zur Hilfe immer bereit. Folglich wird nur der Mensch ein leichtes Erdenleben zu führen berechtigt sein, der in vollem Glauben zum himmlischen Vater bittet um Hilfe. Gott erfüllt dies Gebet, sofern es aus tief gläubigem Herzen emporsteigt und das Erdenkind seine Not Gott anvertraut. Dagegen wird unvermeidlich der Mensch in äußerste Bedrängnis kommen, der nur eine irdische Macht anerkennt, nicht aber ein Wesen, das er noch nicht gesehen hat.... Die irdische Macht wird nun versagen, und geistige Wesen, Schutzengel und Diener Gottes nehmen sich all derer an, die alles ergeben über sich ergehen lassen und nur einen stillen Bittruf emporsenden, im festen Glauben, diesen nicht vergeblich zur Höhe zu senden. Dieser feste Glaube trägt dem Menschen tatsächlich auch die Erfüllung ein, während der Bittruf zur irdischen Macht ungehört verhallt; und ob der Mensch in Rang und Ansehen steht, es ist nur äußerlicher Schein, der aber keine tiefere Bedeutung hat. Und so braucht der Mensch keinerlei Furcht empfinden, solange er in Gott lebt, sich als Sein Kind betrachtet und Seinem Willen entsprechend zu leben sich bemüht. Ihn wird nichts zu schrecken brauchen, denn in allen Lebenslagen wird der Vater im Himmel spürbar bei dem Menschen sein, der Gott innig liebt. Was auch von außen an euch herantreten mag, ihr sollt weder hadern noch bangen um euer Los, Gott läßt Hilfe angedeihen allen, die immer nur Ihn vor Augen und im Herzen tragen. Es werden die Menschen noch vor große Entscheidungen gestellt werden, um sich für Ihn oder den Vertreter der irdischen Macht zu entscheiden. Irdische Macht ist völlig kraftlos, während die Macht Gottes alles zuwege bringt und jeden, der daran glaubt, erretten kann und wird aus seiner Not....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde