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Alegrías del mundo.... Receptáculo de captación del Espíritu divino....

No os dejáis seducir por los encantos del mundo. Porque entráis en un gran peligro, y vuestra salvación del alma debería ser lo más alto que todo lo demás en el mundo. Si queréis servir al Señor, tenéis que renunciar a todo lo que os conecta con esta tierra, tenéis que defenderos conscientemente de las tentaciones del mundo. La lucha contra esto fortalece el espíritu en vosotros, y os convierte en conquistadores de la materia, libres de la violencia del mal.

Todo lo que veis y sentéis contiene elementos espirituales inmaduros en sí mismo, a lo que tenéis que resistir, porque la tierra con todo su esplendor y todos los exterioridades os ha sido entregado como piedra de la discordia.... como tentación.... que deberíais probarlo y aprender a resistir esta tentación por propia voluntad. Una vez que todo el esplendor del mundo se ha apoderado una vez de vuestro corazón, entonces la lucha es indescriptiblemente más difícil, y entonces es el momento de usar la fuerza para adquirirse el reino de los cielos. Solo en una lucha constante contra la tentación es posible aliviar la miseria del alma y redimirla de la noche oscura. Ella languidece demasiado en las ataduras de la materia que lo rodea, y su deseo es liberarse de ella.

Por eso el hombre tiene que evitar todo lo que podría engrosar su caparazón.... tiene que tratar de aliviarla renunciando voluntariamente a todo lo que lo conecta con el mundo terrenal y dirigiendo sus pensamientos al mundo espiritual. A través de esto se vuelve ligero y claro alrededor de su alma, y su estado se vuelve cada vez más libre.... Busca la conexión con el Espíritu divino que duerme en él, que se puede volverse uno con el alma, cuanto más libre se vuelve de la materia. La resistencia a todos los deseos mundanos es siempre una condición previa para despertar el espíritu.... Porque el estado del alma nunca puede mejorar si el cuerpo cede a los deseos terrenales y, por lo tanto, el alma nunca puede convertirse en un receptáculo de captación para el Espíritu divino.

El mundo es probablemente muy tentador y, por lo tanto, es un peligro constante para el alma, pero dado que el hombre dispone de todo tipo de ayudantes durante la vida terrenal, todavía tiene el poder de resistirlo. El Creador divino no permite que ningún ser pase por la vida terrenal sin protección e impotencia.... puede procurar toda protección y ayuda a través de la oración, y quien se valga de este medio puede vencer cualquier tentación terrenal, porque a través de la oración participa de toda la gracia del Señor y nunca debe temer estar expuesto indefenso a todas las tentaciones del mundo. Aumenta su bien espiritual en la misma medida en que se sirve de la oración, por lo que él mismo tiene la posibilidad y el poder de separarse visualmente de la tierra, y de satisfacerse espiritualmente por completo e intercambiar cosas mucho más hermosas para el alma, que la que la tierra puede ofrecer al cuerpo en términos de realización mundana.

Y así el hombre no renuncia a nada si evita las alegrías del mundo, sino que gana indecible mucho, porque las alegrías del mundo no perduran.... son falsas y perecederas.... pero las alegrías espirituales superan todo lo terrenal y duran para toda la eternidad....

Amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Freuden der Welt.... Aufnahmegefäß des göttlichen Geistes....

Lasset euch nicht betören von den Reizen der Welt. Denn ihr geratet in große Gefahr, und euer Seelenheil soll euch höherstehen als alles in der Welt. Wollet ihr dem Herrn dienen, so müsset ihr alles aufgeben, was euch mit dieser Erde verbindet, ihr müsset euch in bewußte Abwehr stellen den Lockungen der Welt gegenüber. Der Kampf wider diese stärkt den Geist in euch, und ihr werdet gleichsam als Bezwinger der Materie frei von der Gewalt des Bösen. Es birgt alles, was ihr seht und fühlt, unreifes Geistiges in sich, dem ihr widerstehen müßt, denn die Erde mit allem Glanz und allen Äußerlichkeiten ist euch gegeben als Stein des Anstoßes.... als Versuchung.... auf daß ihr euch daran erproben sollt und aus freiem Willen dieser Versuchung widerstehen lernt. Hat sich aller Glanz der Welt eures Herzens erst einmal bemächtigt, dann ist der Kampf unsagbar schwer, und dann heißt es Gewalt anwenden, um das Himmelreich zu erwerben. Nur im steten Kampf gegen die Versuchung ist es möglich, der Seele Not zu heben und sie zu erlösen aus dunkler Nacht. Sie schmachtet allzusehr in den Banden der sie umgebenden Materie, und ihr Verlangen ist die Befreiung von derselben. Darum muß der Mensch alles meiden, was ihre Hülle verdicken könnte.... er muß versuchen, ihr Erleichterung zu bringen, indem er willig alles aufgibt, was ihn mit der irdischen Welt verbindet, und seine Gedanken der geistigen Welt zuwenden. Dadurch wird es licht und hell um die Seele, und ihr Zustand wird freier und freier.... Sie sucht die Verbindung mit dem in ihr schlummernden göttlichen Geist, der sich mit der Seele einen kann, je freier sie von der Materie wird. So ist allemal zur Erweckung des Geistes in sich Vorbedingung Widerstand gegen alles weltliche Verlangen.... Denn niemals kann der Seele Zustand sich bessern, wenn der Körper irdischem Verlangen nachgibt, und kann daher die Seele auch nimmermehr Aufnahmegefäß göttlichen Geistes werden. Es locket die Welt wohl gar sehr und ist daher unausgesetzt Gefahr für die Seele, doch da dem Menschen Hilfskräfte jeglicher Art zur Verfügung stehen während des Erdenlebens, hat er es doch in der Gewalt, ihr zu widerstehen. Der göttliche Schöpfer läßt kein Wesen schutzlos und ohnmächtig durch das Erdenleben gehen.... jeden Schutz und jede Hilfe kann er sich verschaffen durch Gebet, und wer sich dieses Mittels bedient, kann jeder irdischen Versuchung Herr werden, denn er wird durch das Gebet aller Gnade des Herrn teilhaftig und braucht nimmermehr zu fürchten, schutzlos aller Versuchung der Welt ausgeliefert zu sein. Er vermehrt sein geistiges Gut im selben Maß, als er sich des Gebetes bedient, er hat somit selbst die Möglichkeit und die Macht, sich bildlich von der Erde zu trennen und sich geistig dafür vollauf zu sättigen und weit Schöneres für die Seele einzutauschen, als die Erde je an weltlicher Erfüllung dem Körper bieten kann. Und somit gibt der Mensch nichts auf, wenn er die Freuden der Welt meidet, sondern gewinnt unsagbar viel, denn die Freuden der Welt sind nicht von Bestand.... sie sind unecht und vergänglich.... doch die geistigen Freuden wiegen alles Irdische auf und bleiben bestehen bis in alle Ewigkeit....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde