B.D.-Nr. 6548

El derramamiento del Espíritu requiere la Redención....

Una y otra vez derramo Mi Espíritu en los corazones de aquellos que se abren a Mí, que han preparado su corazón para Mí para que pueda habitar en ellos, aquellos que Me aman y quieren tener pruebas de Mi amor por ellos.... Derramo Mi Espíritu sobra toda carne.... pero la Redención por medio de Jesucristo tiene que haber tenido lugar antes, para que ahora estéis liberados de Mi adversario, para que tengáis la fuerza y la voluntad de transformaros en un receptáculo para Mi Espíritu, y Yo Mismo pueda ahora obrar también en vosotros.

En un estado no redimido, la obra de Mi Espíritu es imposible, porque se requiere un cierto grado de madurez de vuestra alma, que jamás podréis lograr sin la ayuda del divino Redentor. Por lo que tenéis que aprovechar las gracias de Su obra de Redención, lo que significa a la vez entregarse a Él y pedirle también que haya muerto por vosotros para que seáis liberados del peso del pecado que aún os mantiene atados a Mi adversario....

Pero cuando estáis libres de él, entonces Yo también puedo tomar posesión de vosotros, entonces puedo que Mi fuerza de amor fluya nuevamente en vosotros, como una vez antes de la apostasía, entonces también puedo derramar Mi Espíritu sobre vosotros.... Puedo hablar con vosotros y daros pleno entendimiento de todo, puedo iluminar vuestro pensamiento, puedo impartiros fuerza en abundancia para que podáis realizar obras de amor.... Puedo abriros un conocimiento que os permitirá enseñar a vuestros semejantes, puedo iniciaros en Mi plan eterno de Salvación y daros conocimiento de lo que está por venir.... Puedo entrenaros para que seáis obreros capaces en Mi viña y asignaros tareas que sirven a la salvación de vuestros semejantes....

Así que os puedo hablar directamente, y ahora podéis permanecer en contacto constante Conmigo, Yo puedo estar constantemente presente en vosotros.... y Yo os di esta promesa cuando caminé sobre la Tierra, que quiero estar con vosotros hasta el final.... Ciertamente os he abandonado físicamente, he ascendido al Cielo, pero os he enviado al que os prometí. Mi Espíritu, el Consolador, que os recuerda siempre a Mí, que os vuelve a enseñar como antes, y que, sobre todo, os presenta el significado de Mi obra de Redención, porque eso es lo más importante para vosotros en la vida terrenal, que Le reconozcáis a Él, a Jesucristo, Que murió por vosotros en la cruz, Que sólo Me sirvió de caparazón en la que Me encarné, porque quería redimiros del pecado y de la muerte.

Quien no sea iluminado por Mi Espíritu no comprenderá el profundo significado de la obra de Redención. Sin embargo, siempre habrá seres humanos en quienes pueda derramar Mi Espíritu, y por eso la muerte de Jesús en la cruz también siempre será destacada.... Su obra de Redención jamás será olvidada, porque Mi Espíritu la proclama continuamente, guiando los seres humanos hacia Él, Quien es el único Redentor, y a quien debéis entregaros para liberaros de un poder que, de otro modo, os mantendría atados para siempre....

Yo permaneceré con vosotros hasta el fin del mundo. ¿De qué otra manera se puede entender que Yo estoy con vosotros en Espíritu, que Yo Mismo estoy presente ante vosotros y Me revelo a vosotros? Y todos podéis preparar vuestros corazones como morada para Mí, todos podéis servirme como receptáculo para Mi Espíritu, porque Yo derramaré Mi Espíritu sobre toda carne que se haga digna de recibirme....

amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

Este comunicación no se menciona en ninguna folleto temático.