3787 La confesión a Jesús y la Obra de redención...

1 de junio de 1946: Libro 48

El peligro de apartarse de la fe en Jesucristo, el Hijo de Dios y Redentor del mundo, será muy grande y, sin embargo, la gente deberá someterse a esta última prueba de fe, porque es decisiva para la eternidad... Yo Mismo Me he encarnado en esta tierra en Jesucristo, Yo Mismo tomé la muerte en la cruz como ser humano para abrir la puerta a la eternidad para la humanidad... Pero la gente cierra esta puerta a sí misma, no acepten Mi Obra de redención, no obtienen ningún beneficio de ella.

Y esta puerta permanecerá cerrada para ellos durante eternidades, porque quien no Me reconoce, tampoco puedo reconocerlo como perteneciente a Mí. Él no tiene parte en Mí mientras esté todavía en el poder de Mi oponente, que es inquebrantable hacia aquellos que no Me reconocen a Mí y a Mi Obra de redención. Así que ellos mismos se separan de Mí y se esfuerzan hacia aquel, a través de cuya voluntad dejaron de ser libres y privados de todo reconocimiento. El fin está cerca y con este el juicio final... Y nuevamente Me acerco a la humanidad como Redentor, busco traerla libertad espiritual, luz y conocimiento, y solo quiero ser reconocido para poder derramar también las gracias de Mi Obra de redención sobre las almas para que no sucumban al juicio.

Quiero redimirlos, pero deben dejarse redimir por su propia voluntad... Y por eso deben confesarme ante el mundo como Aquel a través de Cuya fuerza y gracia pueden ser salvados.... deben creer que la Divinidad en toda abundancia estaba escondida en el hombre Jesús, que el gran amor a Sus semejantes le movía a sufrir y morir por ellos para evitarles la muerte entera, que se concede irrevocablemente que no crea en Él, que no reconoce Su Obra de redención ni reclama las gracias adquiridas por Él a través de la muerte en la cruz.

Y la gente debe confesar esta fe ante el mundo; deben testificar abiertamente del amor del Dios-Hombre Jesús, porque a través de este testimonio Me confiesan plenamente y completo... muestran al mundo que son de verdad Mis hijos que, atraídos por el amor del Padre, también cumplan la voluntad del Padre... Y entonces esta decisión de fe debe tomarse, y será un tiempo difícil para las personas que Me pertenecen y que deben confesarme públicamente. Pero el que tiene la voluntad de hacerlo, también tiene la fuerza, y ésta le llega sin medida como lo he prometido... Porque Yo Mismo estoy con los Míos, y los Míos son los que luchan por Mí, los que tratan de ganarme, que Me invoquen en espíritu y en la verdad, que viven en el amor y se esfuercen por cumplir Mi voluntad.

Y estos no deberían temer la próxima lucha de fe. Tiene que sobrevenir a las personas para que tomen una postura seria sobre un problema que hasta ahora ha recibido poca atención... tienen que decidirse a favor o en contra de Mí, porque quien se confiesa al Hijo también confiesa al Padre, y quien rechaza al hijo también rechaza al padre. Pero Yo soy Él, Que se entregó a Sí Mismo por la gente... Porque Yo estaba en abundancia en el hombre Jesús, Yo Mismo descendí a la tierra para redimir a las personas de la culpa del pecado y sus consecuencias. Y por tanto, quien cree en Mí, no puede rechazar a Jesucristo, porque Él y Yo somos Uno, y el que confiesa a Él, también Me confiesa a Mí...

Amén

Traducido por: Hans-Dieter Heise

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