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Glaube an Unsterblichkeit der Seele.... Wahrheit....

Des Leibes Tod ist nicht der Seele Ende.... Diese Erkenntnis, der Glaube daran, fehlt den Menschen, und darum werten sie das Erdenleben nicht aus, wie es Meinem Willen entspricht. Sie schaffen sich gewissermaßen nur Ordnung für ihren Leib, nicht aber für ihre Seele.... sie handeln ihrer Seele gegenüber verantwortungslos, weil sie von ihrer Existenz und von ihrer Unsterblichkeit nicht überzeugt sind. Und darum muß ihnen als erstes die Unsterblichkeit der Seele vorgehalten werden, so eure Bemühungen, sie zu einem anderen Lebenswandel zu veranlassen, Erfolg haben sollen. Doch der Glaube daran erfordert auch eigenes Nachdenken, das ihren eigenen Willen bedingt und nicht zwangsmäßig erreicht werden kann. Die Unsterblichkeit der Seele wird auch den Sinn und Zweck des Erdenlebens verständlich machen, und dann erst ist die Möglichkeit gegeben, daß der Mensch sich wandle, daß er das Leben der Seele als wichtiger erkennt als das des Leibes. Es sind zwei große Gefahren, in denen die Menschheit schwebt.... Der Unglaube an die Seele und ihre Unsterblichkeit und die irrigen Lehren, die auch dem an die Unsterblichkeit der Seele Glaubenden hinderlich sind zum geistigen Aufstieg, weil sie ihm ein falsches Bild der ewigen Gottheit geben und weil die Menschen dann zumeist eines versäumen.... die innige Verbindung mit Mir herzustellen gedanklich oder auch durch rechtes Gebet.... Nur dies verbürgt ihnen geistigen Aufstieg, weil Ich Selbst dann wirksam werden kann. Und darum gilt die wichtigste Arbeit Meiner Diener auf Erden dem Ausrotten irriger Lehren und dem Erwecken des Glaubens an ein Fortleben nach dem Tode.... Und es werden die Menschen Meine Diener anhören müssen, wollen sie Erfolg haben in der kurzen Erdenzeit, die ihnen noch bis zum Ende verbleibt. Sie werden sich nur dort vollwahre Erklärungen holen können, wo solche vom Himmel herab geboten werden; sie werden sowohl über das Leben der Seele nach dem Tode als auch über die Lehre Christi nur mittelbar oder unmittelbar von Mir belehrt werden können, dann aber kann ihr Glaube ein überzeugter werden, der allen Einwänden standhalten wird, der geistigen Aufstieg sichert und der Seele ein ewiges Leben einträgt in Seligkeit, andernfalls das Los der Seele ein unseliges ist, weil sie nie und nimmer aufhört zu sein, jedoch in dem Zustand in der Ewigkeit ist, den sie sich selbst geschaffen hat durch ihren Willen, durch ihren Unglauben und einen Meinem Willen widersprechenden Lebenswandel. Wer fest an die Unsterblichkeit der Seele glaubt, wird auch viel eher die Arbeit an seiner Seele in Angriff nehmen, doch lau und träge oder gänzlich unfähig und unwillig dazu bleibt der Mensch, der sein Leben mit dem Tode des Leibes beendet glaubt. Ihr Meine Diener könnet darum nicht ernstlich genug ihnen das Fortleben der Seele vorstellen, wenngleich ihr es ihnen nicht beweisen könnet. Doch durch ernstes Nachdenken darüber kann der Mensch auch in sich zur Überzeugung gelangen, daß eure Rede Wahrheit ist, weil Ich Selbst ihnen helfe, das Rechte zu erkennen, so sie nur ernstlich wollen und euch nicht ungehört abweisen. Das Erdenleben gewinnt eine ganz andere Bedeutung für den Glaubenden, er betrachtet es dann nicht mehr als Selbstzweck, sondern nur als Mittel zum Zweck und hält sich seinen Lebenswandel selbst vor, den er dann je nach seiner Willensstärke zu bessern sucht. Und sowie ihm die reine Wahrheit unterbreitet wird, festigt sich auch sein Glaube, während irrige Lehren ihn nur zerstören und den Menschen in die Finsternis zurücksinken lassen.... Darum muß die Wahrheit verbreitet werden, um den Seelen das Leben zu bringen, denn Irrtum und Lüge ist der Seele Tod im geistigen Reich, der aber nicht ein Vergehen ihrer selbst, sondern nur völlige Kraftlosigkeit bedeutet und darum ein Zustand äußerster Qual ist, den Ich von jeder Seele abwenden möchte und ihr darum immer wieder Boten zusende, die ihr Hilfe bringen sollen, ehe es zu spät ist....

Amen

Übersetzer
Dies ist eine Originalkundgabe von Bertha Dudde

Fe en la inmortalidad del alma

La muerte del cuerpo no significa el fin del alma...

Como a los hombres les falta la fe en esto, no aprovechan de la vida terrenal de la manera como corresponde a mi Voluntad. Se crean un sistema de orden, pero eso más bien sólo para su cuerpo y no para su alma. De modo que ante su alma actúan con irresponsabilidad, porque no son convencidos de su existencia y de su inmortalidad. Por eso, para que vuestros esfuerzos de animarlos a otro plan de vida puedan tener éxito, ante todo, hay que llamarles la atención sobre la inmortalidad del alma. Pero la fe en ello requiere cierta reflexión cuyo resultado afecta la libre voluntad de los hombres - de modo que no se puede conseguir tal fe a base de la fuerza.

Con la inmortalidad del alma el hombre también comprenderá el sentido y el objetivo de la vida terrenal... Y sólo entonces se da la posibilidad que cambie... que considere la vida del alma por más importante que la del cuerpo físico. Sólo que ahí se presentan dos peligros a los que la humanidad está expuesta: por un lado la incredulidad en el alma y en su inmortalidad, y por otro las doctrinas erróneas que también para aquel que cree en la inmortalidad del alma son un obstáculo para su progreso espiritual... pues le dan una imagen errónea de la eterna Divinidad.

Entonces los hombres en general omiten establecer una unión Conmigo, sea en su fuero interno o mediante una verdadera oración - pero precisamente estos son los que garantizan su ascenso espiritual porque únicamente entonces Yo mismo puedo actuar. Por eso la tarea más importante de mis siervos en la Tierra es la extinción de doctrinas erróneas y de despertar la fe en la continuación de la vida después de la muerte física.

Y los hombres tendrán que escuchar a mis siervos si quieren tener éxito en la corta vida en la Tierra que todavía les queda hasta el final. Sólo podrán conseguir enseñanzas absolutamente verdaderas donde estas les estén ofrecidas desde lo Alto. Sobre la vida del alma después de la muerte tanto como sobre la Doctrina de Cristo sólo pueden recibir Enseñanza de Mí, directa o indirectamente; pero entonces, como resultado, la fe será inquebrantable y resistirá a toda clase de objeciones - una fe que garantiza el ascenso espiritual y que trae al alma una vida eterna bienaventurada.

En el caso contrario la suerte del alma será desgraciada porque nunca dejará de existir; pues en el Más Allá se encontrará en un estado que ella misma se ha preparado mediante su voluntad a causa de su incredulidad y su comportamiento contrario a mi Voluntad.

Aquel que tiene una profunda fe en la inmortalidad del alma también empezará más pronto con el trabajo de darle una buena formación; pero el hombre que cree que su vida se acaba con la del cuerpo quedará mohíno o adopta una actitud de rechazo. Por eso, vosotros que sois mis siervos, no debéis cansaros en llamarles la atención sobre la inmortalidad del alma, aunque no se lo podáis probar.

Pero mediante profunda reflexión el hombre puede también en su interior llegar a la convicción que vuestras palabras son pura Verdad, porque Yo mismo les ayudo a reconocer lo verdadero - si tan sólo son verdaderamente interesados y no os rechazan sin escucharos.

Para el hombre de fe, la vida terrenal obtiene una importancia totalmente distinta, porque ya no la considera como una finalidad en sí sino como un medio para conseguir un fin... Él mismo se reprocha su conducta y, según su voluntad, procura a mejorarla. Y nada más presentarle la pura Verdad, también se fortalece su fe, mientras que enseñanzas erróneas sólo le destruyen y hacen que vuelva a caer en oscuridad.

Por eso hay que divulgar la Verdad, para traer a las almas la Vida; porque en el Reino espiritual el error y la mentira son la muerte del alma - lo que no quiere decir que el alma se muera, sino que entrará en una impotencia total que le resulta en un estado de extremo tormento... un estado que Yo quisiera evitar a cada alma, por lo que cada vez de nuevo les mando mensajeros para que les ayuden antes de que sea demasiado tarde.

Amén.

Übersetzer
Übersetzt durch: Meinhard Füssel