Es ist das Erdenleben des einzelnen bestimmend für das Leben in der Ewigkeit. Diese Erkenntnis läßt den Menschen auch bewußt leben, d.h., er wird sich bemühen, einen Lebenswandel zu führen nach dem Willen Gottes, um das ewige Leben zu gewinnen. Doch diese Erkenntnis mangelt den meisten Menschen, weil sie zu rechtem Wissen nur durch die Liebe gelangen können und zum Glauben an ein Leben nach dem Tode ihnen der Wille fehlt, ansonsten sie auch ohne Wissen streben würden nach dem ewigen Leben. Der gläubige Mensch zweifelt nicht daran, wenngleich es ihm nicht bewiesen werden kann, was ihm gelehrt wird über das Leben in der Ewigkeit; er stellt aber dennoch sein Erdenleben nach seinem Glauben ein.... Der durch die Liebe wissend gewordene Mensch aber bedarf keines Beweises, denn ihm ist das durch Liebeswirken gewonnene Wissen Beweis genug. Und also strebt er nun bewußt das ewige Leben an.... Er sucht sich zu formen nach göttlichem Willen, um nach seinem Tode in Gottnähe sein zu können, was für das Wesen Leben bedeutet. Mangelt aber dem Menschen jeglicher Glaube an ein Fortleben, dann lebt er auf Erden nur für diese Welt, er achtet den göttlichen Willen nicht, er arbeitet nicht an sich, d.h. an seiner Seele, er wird nur sich selbst lieben und das Gebot der Nächstenliebe unbeachtet lassen, er wird daher nie zur Helligkeit seines Geistes kommen, er wird ohne Wissen bleiben und daher das Erdenleben nicht zum Heil seiner Seele ausnützen. Und am Ende seines Lebens wird er seinen Leerlauf erkennen und geistig tot ins jenseitige Reich hinübergehen, denn er hat das Erdenleben nur genützet für sein körperliches Wohlergehen. Der Körper aber vergeht und mit ihm auch alles, was er anstrebt.... irdische Güter und Freuden.... In das geistige Reich nimmt der Mensch nichts hinüber, was ihm auf Erden lieb war, nur seine Seele, und diese ist in einem überaus dürftigen Zustand, kraftlos und ohne Leben. Denn es kann der Seele kein anderes Los blühen, als der Mensch ihr auf Erden bereitet hat.... Und darum muß der Mensch glauben, d.h., es müssen ihm Belehrungen zugehen über seine Erdenaufgabe und über die Folgen des Erfüllens und des Nicht-Erfüllens dieser Aufgabe. Und demnach muß er sein irdisches Leben gestalten. Bemüht er sich darum, dann wird er also entsprechend der Belehrungen in der Liebe tätig sein, und dann wird ihm auch das Wissen zugehen, das ihm nun die innere Überzeugung einträgt, daß sein Glaube nicht grundlos ist.... Und sowie er davon überzeugt ist, wird es ihm leichtfallen, zu leben nach dem Willen Gottes, denn dann weiß er, daß das Leben mit dem Leibestode nicht beendet ist, und diese Gewißheit läßt ihn bewußt leben und streben, diese Gewißheit erfüllt ihn mit Kraft und Freude.... Er fürchtet nicht den Tod, er fürchtet nicht die Verantwortung, denn sein Sinnen und Trachten ist stets zu Gott gewandt und voller Hoffnung, daß seine Seele dereinst zur Anschauung Gottes gelange, daß sie leben wird in unbegrenzter Seligkeit und auf ewig nicht mehr getrennt wird von Dem, Den sie erkennet und Dem sie sich durch Liebeswirken verbunden hat....
Amen
ÜbersetzerLa vida del individuo es determinante para la vida en la eternidad. Esta cognición también permite al humano también vivir conscientemente, es decir, se esforzará por llevar una vida según la voluntad de Dios para poder obtener la vida eterna. Pero la mayoría de los humanos carecen de esta cognición porque sólo pueden alcanzar este conocimiento verdadero a través del amor y carecen de la voluntad de creer en la vida después de la muerte; de lo contrario, lucharían por la vida eterna incluso sin conocimiento.
El creyente no duda al respecto, aunque no se le pueda comprobar, de lo que se le enseña acerca de la vida en la eternidad; Pero todavía, sin embargo, vive su vida terrenal según su fe.... Pero el que ha llegado a ser sabiendo a través del amor no necesita pruebas, porque la cognición adquirida a través de la obra del amor es prueba suficiente para él. Por eso ahora lucha conscientemente por la vida eterna.... Busca formarse según la voluntad divina para poder estar cerca de Dios después de su muerte, lo que significa vida para el ser.
Pero si el humano carece de toda fe en una vida continua, entonces vive en la Tierra sólo para este mundo, no presta atención la voluntad divina, no trabaja en sí mismo, es por lo que se esfuerza, es decir, en su alma, sólo se amará a sí mismo y no prestará atención al mandamiento del amor al prójimo, entonces nunca alcanzará la iluminación de su espíritu, permanecerá sin conocimiento y por lo tanto no aprovechará su vida terrenal para la salvación de su alma. Y al final de su vida reconocerá su ociosidad y pasará al más allá. Espiritualmente muerto, porque sólo utiliza su vida terrenal para su bienestar físico. Pero el cuerpo perece y con ello también todo aquello por lo que se esfuerza.... los bienes y alegrías terrenales....
El humano no lleva nada al reino espiritual nada de lo que ha querido en la Tierra, sólo su alma, y esta se encuentra en un estado extremadamente pobre, impotente y sin vida. Porque el alma no puede tener otro destino que el que el hombre lo ha preparado en la Tierra.... Y por eso el humano tiene que creer, es decir, debe recibir instrucciones acerca de su tarea terrenal y sobre las consecuencias de su cumplimiento e incumplimiento de esta tarea. Y debe formar su vida terrenal en consecuencia. Si se esfuerza por hacer esto, entonces estará activo en el amor de acuerdo con las instrucciones, y entonces también le llegará el conocimiento que le dará ahora la convicción interior de que su fe no es infundada....
Y tan pronto como esté convencido de esto, le será fácil vivir según la voluntad de Dios. Porque entonces sabrá que la vida no termina con la muerte del cuerpo, y esta certeza le permite vivir y esforzarse conscientemente, y esta certeza lo llena de fuerza y de alegría.... No teme a la muerte, no teme a la responsabilidad, porque sus pensamientos y aspiraciones están siempre dirigidos hacia Dios y llenos de esperanza de que su alma algún día vendrá a ver a Dios, que vivirá en una dicha interminable y ya no estará separada para siempre de Aquel a Quien reconoce y a Quien se ha unificado a través de actos de amor....
amén
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