Wie es Gott bestimmt hat, so geht das Weltgeschehen seinen Gang, und also wickelt sich auch für jeden einzelnen Menschen das Erdenleben so ab, wie es Sein Wille ist. Es kann niemand seinem Schicksal entfliehen, er kann nur durch vollvertrauendes Gebet bei Gott erreichen, daß Er ihm tragen hilft, so er selbst zu schwach ist. Und darum kann der Mensch sich selbst sein Schicksal nicht anders gestalten, wenn er dies auch glaubt, denn so, wie es kommt, hat Gott es vorgesehen seit Ewigkeit, und Er Selbst legt dem Menschen die Gedanken ins Herz, daß er gerade das ausführt, was Seinem göttlichen Plan entspricht. Der Mensch hat wohl seinen freien Willen, irdische Geschehen aber müssen immer als Gottes Wille oder Zulassung angesehen werden, die völlig mit dem Plan von Ewigkeit übereinstimmen. Denn Gott weiß seit Ewigkeit über die geistige Verfassung eines jeden Menschen. Und so kommt nichts über den Menschen, was nicht Sein weisester Wille für heilsam erachtet für die Seele dessen. Folglich kann der Mensch auch von sich aus nichts abwenden, nur wieder durch inniges Gebet die Wirkung für seinen Körper erhöhen, so sie günstig, oder abschwächen, so sie für ihn leidvoll ist. Und es kann sich deshalb der Mensch voller Zuversicht dem Walten und Wirken Gottes überlassen, denn wie es kommt, so ist es gut für seine Seele, und die Stärke seines Glaubens kann auch jedes Geschehen irdisch erträglich gestalten, so sich der Mensch vollvertrauend dem Vater im Himmel übergibt und Ihn allein walten läßt. Er kann völlig sorglos alles über sich ergehen lassen, denn es gibt nichts, was nicht zuvor die Zustimmung Gottes gefunden hätte, also als gut für seine Seele befunden und ihm deshalb auferlegt worden wäre. Und darum braucht der Mensch auch nichts zu fürchten, er braucht nicht zu bangen vor dem Kommenden, sowie er sich Gott innig verbindet, ist doch seiner Einstellung zu Gott gemäß auch sein ganzer Lebenslauf. Und so er dies erkennt, wird er ruhig und gefaßt dem entgegensehen, was ihm beschieden ist, weiß er doch nun auch, daß nur die Liebe Gottes Anlaß ist, wenn Freude oder Leid über ihn kommt. Denn Er weiß von Ewigkeit, welche Mittel das Erdenkind benötigt, um an seiner Seele reifen zu können, und Er wendet diese Mittel an.... Unwiderruflich kommt alles so, wie Er es bestimmt hat, ohne daß der Mensch es aus eigener Kraft ändern kann. Darum sind alle Sorgen unnötig, die sich der Mensch über seine Zukunft macht, denn er kann diese nicht verbessern, so es ihm nicht dienlich ist, wie sie aber auch nicht schlimmer zu sein braucht, wenn der Glaube des Menschen so stark ist, daß er in inniger Verbindung bleibt mit Gott. Denn Sein Wille wird stets geschehen im Himmel und auf Erden, Seinem Willen kann sich der Mensch nicht widersetzen, und Sein Wille ist wahrlich der weiseste und daher auch immer gut....
Amen
ÜbersetzerLos acontecimientos mundiales siguen su curso como Dios lo ha determinado y, por lo tanto, la vida en la Tierra se desarrolla para cada ser humano de la manera como es Su voluntad. Nadie puede escapar de su destino; sólo puede lograrlo orando con total confianza para que Dios le ayude a llevarlo si él mismo es demasiado débil. Y es por eso que el hombre no puede formar su propio destino de otra manera, incluso si así lo cree, porque Dios lo ha planeado como sucederá desde la eternidad, y Él Mismo pone en el corazón del humano los pensamientos de que él lleve a cabo precisamente eso, lo que corresponde a Su plan divino.
El ser humano ciertamente tiene su libre albedrío, pero los acontecimientos terrenales siempre deben considerarse como la voluntad o el permiso de Dios, que corresponde completamente al plan de la eternidad. Porque Dios conoce desde la eternidad la condición espiritual de cada humano. Y así, nada llega al humano que Su más sabia voluntad no considere beneficioso para su alma. En consecuencia, un ser humano no puede rechazar nada por sí solo, sólo aumentar el efecto en su cuerpo mediante la oración íntima si le beneficia, o debilitarlo si le resulta doloroso.
Y por eso un ser humano puede entregarse con confianza al gobierno y a la obra de Dios, porque tal como viene, es bueno para su alma, y la fuerza de su fe también puede hacer soportable cada acontecimiento en la Tierra, si el ser humano se entrega plenamente confiado al Padre y Le deja gobernar solo. Puede soportarlo todo sin preocupaciones en el mundo, porque no hay nada que no haya recibido previamente la aprobación de Dios, es decir, que no haya sido considerado bueno para su alma y, por tanto, impuesto.
Y es por eso que el ser humano no necesita temer nada, no necesita tener miedo de lo que viene, tan pronto como se conecta íntimamente con Dios, ya que todo el curso de su vida está de acuerdo con su actitud hacia Dios. Y si lo reconoce, esperará con calma y tranquilidad lo que le está destinado, pues ahora también sabe que sólo el amor de Dios es la razón por la que le llega la alegría o el sufrimiento. Porque Él sabe desde la eternidad qué medios necesita el niño terrenal para poder madurar en su alma, y Él utiliza esos medios....
Todo llega irrevocablemente como Él lo quiso, sin que el humano pueda cambiarlo por sí solo. Por eso todas las preocupaciones que el ser humano tiene acerca de su futuro son innecesarias, porque no pueden mejorarlo si no le sirve, como tampoco tiene que ser peor si la fe del humano es tan fuerte que se mantiene en estrecha conexión con Dios. Debido a que Su voluntad siempre sucederá en el cielo y en la Tierra, el humano no puede oponerse a Su voluntad, y Su voluntad es verdaderamente la más sabia y por lo tanto siempre buena....
amén
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