Es ist ein gleich schweres Beginnen im Jenseits wie auf Erden, die Seelen auf den Weg der Wahrheit zu leiten und ihnen das Evangelium zu verkünden, solange die Seele selbst in Abwehrstellung steht. Denn dann sind die Gegeneinwirkungen noch so stark, denen sich die Seelen überlassen. Es überwiegt in ihnen der Wille und das Verlangen nach Geistesgut, das vom Gegner Gottes ausgeht und also Irrtum ist. Im Jenseits sind es die Begriffe, die der Mensch mit hinübergenommen hat aus seinem Erdendasein, die ihm auch bleiben, solange er sich nicht selbst davon frei zu machen sucht. Auf der Erde ist das Freiwerden davon leichter als im Jenseits, denn immer neue Eindrücke können die gewonnenen Anschauungen entkräften, während im Jenseits die Seele ihre letzten Eindrücke und Begriffe hartnäckig verteidigt, also schwer eines anderen zu belehren ist. Und darum haben die Lichtwesen anfangs eine schwere Arbeit, die, nur in aller Liebe und Geduld ausgeführt, erfolgreich ist. Auf Erden hingegen ist das Übermitteln der reinen Wahrheit deshalb so schwer, weil, wenn dem Menschen die Hinfälligkeit seiner Ansicht klargemacht wird, er ebenso die Wahrheit des nun ihm Gebotenen anzweifelt, und das mit Recht, solange es nicht der Quelle entstammt, die reine Wahrheit verbürgt. Und darum ist das Belehren der irrenden Seelen auf Erden wie im Jenseits eine Tätigkeit, die Liebe und Ausdauer erfordert und das Erkennen unsagbarer Not der Seelen, die im Irrtum wandeln. Letzteres veranlaßt die Lichtwesen im Jenseits, immer und immer wieder sich den unwissenden Seelen zu nahen und sie zu bewegen, das Evangelium anzunehmen, das ihnen in Liebe geboten wird. Es ist dies aber insofern eine dankbare Aufgabe, als daß die Seelen überaus aufnahmefähig und -willig sind, sowie sie einmal die Lehren angenommen haben, daß also die belehrende Tätigkeit von größtem Erfolg ist, sowie es den Lichtwesen erst gelungen ist, ihren Ablehnungswillen zu brechen, während auf der Erde die Menschen ständig zweifeln und die ihnen gebotene Wahrheit schwer als Wahrheit erkennen, solange sie sich nicht widerstandslos ihrer Wirkung hingeben, d.h., der ihnen vermittelten Wahrheit gemäß zu leben versuchen, und nun die Kraft der Wahrheit an sich selbst verspüren in Form vermehrten Verlangens danach und beglückender Befriedigung, sowie das Verlangen erfüllt wird. Ist der erste Widerstand überwunden auf Erden wie im Jenseits, dann ziehen die Belehrungen großen Segen und geistige Erfolge nach sich. Im Jenseits schreitet nun das Wesen in seiner Entwicklung schneller vorwärts, weil es, sowie es erkannt hat, überaus eifrig nach der Vervollkommnung strebt. Auf Erden wird der Mensch immer wieder vom Irdischen in Anspruch genommen, er läßt die geistige Entwicklung nicht zum alleinigen Lebensinhalt werden und ist immer wieder in der Gefahr, von der Welt und ihren Anforderungen erdrückt zu werden. Er muß größten Widerstand leisten, soll seine Seele die nötige Reife erlangen im Erdenleben. Und darum ist die Arbeit auf Erden an den irrenden Seelen noch bedeutsamer, sie wird aber auch unterstützt von jenseitigen Kräften, die als Diener Gottes jede gedanklich vorbereitete Seele erfassen und sich ihrer in Liebe und Geduld annehmen, d.h. sie nun gedanklich belehren in der gleichen Wahrheit, die aus Gott ist und darum unveränderlich bleibt und auch zum ewigen Leben führen muß....
Amen
ÜbersetzerEs un comienzo igualmente difícil en el más allá como en la Tierra guiar a las almas por el camino de la verdad y anunciarles el Evangelio mientras el alma misma esté en una posesión defensiva. Porque entonces las contra-influencias a las que se entregan las almas aún son muy fuertes. Por lo que predomina en ellas es la voluntad y el deseo por bienes mentales que provienen del adversario de Dios y es por tanto error. En el más allá son los conceptos que el humano se ha llevado de su existencia terrenal, los que permanecen con él mientras no intenta liberarse de ellos.
Es más fácil liberarse de esto en la Tierra que en el más allá, porque siempre nuevas impresiones pueden invalidar constantemente las opiniones adquiridas, mientras que en el más allá el alma defiende obstinadamente sus últimas impresiones y conceptos y por lo que es difícil dejarse instruir de otra cosa. Y es por eso que los seres de luz inicialmente tienen un trabajo difícil, que sólo tiene éxito si se lleva a cabo con amor y paciencia. En la Tierra, en cambio, transmitir la verdad pura es tan difícil, porque cuando se hace evidente al humano la invalidez de su punto de vista, él también duda de la verdad de lo que ahora se le ofrece, y con razón, siempre que no proviene de la fuente que garantiza la pura verdad. Y es por eso que enseñar a las almas descarriadas en la Tierra y en el más allá es una actividad que requiere amor y perseverancia, y el reconocimiento del sufrimiento indescriptible de las almas que caminan en el error.
Esto último hace que los seres de luz en el más allá se acerquen a las almas ignorantes una y otra vez y las persuadan a aceptar el Evangelio que se les ofrece con amor. Pero esta es una tarea agradecida en el sentido de que las almas son extremadamente receptivas y dispuestas una vez que han aceptado las enseñanzas, por lo que la actividad de enseñanza es extremadamente exitosa una vez que los seres de luz han logrado romper su voluntad de rechazar, mientras que en la Tierra los humanos constantemente dudan y tienen dificultades para reconocer la verdad que se les ofrece como verdad, siempre y cuando no se rindan a su efecto sin resistencia, es decir, tratan de vivir de acuerdo con la verdad que les ha sido transmitida, y sientan ahora el poder de la verdad en sí mismos en forma de un mayor deseo al respecto y una feliz satisfacción a medida que se cumple el deseo.
Una vez superada la resistencia inicial, tanto en la Tierra como en el más allá, las enseñanzas traen consigo grandes bendiciones y éxito espiritual. En el más allá el ser avanza más rápidamente en su desarrollo porque, una vez que lo ha reconocido, se esfuerza con gran afán por alcanzar la perfección. En la Tierra, el humano está constantemente preocupado por las cosas terrenales; no permite que el desarrollo espiritual se convierta en el único propósito de la vida y siempre corre el peligro de ser aplastado por el mundo y sus exigencias. Debe oponer la mayor resistencia para que su alma alcance la madurez necesaria en la vida terrena. Y es por eso que el trabajo en la Tierra sobre las almas descarriadas es aún más importante, pero también cuento con el apoyo de fuerzas del más allá que, como siervos de Dios, captan cada alma mentalmente preparada y la cuidan con amor y paciencia, es decir, ahora les instruyen mentalmente en la misma verdad, que es de Dios y por tanto permanece inmutable y debe llevar también a la vida eterna....
amén
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