Vi voglio mostrare la via, che dovete percorrere durante la vostra vita terrena. Io Stesso Sono la Via, la Verità e la Vita. Chi ascolta Me, s’incammina sulla via, egli viene guidato dalla Verità e giunge alla Vita eterna. Chi ascolta Me, adempirà anche ciò che Io gli consiglio, ciò che Io gli chiedo, ed allora percorrerà la via dell’Amore che conduce irrimediabilmente a Me, Che Sono l’Eterno Amore. E quindi ritorna di nuovo a Me, dal Quale era una volta uscito. Ha perfezionato la sua via di sviluppo ed è ritornato nella Casa del Padre, è presso suo Padre, come era in principio, ed egli agirà e creerà con Lui, com’è la sua destinazione. Io Stesso dunque Sono la Via, queste Parole dissi agli uomini, quando camminavo sulla Terra, e li ho invitati a seguirMi, la Mia via era oltremodo sofferta, ma l’Amore in Me ha fatto che la percorressi. E così anche voi dovete sempre rimanere nell’Amore per Me e per il vostro prossimo, e dovete portare anche la sofferenza con pazienza, sempre ricordando la Mia via della Croce, che era così incommensurabilmente difficile, perché ho preso sulle Mie Spalle la colpa dell’intera umanità per portarla sotto la Croce. Io dovevo percorrere questa via della Croce, perché volevo soffrire per i prossimi, che erano Miei fratelli e mediante la loro caduta nell’abisso si sono aggravati di una grande colpa, che non sarebbero mai stati in grado di estinguere. Ho avuto compassione dello stato degli uomini, perché era infelice, e non avrebbero mai potuto arrivare alla beatitudine, se Io non Mi fossi preso cura di loro. L’Amore Mi ha determinato a tutto il pensare ed agire, e l’Amore ha portato per tutti gli uomini il Sacrificio della Redenzione. E se ora Io designo Me Stesso come la Via, così deve essere quindi anche la vostra via una via dell’amore, anche voi dovete prendervi cura dei vostri prossimi in ogni miseria del corpo e dell’anima, anche voi dovete essere disposti a portare il sacrificio, il vostro essere deve essere colmo d’amore, allora percorrete la stessa via che ho percorso Io, ed allora giungerete anche alla Verità ed alla Vita eterna. Io Stesso Sono la Via, la Verità e la Vita. Quando voi uomini Mi riconoscete come il divino Redentore Gesù Cristo, nel Quale Io Stesso ho presentato il Sacrificio della Croce per tutti gli uomini, allora siete anche sulla giusta via, riceverete da Me la Verità e giungerete alla Beatitudine, perché soltanto la pura Verità può risvegliarvi alla Vita, ed allora questa sarà sempre una Vita nella Beatitudine, perché Io posso sempre soltanto donarvi la vera Vita, che significa l’inondazione della Mia Forza d’Amore, che rende l’essere incomparabilmente beato, che quindi ha percorso la giusta via che conduce a Me, di ritorno nella Casa del Padre. E così Io vi mostro la giusta via, Io vi ammaestro sul fatto che soltanto l’Amore conduce alla Beatitudine, che soltanto l’Amore vi garantisce la Verità e che soltanto l’Amore dà la Vita all’anima, che poi non perderà mai più. Perché allora è anche assicurata l’unificazione con Me, che è meta e scopo della vita terrena. Allora l’essere – l’anima – si è di nuovo trasformato in amore, ed è entrato nel suo stato primordiale, è di nuovo beato, com’era in principio.
Amen
TraduttoreYo quiero indicaros el camino que debéis llevar durante vuestra vida terrena. Yo Mismo soy el Camino, la Verdad y la Vida, quien me escucha, ese anda el camino, él estará dirigido en la Verdad y él llega a la Vida eterna.
Quien me escucha, observará también lo que Yo le aconsejo, lo que Yo de él exijo y él irá entonces el camino del amor, el que irrevocablemente lleva a Mí, al que Yo soy el eterno Amor, y de ese modo regresa otra vez a Mí, de quien una vez ha procedido. Él ha realizado su camino de evolución y ha vuelto a Casa del Padre, él está con su Padre, como era en un principio y él obrará y creará con Él como es su destino.
Yo Mismo soy, pues, el Camino. Estas Palabrs las dijé Yo a los hombres cuando andaba en la tierra y Yo los intimaba a que me siguieran. Mi camino era lleno de sufrimiento en extremo; pero el Amor en Mí me dejó andarlo. Y as también permaneced vosotros siempre en el amor a Mí y a vuestro prójimo y sed pacientes también llevando el sufrimiento, pensando siempre en Mi Pasión carqué tan inconmensurablemente pesada, porque Yo cargué sobre Mis hombros la culpa de la humanidad entera para llevarla bajo la Cruz.
Ese Vía-Crucis tenía que ir, pues Yo quería sufrir por los hombres, los que eran Mis hermanos y por su caída en el abismo cargaron en sí una culpa muy grave, que ellos jamás hubiesen sido capaces de expiar. A Mí me deba pena el estado de los hombres, pues era funesto y nunca jamás hubieran podido alcanzar la Bienaventuranza, si Yo no me hubiese encargado de ellos.
El Amor me decidió a todo pensar y obrar y el Amor se ofreció por los hombres en el sacrificio de Redención. Y si Yo por lo tanto me denomino a Mí Mismo como el Camino, así también tiene que ser vuestro camino, un camino del amor, también vosotros tenéis que ofreceros por vuestros semejantes en cada necesidad del cuerpo y del alma, también vosotros tenéis que estar dispuestos a sacrificaros, vuestro ser tiene que estar lleno de amor entonces váis el mismo camino, que Yo he andado y llegaréis después también a la Verdad y a la Vida eterna. Yo Mismo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Si vosotros hombres me reconocéis como al Divino Redentor Jesucristo, en quien Yo Mismo me ofrecí como víctima en la Cruz por todos los hombres, entonces os encontráis vosotros también en el camino verdadero, recibiréis la Verdad de Mí y llegaréis a la Bienaventuranza, pues sólo la pura Verdad puede despertaros a la Vida y esa será siempre una vida en bienaventuranza, porque por Mi parte sólo la Vida verdadera puede ser dada, la cual significa ser penetrado con la profusión de la Fuerza de Mi Amor, la que incomparablemente hace feliz a los seres que han andado, por eso, el verdadero Camino que lleva de regreso a Mí en la Casa Paterna.
Y por eso os muestro el buen camino, Yo os instruyo que sólo el amor conduce a la dicha, que sólo el amor os garantiza la Verdad y sólo el Amor da la Vida al alma, la que ya nunca más pierde. Pues entonces está también asegurada la unión Conmigo, que es la meta y el objeto de la vida terrena. Entonces el ser o el alma se ha transformado en amor otra vez y ha entrado en su estado original, es otra vez bienaventurada como era en un principio.
Amén
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