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Navidad 1963...

En gratitud y alegría debéis pensar en Mi descendida a la tierra, porque para vosotros esto fue un acto de inconmensurable amor y misericordia, para vosotros amaneció una luz que debería iluminar vuestro camino para salir de la oscura noche espiritual... para vosotros humanos se cumplió un periodo de tiempo de la más profunda desesperanza y un nuevo periodo de desarrollo comenzó para vosotros... Se os preparó el camino que conducía de regreso a Mí... Y el hombre Jesús vivió este camino para vosotros, Quien asumió esta misión por amor a Mí y a vosotros, Sus hermanos caídos... Porque quería traerme de vuelta a Mis hijos, que ya estaban a eternidades lejos de Mí y languidecían en la más profunda infelicidad.

El caparazón humano de Jesús fue ocupado por un alma de luz, por un Ser una vez irradiado de Mí, un Ser entregado a Mí en amor y permaneció Conmigo cuando el ejército de espíritus originalmente creado se había apartado de Mí... Esta alma se albergó en el Niño Jesús, y milagros sobre milagros atestiguaron ya en Su nacimiento el Espíritu divino, Que habitaba en este Niño... Pero el hombre Jesús tuvo que comenzar su vida terrenal como cualquier otros ser humano. Nació de María, la virgen, que era sumamente pura y, por lo tanto, también podía traer al mundo al Niño divino sin haber pecado nunca...

Y esta alma de Jesús tenía que mudarse en un cuerpo puro, porque Yo Mismo quería tomar residencia en su caparazón externo humano y por lo tanto Su cuerpo era y ha permanecido puro y sin pecado, porque a pesar de todo estaba constantemente acosado por los seres de las tinieblas, que Lo querrían derribar, sin embargo los resistió y redimió todo lo impuro, que se adhería a Su alma, resistió todas las tentaciones y todo lo no espiritual, que afligía Su cuerpo, porque permaneció en este mundo material, Él lo ha espiritualizado, lo ha hecho dócil a los deseos de Su alma, porque Él estaba lleno de amor, y el amor lo vence todo, hasta el mayor enemigo.

El hombre Jesús primero tuve que dejar madurar todas las sustancias inmaduras adheridas al cuerpo, sólo entonces Yo Mismo, como el Amor Eterno pude tomar residencia en Él, y sólo entonces podía llevarse a terminar la gran obra de Misericordia que él quería realizar por la culpa del pecado de toda la humanidad...

Cuando descendí a la tierra, cuando nació el Niño Jesús, Mi Espíritu estaba en Él porque el cuerpo físico albergó en sí un alma perfecto, por lo que estaba íntimamente conectado Conmigo, y Yo Mismo podía expresarme a través de Él... Y sucedieron cosas en Su nacimiento que a vosotros gustaría poner en el reino de la leyenda, pero que sucedieron en realidad porque todos es posible para un Espíritu perfecto...

Pero sólo unos pocos experimentaron estos milagros en el Niño Jesús, cuyos corazones estaban llenos de amor y quienes reconocieron en el Niño Jesús al Mesías prometido y Lo oraron a Él... Tan pronto como se Le acercaron personas cuyos corazones no eran puros, estos sólo vieron un niño, como cualquier otro niño... Pero en su mayoría solo se Le acercaron aquellas personas que fueron impulsados por su espíritu hacia Él, que sintieron el milagro que tuvo lugar esa noche y que ahora Lo adoraban, porque vieron el Mesías prometido en Él.

Pero fue el milagro más grande de todos los tiempo, que jamás se repetirá, que Dios Mismo descendí a la tierra y permaneció en un niño pequeño. Porque el Amor vino a la tierra, el Niño Jesús estaba lleno de amor, porque el gran amor por los una vez caídos, infelices, lo hizo revestirse de carne para ahora expiar la culpa original, que sólo podía ser expiada a través del Amor, porque consistía en pecar contra el amor. Y esta obra fue realizada por el hombre Jesús, que Él Mismo dio Su vida por amor, que Él hizo el mayor sacrificio que un ser humano ha hecho y habrá hecho en esta tierra... que Él Mismo Se privó de toda luz y todo el poder que era Suyo, a través del amor que moraba en Él... que sufrió como un ser humano en medio del mundo de las tinieblas murió la muerte más agonizante en la cruz...

(25.12.1963) Jesús... un Ser del reino de la luz... se ofreció voluntariamente para esta misión, caminar sobre la tierra como un ser humano y realizar una obra de expiación de sufrimientos y dolores incomprensibles para ayudar a los hermanos caídos. El amor llenaba a todos los seres que surgieron de Mí y permanecieron Conmigo cuando Lucifer se apartó de Mí y arrastró consigo a innumerables seres espirituales a las profundidades... Y el amor de Jesús fue tan fuerte que quiso expiar por Mí la inconmensurable ofensa contra Mí, su Dios y Creador, contra el Amor Eterno Mismo. Y acepté este amor que Jesús Me ofreció lo acepte y por lo tanto también Su sacrificio, porque el amor lo ofreció y porque el pecado original sólo podía ser redimido a través del amor...

Y así el ser de luz se revistió de carne y anduvo por la tierra como todos los demás seres humanos, cargado con un pesado cuerpo terrenal, que era una atadura para el Ser que estaba en luz y libertad, que el alma sentía como extremo angustia. Pero tenía que recorrer el camino terrenal como hombre porque debía servir de ejemplo a los semejantes para que Lo siguieran. Tuvo que luchar contra las mismas debilidades y resistencias que cargan naturalmente a todo ser humano, porque era necesario deshacerse de todas las debilidades y errores a través del propio trabajo en el alma...

El hombre Jesús estaba en medio del mundo terrenal, en el área que pertenece a Mi oponente, y era doblemente difícil para el alma del reino de la luz para prevalecer en este reino oscuro contra todos los intentos satánicos para derribarlo, para resistir y afectar con amor a todo lo no espiritual en la carne y en el entorno, porque también Su cuerpo estaba duramente presionado por cosas espirituales inmaduras, que el alma de Jesús no resistió, porque en Su sabiduría reconoció que esas cosas espirituales también querían ser redimidas, y Su amor estaba siempre dispuesto a llevar ayuda a todo lo que todavía era infeliz.

Su alma sufría indescriptiblemente por su entorno, estaba acostumbrada a la libertad, la luz y el amor y, por lo tanto, a la dicha más elevada y ahora estaba en la oscuridad, atada por el cuerpo y en un ambiente sin amor. Y así Su andar en la tierra fue también un estado de sufrimiento desde la niñez, a través del cual expió gran parte de la culpa de Sus semejantes... hasta que entonces realizó el gran sacrificio de expiación entregándose a Sí Mismo por la culpa original de todos los humanos del presente, pasado y futuro...

Vosotros humanos jamás podréis comprender esta obra de Misericordia, porque ningún ser humano sería capaz de asumir tal medida de sufrimiento, consciente del resultado, porque Su fin estaba siempre ante Sus ojos y no Le permitía sentir nada de felicidad; Sentía como un ser humano y también experimentaba todos los estados de ansiedad que se desencadenaban con cada pensamiento de lo que tenía por delante. Y él perseveró hasta el final, el amor en Él por Mí y por todo lo no redimido aumentó constantemente y también Le dio la fuerza para llevar acabo Su obra de Misericordia...

Yo Mismo podía irradiarle a través de Él completamente, Yo Mismo estaba presente en Él en Mi Ser original, y por lo tanto fue Yo, Quien pagó la culpa del pecado de los hombres, porque fue el Amor lo que dio al hombre Jesús la fuerza de sufrir y morir en la cruz para redimir a la humanidad, para expiar el gran pecado original, que sólo halló justa expiación mediante una obra de Amor, como la que realizó el hombre Jesús en la cruz...

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Natale 1963

Con gratitudine e gioia dovete pensare alla Mia Discesa sulla Terra, perché per voi questo era un Atto dell’incommensurabile Amore e Misericordia, per voi sorse una Luce, che vi doveva illuminare la via dall’oscura notte dello spirito, per voi uomini si compiva una spanna di tempo della più profonda assenza di speranza, per voi cominciava un nuovo periodo di sviluppo. Vi veniva preparata la via che conduceva nuovamente a Me e l’Uomo Gesù ha vissuto d’esempio questa via per voi, Suoi fratelli caduti, perché Mi voleva riportare i Miei figli che già da delle Eternità erano lontani da Me e languivano nella più profonda infelicità. Nell’involucro umano di Gesù entrava un’Anima di Luce, un Essere una volta irradiato da Me, Che Mi era dedito nell’Amore ed è rimasto con Me, quando l’esercito di spiriti creati ur (primordialmente) erano decaduti da Me. Quest’Anima Si celava nel Bambinello Gesù, e Miracoli su Miracoli testimoniavano già alla Sua Nascita dello Spirito divino Che dimorava in questo Bambinello. Ma l’Uomo Gesù doveva, come ogni altro uomo, iniziare la Sua Vita terrena, venne partorito da Maria, la Vergine, che era oltremodo pura e quindi poteva anche mettere al mondo il Bambinello divino senza aver mai peccato. Quest’Anima Gesù doveva entrare in un corpo puro, perché Io Stesso volevo prendere Dimora nel Suo Involucro umano esteriore e quindi anche il Suo corpo era puro e senza peccato e lo è rimasto, perché benché Egli venisse costantemente oppresso dagli esseri dell’oscurità che volevano farLo cadere, Egli ha comunque resistito loro ed ha redento tutta l’impurità che si aggrappava alla Sua Anima, attraverso il Suo ultragrande Amore, ha prestato resistenza a tutte le tentazioni ed ha spiritualizzato tutto lo spirituale immondo che opprimeva il Suo Corpo perché Egli viveva in questo mondo materiale, ha reso adeguato il Corpo ai Desideri della Sua Anima, perché Egli era colmo d’Amore e l’Amore ha vinto tutto, anche il nemico più grande. L’Uomo Gesù doveva dapprima portare alla maturazione tutte le sostanze immature che erano ancora attaccate al Corpo, soltanto allora Io Stesso come l’Eterno Amore, potevo prendere dimora in Lui, e soltanto allora poteva essere compiuta la grande Opera di Redenzione, che Egli voleva compiere per la colpa di peccato dell’intera umanità. Quando discesi sulla Terra, nacqui come il Bambinello Gesù, il Mio Spirito era in Lui, perché il corpo terreno celava in sé un’Anima perfetta, quindi era intimamente unita con Me ed Io Stesso potevo manifestarMi attraverso Lui. E così avvennero delle cose alla Sua Nascita, che voi vorreste trasferire nel reame della leggenda, che però sono avvenute in Verità, perché ad uno Spirito perfetto tutto è possibile. Ma soltanto pochi sperimentavano questi Miracoli nel Bambino Gesù, i cui cuori erano colmi d’amore e che riconoscevano nel Bambinello Gesù il Messia promesso e Lo adoravano. Appena Gli venivano vicino degli uomini i cui cuori non erano puri, costoro vedevano soltanto un Bambino, come era fatto ogni altro bambino. Ma Gli venivano vicino quasi soltanto degli uomini che erano spinti a Lui dal loro spirito, che sentivano il Miracolo che si svolgeva in questa notte, e che ora Gli tributavano l’adorazione, perché vedevano in Lui il Messia promesso. Ma era il più grande Miracolo di tutti i tempi che non si ripeterà mai più, che Dio Stesso veniva sulla Terra ed ha preso dimora in un Bambinello, perché l’Amore veniva sulla Terra, il Bambino Gesù Era colmo d’Amore, perché il grande Amore per lo spirituale una volta caduto, per gli infelici, Lo ha indotto a rivestirSi della carne e per estinguere ora la colpa ur, che poteva venir estinta appunto soltanto dall’Amore, perché consisteva nel fatto che era stato peccato contro l’Amore. E l’Uomo Gesù Stesso ha compiuto quest’Opera, che Egli Stesso ha dato la Sua Vita per Amore, che Egli ha compiuto il Sacrificio più grande, che mai un Uomo su questa Terra abbia compiuto e compirà, che Egli Stesso ha rinunciato a tutta la Luce e ad ogni Potere, Che erano Suoi Propri attraverso l’Amore dimorante in Lui, che in mezzo al mondo oscuro Egli ha sofferto solo come Uomo ed ha subito la morte più atroce sulla Croce. Gesù, un Essere dal Regno di Luce, Si è offerto liberamente per questa Missione, di camminare sulla Terra come Uomo e di compiere un’Opera d’Espiazione d’inafferrabili sofferenze e dolori, per aiutare i fratelli caduti. Tutti gli esseri che erano proceduti da Me e che sono rimasti con Me erano colmi d’amore, quando Lucifero si è allontanato da Me ed ha tirato giù nell’abisso innumerevoli esseri spirituali. L’more di Gesù era così grande, che voleva prestare a Me l’Espiazione per l’incommensurabile peccato contro di Me, loro Dio e Creatore, contro l’Eterno Amore Stesso. Ed Io ho accettato quest’Amore, che Gesù Mi ha portato, e così anche il Suo Sacrificio, perché lo ha portato l’Amore e soltanto attraverso l’Amore il peccato ur poteva essere estinto. E così l’Essere di Luce ha assunto la Carne e camminava sulla Terra come tutti gli altri uomini, aggravato con un pesante corpo terreno, che era una catena per l’Essere stando nella Libertà e nella Luce, che l’Anima percepiva oltremodo il tormento. Ma doveva percorrere la via terrena come Uomo, perché voleva servire d’Esempio per i prossimi, affinché Lo seguissero. Egli doveva combattere con le stesse debolezze e resistenze, che aggravano per natura ogni uomo, perché si trattava di privarsi di tutte le debolezze ed errori attraverso il proprio lavoro sull’anima. L’Uomo Gesù stava in mezzo al mondo terreno, nella regione che apparteneva al Mio avversario, e per l’Anima proveniente dal Regno di Luce era doppiamente difficile di affermarSi in questa regione oscura, di resistere a tutte le tentazioni sataniche per farLo cadere, e di agire con Amore su tutto lo spirituale immondo nella carne e nell’ambiente, perché anche il Suo Corpo veniva duramente oppresso dallo spirituale immaturo, che l’Anima di Gesù non ostacolava, perché nella Sua Sapienza ha riconosciuto che anche questo spirituale voleva essere redento ed il Suo Amore era sempre disposto a portare l’Aiuto a tutto ciò che era ancora infelice. La Sua Anima soffriva indicibilmente attraverso l’ambiente, Lei era abituata alla Libertà, alla Luce ed all’Amore e quindi alla più sublime Beatitudine ed ora si trovava nell’oscurità, legata da un Corpo e nell’ambiente più disamorevole. Così anche il Suo percorso terreno sin dall’Infanzia era uno stato di sofferenza, attraverso il quale espiava moltissima colpa dei Suoi prossimi, finché Egli compiva il grande Sacrificio d’Espiazione, che Egli Stesso Si è dato per la colpa ur di tutti gli uomini del presente, del passato e del futuro. Voi uomini non potrete mai afferrare quest’Opera della Misericordia, perché nessun uomo sarebbe in grado di prendere su di sé una tale misura di sofferenze consapevole dell’origine, perché Gli stava costantemente davanti agli Occhi la Sua Fine e non lasciava sorgere in Lui nessuna allegrezza; Egli percepiva come Uomo e viveva anche fino in fondo tutti gli stati di paura, che scaturiva da ogni pensiero di ciò che era davanti a Lui. Egli resistette fino alla fine, l’Amore in Lui per Me e per tutto lo spirituale non redento aumentava costantemente e Gli dava anche la Forza per l’esecuzione della Sua Opera di Redenzione. Io Stesso potevo totalmente irradiarLo, Io Stesso Ero in Lui nel Mio Essere Ur, e così Ero Io Che estinguevo la colpa di peccato per gli uomini, perché era l’Amore, che dava all’Uomo Gesù la Forza di soffrire e morire sulla Croce, per redimere l’umanità, per espiare la grande colpa ur, che trovava la giusta Espiazione attraverso un’Opera d’Amore, come l’ha compiuta l’Uomo Gesù sulla Croce.

Amen

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Traducido por: Ingrid Wunderlich