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La voluntad de Dios es el cumplimiento de los mandamientos del amor.... Presencia....

Estoy verdaderamente presente dondequiera que se anhele Mi presencia. Porque ningún llamado pasa por Mi oído, que surge del corazón de una persona, porque deseo estar íntimamente conectado con cada una de Mis criaturas, que una vez partió de Mí. Y vosotros también debéis tomar consciencia de Mi presencia, debéis escuchar Mi discurso en todo momento cuando vuestro corazón se abra a ello. Y Mi cuidado de amor solo os amonestará y advertirá, siempre os daré consejos, os daré a conocer Mi voluntad y luego encenderé una luz brillante en vosotros cuando cumpláis Mi voluntad: os proporcionaré un conocimiento que solo Yo Mismo puedo transmitir a vosotros.

Mi voluntad, que os anuncio, es siempre sólo el cumplimiento de los mandamientos del amor.... así que la provisión del conocimiento, la verdad eterna de Mí, sólo es posible si lleváis una vida de amor según Mis mandamientos. Y entonces también es comprensible, que vosotros ahora seguéis transmitiendo este conocimiento, porque el amor por Mí hará que hagáis esto, os hará también dar a los semejantes, lo que os hace feliz también a vosotros mismos. Pero también estos primero deben saber de Mi voluntad, ellos también tienen que cumplir los mandamientos de amor, de lo contrario el conocimiento transmitido les es incomprensible y lo rechazan.

Pero quien cumple Mi voluntad, quien se esfuerza por vivir una vida en amor, este pronto sentirá Mi presencia, porque Yo Mismo soy el Amor, y “quien permanece en el amor, permanece en Mí y Yo en él....” Así que lo primero que tenéis que entender es que vosotros Me indicéis a Mi Mismo a estar presente en vosotros a través de cada obra de amor, que Me atraéis hacia vosotros cuando hacéis obras de amor.... para que os conectéis Conmigo a través de cada obra de amor.... que la unión Conmigo solo se puede establecer a través del amor....

Y es por eso que Yo os predico el amor una y otra vez, y así vosotros, que lleváis adelante Mi Palabra, debéis proclamar primero la enseñanza del amor; debéis presentar a estos dos mandamientos Míos a los semejantes como los más importantes, porque sólo una vida de amor según Mi voluntad puede traer la perfección a vosotros los humanos, porque sólo una vida de amor os lleva a la meta, a la unificación Conmigo, que es el propósito final de vuestra existencia terrenal como ser humano. Y si vivís en el amor, entonces también el deseo de Mi presencia siempre estará en vosotros, y Yo siempre cumpliré con este deseo, después de todo, Mi deseo también se dirige hacia la unificación con vosotros, porque Yo os amo desde el principio.

Pero el amor busca la unión, que siempre tendrá lugar de Mi lado, pero que tiene que ser esforzado por vuestro lado, ya que fuisteis vosotros quienes se apartaron de Mí en libre albedrío y, por lo tanto, también tenéis que volver a Mí voluntariamente. Y esto siempre logrará el amor.... y si decís también que Me repito una y otra vez en Mi discurso.... esta instrucción no puede llegaros con la suficiente frecuencia, y los efectos de una vida amorosa no pueden ser explicados a vosotros con la suficiente énfasis.... no se os puede advertir con la suficiente urgencia al respecto de pasar por la vida terrenal sin amor....

Sólo el amor puede perfeccionaros, solo el amor os garantizará el regreso a Mí, y sólo por el amor Me hacéis estar y permanecer presente para vosotros.... Y Mi presencia verdaderamente significa para vosotros también la certidumbre de que aún alcanzáis vuestra meta en la tierra. Porque cuando estoy presente en vosotros, Me dirijo a vosotros, y así Mi amor irradia hacia vosotros y enciende una pequeña llama brillante de amor en vosotros, que presiona constantemente hacia Mí y la unificación tendrá lugar, que es el propósito y el objetivo de vuestra vida terrenal....

Solo buscadme con toda seriedad, y Yo verdaderamente también Me dejaré encontrar.... Y quedaos siempre unidos a Mí a través de obras de amor, a través de la oración íntima y al volver constantemente vuestros pensamientos hacia Mí.... Y Mi amor os agarrará y ya no os soltará jamás, porque ahora sois Mis hijos y lo seréis por toda la eternidad....

Amén

La Volontà di Dio: L’adempimento dei Comandamenti dell’amore – La Presenza

Io Sono davvero Presente ovunque dove è bramata la Mia Presenza. Perché nessuna chiamata, che sale da un cuore di un uomo, passa oltre al Mio Orecchio, perché desidero essere unito con ognuna delle Mie creature, che una volta è proceduta da Me. E la Mia Presenza vi deve anche essere consapevole, dovete sentire in ogni tempo il Mio Discorso dove il vostro cuore vi si apre. E la Mia Provvidenza d’Amore vi ammonirà ed avvertirà sempre quando vi fornisco dei Consigli, vi annuncio la Mia Volontà e poi accendo in voi una chiara Luce, quando osservate la Mia Volontà: vi guiderò un sapere che soltanto Io Stesso posso trasmettervi. La Mia Volontà che Io vi annuncio, è sempre soltanto l’adempimento dei Miei Comandamenti dell’amore, quindi anche l’apporto del sapere, l’eterna Verità da Me, è soltanto possibile quando conducete una vita nell’amore rispetto ai Miei Comandamenti. Ed allora è anche comprensibile, che ora portiate oltre questo sapere, perché a questo vi induce il Mio Amore di dare anche ai prossimi ciò che rende felici voi stessi. Ma anche costoro devono dapprima sapere della Mia Volontà, anche loro devono osservare i Comandamenti dell’amore, altrimenti il sapere guidato a loro è incomprensibile e lo rifiutano. Ma chi adempie la Mia Volontà, chi si sforza di condurre una vita nell’amore, sentirà anche presto la Mia Presenza, perché Io Stesso Sono l’Amore, e “chi rimane nell’amore, rimane in Me ed Io in lui.... ”. Questo lo dovete quindi comprendere per primo, che inducete Me Stesso alla Presenza in voi mediante ogni opera d’amore, che Mi attirate a voi, quando svolgete delle opere d’amore, che quindi con ogni opera d’amore vi unite con Me, l’unificazione con Me può essere stabilita solamente mediante l’amore. Perciò vi predico sempre di nuovo l’amore, e così anche voi, che portate oltre la Mia Parola, dovete annunciare per prima la Dottrina dell’Amore, dovete sottoporre ai prossimi questi Miei due Comandamenti come i più Importanti, perché soltanto una vita nell’amore secondo la Mia Volontà può produrre a voi uomini la perfezione, perché soltanto una vita d’amore vi conduce alla meta, all’unificazione con Me, che è lo scopo finale della vostra esistenza terrena come uomo. E se vivete nell’amore, allora sarà in voi anche sempre il desiderio della Mia Presenza ed Io esaudirò sempre questo desiderio, dato che anche il Mio Desiderio è orientato verso l’unificazione con voi, perché vi amo sin dal principio. Ma l’Amore cerca l’unione, che da Parte Mia avrà sempre luogo, ma da parte vostra deve essere aspirata dato che siete stati voi stessi ad allontanarvi da Me nella libera volontà e perciò dovete anche voi liberamente ritornare a Me. E questo lo produrrà sempre l’amore. Ed anche se dite che Io ripeto sempre di nuovo nel Mio Discorso, questo insegnamento non può esservi detto abbastanza sovente, e l’effetto di una vita d’amore non può esservi descritto abbastanza insistentemente, non potete essere avvertito abbastanza insistentemente di non passare attraverso la vita terrena senza amore. Soltanto l’amore vi può perfezionare, soltanto l’amore garantisce il vostro ritorno a Me, e soltanto attraverso l’amore Mi inducete ad Esservi e Rimanervi Presente. E la Mia Presenza significa davvero anche la sicurezza che giungete alla meta ancora sulla Terra. Perché quando vi Sono presente, Io parlo a voi e così vi irradia anche il Mio Amore ed accende in voi una chiara fiamma d’amore, che spinge inarrestabilmente verso di Me, ed ha luogo l’unificazione, che è lo scopo e la meta della vostra vita terrena. CercateMi soltanto seriamente, ed Io Mi farò anche certamente trovare. E rimanete sempre uniti con Me mediante l’agire nell’amore, mediante l’intima preghiera e rivolgendo costantemente a Me i vostri pensieri. Ed il Mio Amore vi afferrerà e non vi lascerà mai più in eterno, perché ora siete Miei figli e lo rimarrete anche in tutta l’Eternità.

Amen