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La Santa Cena – Comunión – Amor

Sin amor no existe ninguna comunidad Conmigo, porque Mi Ser original es Amor y sólo lo que es semejante puede juntarse a Mí y Conmigo unirse, es decir, que también en el corazón del hombre que quiere unirse a Mí tiene que haber amor, de otra manera diferente es imposible tal vínculo. Por lo que esto tiene que abriros la comprensión para el proceso de la Santa Cena, sólo si en vosotros hombres se ha encendido el amor, puede traers la unión Conmigo, porque es primeramente entonces cuando es posible Mi Presencia en vosotros. ¿ De qué os sirven pues actos exteriores, mientras que lo más importante lo descuidáis?, que es el ejercitaros en el amor. “Quien permanece en el amor, ese permanece en Mí y Yo en él.” Por tanto sabéis también acerca de la condición de Mi Presencia, por lo que no podéis esperar que desista de esa condición cuando realizáis tan sólo actos externos los cuales vosotros mismos os habéis ideado, porque no comprendisteis el sentido espiritual de Mis Palabras: “Haced esto en memoria Mía.”

Para poderme acoger a Mí en el corazón, es una vida de amor condición, y dicha vida de amor llevaban Mis discípulos, con quienes celebré la última Cena. Pero por eso, comprendieron ellos también Mis Palabras, con las que Yo, al mismo tiempo también, los nombré e instalé en su oficio de divulgadores. Pues ellos debían distribuír el Pan de Vida que de Mí habían recibido igual como Yo les había repartido el pan terrenal, y así ofrecieran a sus hermanos el Agua Viva, tal como Yo les había ofrecido el cáliz de vino. Y puesto que Yo Mismo era “La Palabra hecha Carne”, me dí Yo, a Mí Mismo, a ellos que participaban en el banquete de la Cena, y Yo me daré siempre a todos que quieren recibirme, Yo los alimentaré igualmente con el Pan de la Vida y les daré el Agua viva a beber, “comerán Mi Carne y beberán Mi Sangre”, de ese modo Yo Mismo les estaré presente como lo había prometido.

Pero sin amor es imposible tal comunión. Sí, Yo bien puedo predicar el amor a todos los hombres. Yo puedo ayudarlos a que realicen obras de amor, mas Yo jamás puedo tomar morada en un corazón que aún no se ha transformado en amor. Y ahora tened en cuenta en qué concepto más erróneo viven innumerables hombres, los que según su parecer se dirigen a la “Mesa del Señor”, pero los que no hacen todo lo posible para estar en el verdadero amor, por lo que sus corazones no son capaces de acogerme.

Pensad en cuantos hombres persisten en esa falsa representación, porque se creen haber cumplido su obligación, y por eso tampoco aspiran a lo espiritual, aunque cada uno sabe que Yo Mismo soy el Amor, y que Yo exijo de vosotros también el cumplimiento de los Mandamientos de Amor, para poder haceros felices con Mi Presencia. Pero “Mi Palabra” no es tan observada como el cumplimiento de meras ceremonias externas, a pesar de que Mi Palabra tan sólo, podría hacer que esos hombres sean conscientes de que Yo exijo más que las meras ceremonias. Las Palabras que Yo dije a Mis discípulos para instalarlos en su oficio, fueron por ellos comprendidas también espiritualmente, pero también los hombres podrían comprender su sentido espiritual, si reflexionaran seriamente sobre ellas, tan sólo. Sin embargo la comprensión exigiría después una vida en el amor también, y por eso un trabajo en sí mismo, a lo que los hombres en general no están dispuestos. Por el contrario, todos esos servicios tradicionales no piden del hombre el vencimiento de sí mismo, no cuestan esfuerzos, y por eso son diligentemente ejecutados, y estas ceremonias no aportan a las almas ninguna clase de beneficio, sino que las hacen sólo tibias y dejadas en su tarea en la vida terrenal, la cual consiste en que se eduquen a sí mismas en una conducta de amor, la cual es la condición previa y fundamental para entran en unión íntima Conmigo, condición única que hace posible Mi Presencia en el corazón humano.

Pues la unión Conmigo es la primera y última meta del hombre, la que debe y puede también alcanzar en la tierra, si se esfuerza tan sólo en vivir el amor, y de esta manera procura ajustar su ser a Mi Ser original, el que es en Sí Amor.

Amén

Traductor
Traducido por: Ion Chincea

L’Ultima Cena - La Comunione - L’Amore

Non esiste nessuna comunione con Me senza amore, perché l’Amore E’ il Mio Essere Ur e con Me può unirsi solamente l’uguale, quindi nel cuore dell’uomo dev’esserci anche l’amore, che si vuole unire con Me. Un tale legame è impossibile in altro modo. Questo vi deve quindi anche dischiudere la comprensione per il procedimento della Cena, che può poi procurare la vostra unione con Me, quando in voi è divampato l’amore, perché solo allora la Mia Presenza è possibile in voi. A che cosa vi servono quindi delle azioni esteriori, finché lasciate inosservato la cosa più importante, esercitare l ’amore. “Chi rimane nell’amore, rimane in Me ed Io in lui.... ” quindi sapete anche della condizione della Mia Presenza e perciò non potete aspettavi, che Io rinunci a questa condizione, appena svolgete soltanto delle azioni esteriori, che voi stessi vi siete inventati, perché non avete compreso il senso spirituale delle Mie Parole: “Fate questo in memoria di Me.... ” E’ premessa una vita nell’amore, per accogliere Me Stesso nel cuore, ed una tale vita nell’amore l’hanno condotta i Miei discepoli, con i quali ho tenuto la Cena. Perciò comprendevano però anche le Mie Parole, con le quali li ho inseriti anche contemporaneamente nella loro funzione di annunciatori. Perché dovevano distribuire il Pane della Vita, che avevano ricevuto da Me, come Io ho distribuito loro il pane terreno. Dovevano offrire ai loro fratelli l’Acqua viva, proprio come Io ho offerto loro il calice con il vino. E dato che Io Stesso Ero la “Parola-diventata-carne”, ho dato quindi Me Stesso a coloro che partecipavano alla Cena, e Mi darò sempre a coloro che Mi vogliono accogliere, li nutrirò nello stesso modo con il Pane della Vita e darò loro da bere l’Acqua viva, “mangeranno la Mia Carne e berranno il Mio Sangue”, quindi Io Stesso Sarò loro presente, come l’ho promesso. Ma senza amore una tale comunione è impossibile. Posso bensì predicare l’amore, posso aiutarli a svolgere opere d’amore, ma non posso m ai prendere dimora in un cuore che non si è ancora formato nell’amore. Ed ora pensate in quale immaginazione sbagliata vivono innumerevoli uomini, che percorrono bensì la via fino alla “Tavola del Signore” secondo la loro opinione, ma che fanno mancare il vero amore ed i cui cuori non sono perciò capaci di accoglierMi. Ricordate quanti uomini rimangono in questa falsa immaginazione, perché credono di aver compiuto abbastanza il loro dovere, e perciò non tendono nemmeno spiritualmente, anche se ogni uomo sa che Io Stesso Sono l’Amore e che pretendo da voi anche solamente l’adempimento dei Comandamenti dell’amore, per poter rendervi felici con la Mia Presenza. Ma la Mia Parola” non viene così tanto osservata come l’adempimento di formalità esteriori, e la Mia Parola soltanto potrebbe già portare quegli uomini a ricordare che Io pretendo di più che soltanto degli usi formali. Le Parole d’iniziazione che ho detto ai Miei discepoli, venivano da loro anche comprese in modo spirituale. Ma gli uomini potrebbero anche comprendere il loro senso spirituale, se soltanto volessero riflettere su queste seriamente. Ma la comprensione pretenderebbe poi anche una vita nell’amore e quindi un lavoro su sé stessi, per cui gli uomini non sono quasi mai disposti. Mentre invece i molteplici usi non pretendono questo auto superamento, e perciò vengono anche eseguiti con fervore e non procurano nessuna utilità alle anime, ma rendono solamente tiepidi e trascurati nel compito della loro vita terrena, che consiste nell’educare sé stessi ad un cambiamento nell’amore, che è premessa per stabilire uno stretto legame con Me, che rende possibile la Mia Presenza nel cuore dell’uomo. Perché l’unificazione con Me è la prima e l’ultima meta dell’uomo che deve raggiungere sulla Terra e lo può anche fare se soltanto si sforza di vivere nell’amore e quindi cerca di mettere alla pari il suo essere al Mio Essere Ur, che in Sé E’ Amore.

Amen

Traductor
Traducido por: Ingrid Wunderlich