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Otras traducciones:

El discurso de Dios es algo completamente “natural”....

El proceso de transmisiones espirituales desde el reino de la luz es algo completamente natural, pues en cuanto un ser humano está conectado íntimamente con Dios, también puede escuchar Su voz, la Palabra desde la eternidad, que se expresa a través de Sus ángeles, a través de los habitantes del mundo de la luz. Pero los seres humanos se han alejado muy lejos de Dios; no saben que pueden conectarse tan estrechamente con Dios que también sienten Su presencia y que Su presencia se demuestra a través de Su Palabra. Y por lo tanto, algo completamente natural se considera inusual y, en consecuencia, no se valora; las revelaciones de Dios se descartan como increíbles, y los seres humanos se privan de la mayor gracia, pues escuchar el discurso de Dios, directa o incluso de manera transmitida, es un don de gracia de un valor inmensurable.

Dios Mismo muestra a los seres humanos el camino que deben ir para alcanzar la salvación y les da la fuerza necesaria a través de Su Palabra. Sin embargo, el discurso de Dios no debe ser un acto que obligue a creer. Y por lo tanto, el proceso de transmisión espiritual se desarrolla de tal manera que también admite otras explicaciones si un ser humano no está dispuesto a aceptar ese proceso, Porque no debe ser obligado a creer, y tampoco se le obligará al respecto. Solo su voluntad decide si reconoce un don de gracia como tal y lo evalúa en consecuencia.

Y un ser humano dispuesto también se siente abordado por Dios. Las Palabras le conmueven, y tocan su corazón y le impulsan a vivir conforme a ellas; él no solo es un oyente, sino un hacedor de la Palabra, y pronto encuentra la prueba de la verdad de la Palabra divina, porque su vida de acción misma contiene en sí misma la “obra del Espíritu”. Cada ser humano puede obtener esta prueba si tan solo pone en práctica lo que su oído y su corazón han oído. Porque no solo es la transmisión directa de la Palabra la que tiene este efecto beneficio.

La Palabra de Dios puede recibirse dondequiera que se proclame. Si el oyente sólo abre voluntariamente su corazón y su oído, y desea fervientemente el discurso de Dios y dirige su estilo de vida en consecuencia, el efecto de la Palabra divina no faltará. El vínculo con Dios se profundizará cada vez más y el ser humano mismo incluso puede tener conversaciones íntimas con Él y estar seguro de Su amorosa respuesta. Porque Dios es un Padre, y un padre habla a su hijo. Pero si el hijo cierra los oídos y se aparta de su padre, no podrá oír nada.

Y Dios es el Amor.... Y el Amor busca salvar, ayudar y dar alegría. Por eso Dios advertirá, amonestará, y dará fuerza y luz a quienes se dejen abordar por Él. También hablará a quienes que aún se mantienen alejados de Él, pero Su discurso no los obligará a escucharlo a Él. Sin embargo, se les ofrece su gracia, tendrán la oportunidad de escucharlo y, según su voluntad, también experimentarán la bendición de Su discurso.

Pero sería mucho menos creíble que un “Dios de Amor”, un “Padre de Sus hijos”, guardara silencio, abandonando a los seres humanos a su suerte y no los ofreciera ayuda alguna. Pues los seres humanos estarían irremediablemente perdidos si dependieron únicamente de lo que los seres humanos les ofrecieron. Porque tiene que ser el agua de la vida, tiene que ser sacado del manantial que es Dios Mismo, la Fuente original de toda fuerza y toda luz.

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Gottes Ansprache ist etwas ganz "Natürliches"....

Der Vorgang geistiger Übertragungen aus dem Lichtreich ist im Grunde etwas ganz Natürliches, denn sowie ein Mensch innig mit Gott verbunden ist, ist es ihm auch möglich, Seine Stimme zu vernehmen, das Wort von Ewigkeit, das sich auch äußert durch Seine Engel, durch die Bewohner der lichtvollen Welt. Aber die Menschen haben sich weit von Gott entfernt, sie wissen nicht, daß sie so eng sich Gott verbinden können, daß sie auch Seine Gegenwart spüren und daß sich Seine Gegenwart beweiset durch Sein Wort. Und darum wird etwas ganz Natürliches als ungewöhnlich angesehen und als Folge dessen nicht bewertet; es werden die Offenbarungen Gottes als unglaubhaft abgewiesen, und die Menschen berauben sich dadurch selbst der größten Gnade, denn die Ansprache Gottes zu hören direkt oder auch übertragenerweise ist ein Gnadengeschenk von unermeßlichen Wert: Gott Selbst zeigt den Menschen den Weg auf, den sie gehen sollen, um selig zu werden, und Er gibt ihnen auch die dazu nötige Kraft durch Sein Wort.... Es darf aber die Ansprache Gottes kein zum Glauben-zwingender Akt sein. Und darum spielt sich der Vorgang geistiger Übermittlungen so ab, daß er auch andere Erklärungen zuläßt, wenn der Mensch nicht gewillt ist, jenen Vorgang anzuerkennen. Denn er darf nicht gezwungen werden zum Glauben, und er wird auch nicht dazu gezwungen.... Sein Wille allein entscheidet, ob er ein Gnadengeschenk erkennt als solches und es entsprechend auswertet. Und ein williger Mensch fühlt sich auch angesprochen von Gott. Ihn berühren die Worte, sie treffen sein Herz, und sie treiben ihn an, diesen Worten gemäß zu leben; er ist nicht nur ein Hörer, sondern ein Täter des Wortes und findet bald den Beweis der Wahrheit des göttlichen Wortes, weil ihm sein Tatleben selbst das "Wirken des Geistes" in sich einträgt. Es kann jeder Mensch sich diesen Beweis schaffen, wenn er nur in die Tat umsetzen würde, was sein Ohr und Herz vernommen hat. Denn nicht nur die direkte Wortübertragung wirkt sich in dieser Weise segensreich aus. Das Wort Gottes kann überall entgegengenommen werden, wo es verkündet wird.... Wenn der Zuhörer nur bereitwillig Herz und Ohr öffnet und die Ansprache Gottes innig begehrt und seinen Lebenswandel nun auch danach ausrichtet, dann wird auch die Wirkung des göttlichen Wortes nicht ausbleiben. Die Bindung mit Gott wird stets inniger werden, und der Mensch kann selbst innige Zwiesprache halten mit Ihm und auch Seiner liebevollen Gegenäußerung gewiß sein. Denn Gott ist ein Vater.... und ein Vater spricht auch mit seinem Kind.... Verschließet aber das Kind sein Ohr und wendet sich von seinem Vater ab, dann kann es auch nichts vernehmen. Und Gott ist die Liebe.... Die Liebe suchet zu retten, zu helfen und zu beglücken. Und darum wird Gott warnen, mahnen und Kraft und Licht schenken denen, die sich von Ihm anreden lassen. Er wird auch zu denen sprechen, die noch abseits von Ihm stehen, aber Seine Ansprache wird sie nicht zwingen, Ihm Gehör zu schenken. Doch sie sollen die Gnaden angeboten bekommen, sie sollen die Möglichkeit haben, Ihn zu hören, und je nach ihrem Willen werden sie auch den Segen Seiner Ansprache erfahren. Aber viel unglaubwürdiger wäre es, daß ein "Gott der Liebe", ein "Vater Seiner Kinder", Sich still verhält, daß Er die Menschen ihrem Schicksal überläßt und ihnen keinerlei Hilfe leistet.... Denn es würden die Menschen unrettbar verlorengehen, wären sie nur darauf angewiesen, was ihnen menschlicherseits geboten wird. Denn es muß Wasser des Lebens sein, es muß geschöpft werden aus dem Quell, Der da ist Gott Selbst, der Urquell alles Kraft und allen Lichtes....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde