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Apóstoles del último tiempo

Vosotros, los que están dispuestos a servirme y a trabajar para Mí, es vuestra misión , para la que os he contratado, la de divulgar el Evangelio. Divulgar el Evangelio significa de llevar a los hombres la Verdad, así como ella ha tomado de Mí su origen.

Mas Yo tengo un enemigo que combate siempre la Verdad, y por lo tanto también a vosotros, los que habéis de representar la Verdad ante el mundo. Y por eso a Mis discípulos les surgirán siempre enemigos, hombres que son enemigos de la Verdad, cuyo afán es denigrarlos, es decir de comprometerla como engaño. Sus argumentos no podrán rechazarse tan fácilmente, porque Mi enemigo lucha con gran astucia y habilidad, él sabe donde tiene que aplicar, para que tenga éxito: en la ignorancia, en la incapacidad de discernir la Verdad del error.

Y como Yo conozco su intención y actuar, me he formado Yo Mismo combatientes: a hombres que Yo puedo instruír por completo en la Verdad, y cuyo entendimiento es igualmente tan agudo, que pueden refutar lógicamente toda clase de objeción, si es necesario. Pero tampoco ellos se quedarán sin ser importunados por el enemigo de la Verdad, pues precisamente un portador de la Verdad significa para él el peligro de que sea desenmascarado, porque ese trabaja con Mi Fuerza.

Entre los hombres existe una gran confusión. Ya no reconocen más Mi Palabra pura, ellos tratan de interpretar Mi Palabra según su propio criterio, y se apartan cada vez más de la Verdad, porque el pensamiento intelectual sólo crea cada vez más grandes confusiones, y el corazón, como la puerta de entrada a la sabiduría, permanece cerrado.

Mi Palabra se ha vuelto a los hombres desconocida y por eso quiero Yo llevársela a ellos de nuevo. Que ella les sea ofrecida por Mis elegídos, por discípulos, a los que Yo he enseñado del mismo modo, e introducido en un saber, como a Mis apóstoles cuando Yo caminaba sobre la tierra. Mi gran Amor se la ofrece cada vez de nuevo a los hombres, para darles luz, porque andan en la oscuridad y son cada vez más flojos en sus conocimientos. La Palabra deformada no tiene ya mucha fuerza, y sólo unos pocos son capaces de encontrar el verdadero sentido de Mis Palabras, si ella se les es ofrecida. Y así les presento a los que Yo instruyo, a causa de su posterior magisterio, la eterna Verdad de nuevo, para que ellos después puedan transmitirla a sus semejantes en la forma más pura, lo que ellos han recibido de Mi Mismo. Pero estos Mis servidores, tienen que subordinarse totalmente a Mí, no deben oír lo que digan los hombres, ellos sólo deben acatar Mi Palabra y representarla también ante el mundo lo que ellos han obtenido de Mí y por Mí, del Reino espiritual.

Ellos tienen que tener una fuerte fe y una firme voluntad, y esa voluntad tiene que ir dirigida sólo a Mí. Entonces están aptos para el magisterio, y ellos llevarán en verdad Mi Evangelio afuera en el mundo. Sin embargo, cuanto más se acerque el fin, con tanta más intensidad arremeterán contra la muralla de vuestra fe. Pues aunque un hombre esté evidentemente “enseñado por Dios”, los hombres del mundo no admiten tal cosa, y el actuar de Satanás se reconoce allí precisamente, donde tan sólo un resplandor de la Luz de lo alto propaga claridad.

Tanbién en la fila de los Míos ocasiona él confusión, y por eso os exhorto Yo, a que estéis atentos, para que él no tenga éxito y se vaya extinguiendo la lucecita. Quien en Mi Nombre divulgue el Evangelio, a ese lo protejo Yo Mismo del error, tan pronto como él sea por Mí Mismo elegido para esa misión. Pero él que se hace él mismo de un maestro, sin haber sido él nombrado por Mí, porque él no tiene la aptitud para ello, ese reconocerá difílmente el actuar de Satanás, y ese correrá peligro él mismo, de considerar el error como Verdad.

En el último tiempo tiene Satanás gran poder, el que Yo no le reduzco, mas vosotros hombres podéis debilitárselo, si os dirigís con el corazón a Mí, y me elegís a mi de combatiente contra él. Entonces él no puede confundiros, pues con espíritu lúcido reconoceréis lo qué es Verdad y lo qué es error.

Amén

Traductor
Traducido por: Pilar Coors

Verbreiten des Evangeliums.... Apostel der Endzeit....

Das Evangelium zu verbreiten ist eure Aufgabe, für die Ich euch gedungen habe, die ihr willig waret, für Mich zu arbeiten. Das Evangelium zu verbreiten heißt, die Wahrheit den Menschen zu bringen, so wie sie von Mir ihren Ausgang nimmt. Ich habe aber einen Gegner, der stets die Wahrheit bekämpfen wird. Und so also auch euch, die ihr die Wahrheit vor der Welt vertreten wollet. Und darum werden Meinen Jüngern stets Gegner erstehen, Menschen, die der Wahrheit Feinde sind und deren Bemühen ist, sie herabzusetzen, also als Unwahrheit bloßzustellen. Ihre Argumente werden oft nicht so leicht verworfen werden können, denn Mein Gegner kämpfet mit großer List und Gewandtheit, er weiß es, wo ein Mensch noch anzugreifen ist, und er weiß es, wo er ansetzen muß, um Erfolg zu haben.... an der Unwissenheit, an der Unfähigkeit, zu unterscheiden Wahrheit vom Irrtum. Und weil Ich seine Absicht und sein Wirken kenne, habe Ich Mir Selbst Streiter ausgebildet, Menschen, die Ich völlig in der Wahrheit unterrichten konnte und deren Verstand gleichfalls so scharf ist, daß sie jeden Einwand logisch widerlegen können, wenn es not tut. Auch sie werden nicht unbelästigt bleiben vom Feind der Wahrheit, denn gerade ein Wahrheitsträger bedeutet für ihn die Gefahr, entlarvt zu werden, weil dieser mit Meiner Kraft arbeitet. Es ist eine große Verwirrung unter den Menschen, Mein reines Wort erkennen sie nicht mehr, sie suchen sich nach eigenem Willen und Ermessen Mein Wort zu deuten und kommen immer mehr von der Wahrheit ab, weil das Verstandesdenken nur immer größere Verwirrung schafft und das Herz als Eingangstor zur Weisheit verschlossen bleibt. Mein Wort ist den Menschen fremd geworden, und darum will Ich es ihnen von neuem zuführen; es soll ihnen dargeboten werden von Meinen Auserwählten, von Jüngern, die Ich ebenso belehrt habe und eingeführt in ein Wissen wie Meine Apostel, als Ich auf Erden wandelte. Meine große Liebe bietet es den Menschen immer wieder an, um ihnen Licht zu geben, weil sie in der Dunkelheit wandeln und stets schwächer werden in ihrer Erkenntnis. Das verunstaltete Wort hat nicht mehr viel Kraft, und nur wenige sind fähig, den rechten Sinn Meines Wortes zu finden, so es ihnen angeboten wird. Und so unterbreite Ich denen, die Ich belehre ihres späteren Lehramtes wegen, die ewige Wahrheit von neuem, auf daß sie dann in reinster Form den Mitmenschen weitergeben können, was sie von Mir Selbst empfangen haben. Aber diese Meine Diener, die ihre Mitmenschen belehren sollen, müssen sich Mir völlig unterstellen.... Sie dürfen nicht hören, was Menschen reden, sie dürfen nur Meines Wortes achten und das vertreten auch vor der Welt, was sie von Mir, aus dem geistigen Reich, erhalten haben. Sie müssen einen starken Glauben und einen festen Willen haben, und dieser Wille muß Mir allein gelten.... Dann werden sie tauglich sein für das Lehramt und in Wahrheit Mein Evangelium hinaustragen in die Welt. Doch je näher es dem Ende zugeht, desto heftiger wird man anrennen gegen die Mauer eures Glaubens.... Denn ob auch ein Mensch offensichtlich von Gott gelehret ist, die Weltmenschen erkennen solches nicht an, und das Wirken des Satans ist auch dort zu erkennen, wo nur ein Schimmer des Lichtes von oben Helligkeit verbreitet haben sollte.... Auch in den Reihen der Meinen suchet er Verwirrung anzurichten, und darum ermahne Ich (euch) sie, achtsam zu sein, auf daß er nicht Erfolg habe und das Lichtlein verlösche.... Wer Mein Evangelium verbreitet in Meinem Namen, den schütze Ich Selbst vor Irrtum, sowie er von Mir für diese Mission auserwählt ist; wer aber sich selbst zu einem Lehrer macht und nicht von Mir berufen ist, weil er nicht die Fähigkeit dazu besitzt, der wird das Wirken des Satans schwerlich erkennen und dann selbst Gefahr laufen, Irrtum als Wahrheit anzusehen. In der Endzeit hat der Satan große Macht, die Ich ihm nicht kürze, die ihr Menschen selbst aber entkräften könnet, wenn ihr euch im Herzen an Mich wendet und Mich zum Streiter wider ihn erwählet.... Dann wird er euch nicht täuschen können, denn ihr werdet hellen Geistes erkennen, was Wahrheit und was Irrtum ist....

Amen

Traductor
This is an original publication by Bertha Dudde