El miedo y el horror sobrevendrán a los humanos ante el fin y su impotencia, porque aparte de los pocos que son fieles a Dios, a todos les falta la fe en un Dios amoroso, sabio y todopoderoso, en la vida después de la muerte y en un reino espiritual.... Sólo creen en lo que ven y ven su desaparición, por lo que su estado es sin esperanza. Han valorado demasiado la vida terrenal y ahora se dan cuenta de su impotencia para prolongarla ni siquiera una hora, y la imperfección de sus almas les asusta terriblemente porque temen la muerte. Inconscientemente sienten que el alma se dirige hacia un estado extremadamente doloroso, que no hay extinción para el alma y, debido a su falta de madurez del alma, deben temer el fin o llegar a creer....
El ser humano creyente espera el fin con paz, sabiendo que será protegido mientras viva en la Tierra.... y la vida después de la muerte tampoco le asusta, ya que para él es la vida real que le era el propósito y el objetivo de la vida en la Tierra.... Pero el último tiempo será terrible, porque todas las fuerzas de las tinieblas se unirán y se enfurecerán contra la luz en la Tierra para arrastrarla hacia las tinieblas. Y los creyentes se encuentran en extrema angustia, de la cual la muerte les parece como salvación. Y por eso anhelan las últimas horas, esperan con calma el llamado de esta Tierra y esperan la venida del Señor, que precede al juicio final. Y de ahí sacan la fuerza para resistir....
Pero Satanás se enfurece hasta que haya la última hora.... Los humanos se superan en crueldades y actúan de manera inaudita contra los creyentes.... Entonces el juicio viene sobre ellos.... Brotan llamas de la Tierra y consumen todo lo que toman. Y los humanos ven la muerte ante sus ojos, de la que no pueden escapar. Pero su miseria y su temor no superan la cantidad de pecados que incurrieron durante el tiempo de la persecución contra los que fueron fieles a Dios, porque esta medida está más que lleno y sólo puede ser compensada con el destierro en la materia sólida, que la esencia en ésta paga la culpa a través de un largo periodo de atadura.
Y ningún ser humano escapará de su destino que se ha creado con su estilo de vida.... El temor y el horror serán excesivos para los culpables.... la dicha de la venida del Señor será la misma para los creyentes, y toda la miseria en la Tierra llegará a su fin por mucho tiempo. Los humanos no pueden imaginarse el proceso que tendrá lugar en juicio final. El poder de Dios castiga todo lo que Le es contrario.... El Satanás mismo será atado y con él todos los poderes que estaban subordinados a él. Y en aquel tiempo la Tierra será un lugar de demonios vivientes, completamente en el poder de su Señor.... Sin embargo, ellos no le siguieron por la fuerza, sino voluntariamente y, por lo tanto, también todos los oponentes de Dios, que ahora sentirán la ira de Dios....
Tienen que expiar su pecaminosidad, tienen que soportar tormentos indescriptibles porque están en la máxima distancia de Dios y esto significa una impotencia total y el encarcelamiento más duro, una condición que es inimaginablemente dolorosa para lo espiritual que alguna vez fue poderoso y se movía con toda libertad, ya que no pierde la conciencia de la existencia. Y, sin embargo, este acto de destierro en la materia más sólida es también un acto de la gracia de Dios para ayudar a este espiritual a ser libre y darle la oportunidad de alcanzar nuevamente su estado original. Pero la magnitud de la culpa del pecado determina la magnitud de los tormentos; Los tormentos son ciertamente un castigo, una expiación por los pecados cometidos, pero al mismo tiempo son también un medio de mejora, un medio para la transformación de seres espirituales que están completamente alejados de Dios en seres que se esfuerzan hacia Dios.
El hecho que este medio sea tan duro que parezca cruel a los humanos es culpa de la humanidad misma en los últimos tiempos de esta Tierra, porque lo espiritual, que ya se encuentra en la etapa del libre albedrío, que lo espiritual se desarrolla hacia lo más profundo, a pesar de toda la ayuda que llega de Dios, que quiere proteger lo espiritual al respecto. Los humanos se burlan del amor de Dios, no prestan atención a Su Palabra, ni a Sus siervos y profetas, dejan pasar todos los acontecimientos terrenales sin ninguna impresión; su libre albedrío se dirige hacia abajo, hacia aquel que lucha contra Dios, y así se vuelven como él. Esto sólo puede resultar en un completo destierro de Dios, y este completo destierro es siempre un estado de mayor tormento, porque sólo estar cerca de Dios hace feliz al ser y estar lejos de Dios contradice completamente al estado original del ser.
Si Dios ahora quiere darle al ser caído la oportunidad de regresar nuevamente a Él, debe experimentar los tormentos de estar lejos de Él para que pueda cambiar su propia voluntad y esforzarse nuevamente hacia Dios. Al principio desafía tanto a Dios que no puede reunir esta voluntad y, por lo tanto, su permanencia en la materia sólida dura interminables tiempos. Pero Dios sabe cuándo la terquedad de la voluntad comienza a debilitarse, y entonces también afloja el caparazón de lo espiritual, y tanto más rápidamente, cuanto más flexible aparece lo espiritual en la forma. Sólo así lo espiritual puede volver al estado del libre albedrío, que ahora le presenta nuevamente ante la decisión. Porque esto tiene que hacerse absolutamente con total libertad de voluntad. Así que el juicio venidero es sólo un acto de recuperación de lo espiritual, aunque esté asociado con una dura expiación por la medida de pecado que los humanos se cargan en el último tiempo antes del fin....
Ya no hay ningún desarrollo ascendente, es decir, un cambio de voluntad en esta Tierra y, por lo tanto, toda vida terminará. Comienza de nuevo un tiempo en relación con Dios y la inocencia de los pocos que Dios tomará anteriormente de la Tierra, que ha destinado a la reproducción del género humano, después de que todos los demás humanos fueron privados de su vida física, que ellos, por tanto, ya no pueden acosar a los pocos buenos, los seres humanos fieles a Dios. Porque este es el fin, que Dios separe a los buenos de los malos, que recompense a los buenos y castigue a los malos.... que a los primeros se les permita llevar una vida paradisiaca en la nueva Tierra y a los segundos se les condene a una larga prisión sin fin....
Amén
TraductorFurcht und Schrecken wird die Menschen befallen angesichts des Endes und ihrer Hilflosigkeit, denn bis auf die wenigen Gottgetreuen mangelt es allen am Glauben an einen liebevollen, weisen und allmächtigen Gott, an ein Fortleben nach dem Tode und an ein geistiges Reich. Sie glauben nur, was sie sehen, und sehen dessen Untergang, und also ist ihr Zustand hoffnungslos. Sie haben das irdische Leben zu hoch bewertet, und sie erkennen nun ihre Machtlosigkeit, es nur um eine Stunde zu verlängern, und die Unvollkommenheit ihrer Seelen jagt ihnen eine entsetzliche Angst ein, denn sie fürchten den Tod. Sie spüren es unbewußt, daß die Seele einem überaus qualvollen Zustand entgegengeht, daß es für die Seele kein Ausgelöschtsein gibt, und in ihrer mangelhaften Seelenreife müssen sie daher das Ende fürchten oder zum Glauben kommen.... Der gläubige Mensch sieht dem Ende mit einer Ruhe entgegen, weiß er sich doch behütet, solange er auf Erden lebt.... und auch das Leben nach seinem Tode schrecket ihn nicht, ist es für ihn doch das eigentliche Leben, das ihm Zweck und Ziel des Erdenlebens war.... Doch die letzte Zeit wird fürchterlich sein, denn es werden sich alle Kräfte der Finsternis zusammentun und wüten gegen das Lichtvolle auf Erden, um es herabzuziehen in die Finsternis. Und die Gläubigen geraten in die äußerste Bedrängnis, woraus der Tod ihnen als Erlösung erscheint. Und darum sehnen sie die letzten Stunden herbei, sie erwarten gefaßt den Abruf von dieser Erde und hoffen auf das Kommen des Herrn, das dem letzten Gericht vorangeht. Und daraus schöpfen sie die Kraft zum Widerstand.... Doch der Satan wütet, bis die letzte Stunde gekommen ist.... Die Menschen überbieten sich in Grausamkeiten und gehen unerhört gegen die Gläubigen vor.... Da ereilet sie das Gericht.... Flammen schlagen aus der Erde hervor und verzehren alles, was sie ergreifen. Und es sehen die Menschen den Tod vor Augen, dem sie nicht entrinnen können. Doch ihre Not und Angst wiegt nicht das Maß von Sünden auf, das sie auf sich geladen haben in der Zeit der Verfolgung gegen die Gott-Getreuen, denn dieses Maß ist übervoll und kann nur durch die Bannung in der festen Materie abgegolten werden, daß das Wesenhafte in dieser die Schuld abträgt durch lange Zeit der Gefangenschaft. Und es wird kein Mensch seinem Schicksal entgehen, das er sich selbst durch seinen Lebenswandel geschaffen hat.... Die Angst und das Entsetzen werden übergroß sein für die Schuldigen.... die Seligkeit beim Kommen des Herrn desgleichen für die Gläubigen, und es wird alle Not auf Erden ein Ende haben für lange Zeit. Es können sich die Menschen keine Vorstellung machen von dem Vorgang, der sich abspielen wird am letzten Gericht. Die Macht Gottes strafet alles Ihm Widersetzliche.... Der Satan selbst wird gebunden und mit ihm alle Kräfte, die ihm hörig waren. Und die Erde wird zu dieser Zeit eine Stätte lebendiger Teufel sein, voll und ganz in der Gewalt ihres Herrn.... Doch nicht gezwungen, sondern freiwillig sind sie ihm gefolgt und darum auch alle Gegner Gottes, die den Zorn Gottes nun verspüren werden....
Sie müssen büßen für ihre Sündhaftigkeit, sie müssen unsagbare Qualen auf sich nehmen, weil sie sich in äußerster Gottferne befinden und dies totale Kraftlosigkeit und härteste Gefangenschaft bedeutet, ein Zustand, der für das einst kraftvolle, in Freiheit sich bewegen könnende Geistige unvorstellbar qualvoll ist, da es das Bewußtsein der Existenz nicht verliert. Und dennoch ist auch dieser Akt des Bannens in der festesten Materie ein Gnadenakt Gottes, um diesem Geistigen doch zur Freiwerdung zu verhelfen, um ihm die Möglichkeit zu geben, den Urzustand wieder zu erreichen. Doch die Größe der Sündenschuld bestimmt auch das Maß der Qualen; es sind die Qualen wohl eine Strafe, eine Sühne für die Sünden, aber gleichzeitig ein Besserungsmittel, ein Mittel zur Wandlung des gänzlich Gott-fernen Geistigen zu Wesen, die Gott anstreben. Daß dieses Mittel von einer solchen Härte ist, die den Menschen grausam erscheint, verschuldet die Menschheit in der letzten Zeit auf dieser Erde selbst, weil sich das Geistige, das sich schon im Stadium des freien Willens befindet, zur äußersten Tiefe rückentwickelt, trotz aller entgegenkommenden Hilfe Gottes, die das Geistige davor bewahren möchte. Die Menschen sprechen der Liebe Gottes Hohn, sie achten nicht Seines Wortes, nicht Seiner Diener und Propheten, sie lassen alle irdischen Geschehen eindruckslos an sich vorübergehen; ihr freier Wille wendet sich nach unten, dem zu, der wider Gott kämpft, und also werden sie ihm gleich. Es kann dies nur eine gänzliche Verbannung von Gott nach sich ziehen, und diese gänzliche Verbannung ist immer ein Zustand größter Qual, weil nur die Gottnähe für das Wesen beglückend ist und die Gottferne völlig dem Urzustand des Wesenhaften widerspricht. Will nun Gott dem gefallenen Wesenhaften Gelegenheit geben, wieder zu Ihm zurückzukehren, so muß dieses die Qualen der Entfernung von Ihm durchkosten, auf daß es aus eigenem Willen sich wandle und wieder Gott zustrebe. Anfänglich zwar ist es so Gott-widersetzlich, daß es diesen Willen nicht aufbringt, und daher dauert der Aufenthalt in der festen Materie endlos lange Zeiten. Doch Gott weiß darum, wann die Hartnäckigkeit des Willens nachzulassen beginnt, und Er lockert dann auch die Hülle des Geistigen, und desto schneller, je nachgiebiger das Geistige in der Form sich erzeigt. Es ist dies der einzige Weg, auf welchem das Geistige wieder in den Zustand des freien Willens gelangen kann, der es nun wieder vor die Entscheidung stellt. Denn diese muß unbedingt in völliger Willensfreiheit getroffen werden. Also ist auch das kommende Gericht nur ein Akt zur Rückgewinnung des Geistigen, wenngleich es mit einer harten Sühne für das Sündenmaß verbunden ist, das die Menschen in der letzten Zeit vor dem Ende auf sich laden. Eine Aufwärtsentwicklung, also Wandlung des Willens auf dieser Erde, gibt es nicht mehr, und darum wird jegliches Leben beendet. Es beginnt wieder eine Zeit in Gottverbundenheit und Schuldlosigkeit für die wenigen, die Gott zuvor von der Erde nimmt, die Er bestimmt hat zur Fortpflanzung des Menschengeschlechtes, nachdem allen anderen Menschen das leibliche Leben genommen ist, sie also die wenigen Guten, Gott-getreuen Menschen nicht mehr bedrängen können. Denn dies ist das Ende, daß Gott scheidet das Gute vom Schlechten, daß Er die Guten lohnet und die Bösen strafet.... daß erstere ein paradiesisches Leben führen dürfen auf der neuen Erde und letztere verurteilt sind zu endlos langer Gefangenschaft....
Amen
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