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Dios se manifiesta en la Palabra...

La obra de Dios sale a la luz de manera inequívoca en cuanto la necesidad espiritual de la humanidad lo requiere. Dios es un Dios de amor, no se separa nunca de Sus criaturas, a las que ha dado una vida libre, que si la usan correctamente les otorga la más alta libertad y perfección. Pero tan pronto como amenazan con perder esta vida libre, tan pronto como llegan a un estado que significa hundirse para ellos en una completa servidumbre, Dios Mismo se le pone en su camino obviamente, pero solo reconocible para aquellos que son de buena voluntad... pero no toca la libertad de voluntad, sino que trata de despertar la voluntad... Y así Dios será reconocible para algunas personas, pero permanecerá desconocido para la mayoría porque carecen de voluntad para hacerlo.

Dios no abandona a Sus criaturas a su suerte tan pronto como la debilidad de la voluntad las ha llevado a la angustia espiritual, sin embargo, cada ser humano individual es formador de su vida futura, según su voluntad. Puede ser una vida en la más plena libertad y en la más alta dicha, así como una vida que más bien puede llamarse muerte, en servidumbre y en el mayor de los tormentos. Este último el amor de Dios quisiera apartarlo, y por eso aparece donde todavía hay posibilidad, para cambiar la mente de una persona. Y se expresa en las formas más variadas, según el grado de desarrollo y la madurez del ser humano.

La Divinidad eterna se manifiesta, pero solo con persona profundamente creyentes para quienes esta apariencia ya no significa ninguna compulsión a creer... Sin embargo, también se expresa notablemente donde la fe es débil, y depende de la persona misma cómo evalúa esto... Sólo necesita creer que el amor de Dios no deja a ninguna criatura necesitada de alma, entonces las diversas maneras de obrar de Dios le será explicable, y entonces cada fenómeno extraordinaria gana en importancia. Y así Él también se da a conocer en la Palabra que Él Mismo transmite a la gente de una manera extraordinaria... Este es un proceso de transcendental importancia que tiene que ser explicado una y otra vez.

Dios habla a los hombres, y con toda la verdad... Pero el hombre nunca se ha contentado con Su Palabra divina, sino que ha tratado de complementarla por su propia cuenta, y el resultado de esto fue que la pura Palabra de Dios, como originalmente fue dado por Él, se entremezcla con palabras humanas, que probablemente fueron añadidas en el mejor sentido, pero siempre perjudicaron la pureza de la Palabra divina. Las personas que no son de espíritu iluminado no son capaces de separar la pura Palabra de Dios de la obra humana adicional, y por lo tanto siempre significa un peligro para ellas si no son asistidas por personas iluminadas, cuya primer tarea consiste en aclarar ambigüedades, para refutar enseñanzas erróneas y poner afuera la pura palabra divina si surgen contradicciones.

Porque Dios, como la verdad eterna Misma, no se complace en el error y la mentira, y una y otra vez busca poner la verdad en su lugar. Y una y otra vez transmite la verdad pura a los hombres terrenales dispuestos que voluntariamente se ofrecen a servirle; Él da información comprensible y pacientemente sobre cuestiones que aún no se han aclarado o que dan lugar a opiniones diferentes. Él instruye a esos siervos para que hablen en Su lugar donde se requiere difundir la verdad. Entonces se expresa de manera evidentemente, porque deja surgir visiblemente una obra, que da a conocer Su amor, Su obra y Su sabiduría... Él hace accesible esta obra a los hombres y por medio de ella les da gracias sobre gracias...

Pero la voluntad del hombre permanece libre, no está obligado a reconocer esta verdad divina como tal; sin embargo, sólo obtiene gracia y bendición de ella, si acepta con fe lo que se le ofrece con amor. Su voluntad es decisiva, pero no la voluntad de Dios... por consiguiente, la voluntad de la persona también determina su condición futura, su vida en la eternidad... si esta es una vida feliz o una muerte espiritual para él... la voluntad de Dios jamás es decisiva para el curso del desarrollo y el grado de madurez del hombre, sino únicamente la voluntad del hombre. La voluntad divina ciertamente le acerca todas las posibilidades que son favorables para el progreso espiritual, pero el ser humano debe evaluarlas por sí mismo por su propia voluntad, de ninguna manera está obligado a hacerlo, sino solo guiado en el amor paternal en cuanto se deja guiar.

Se ofrece al hombre una extraordinaria oportunidad para madurar en la aceptación de la Palabra divina, por lo que se trata de un don de la gracia de Dios, que le puede reportar el mayor éxito si lo utilizo. Así que la voluntad primero debe volver a ser activa si la gracia de Dios ha de tener un efecto sobre él. Y para que esta voluntad sea estimulada, Dios hace una aparición extraordinaria revelándose a las personas de una manera que se desvía de lo cotidiano... eliminando el pensamiento intelectual de una persona y sin embargo poner por escrito sabiduría espiritual que da a conocer la voluntad de Dios que debe ayudar a los hombres a llevar una forma de vida conforme a Su voluntad.

Dependiendo del nivel de creencia, el hombre ahora obtendrá bendiciones de estas proclamaciones, y esto especialmente en el último tiempo, cuando esta Palabra divina sola dará a los hombres fuerza y consuelo y será una prueba segura de la permanencia divina entre los hombres. Y así Dios se hace visible a través de Su Palabra, Él les habla, audiblemente por todos, a quienes Su Espíritu ilumina, porque Le aman, Exigen la verdad y también considerarán posible Su obra porque escucharán interiormente en silencia, y se les permitirá recibir la gracia de Dios y participarán de Sus bendiciones, porque el libre albedrío decide aceptar y así permite la eficacia de la gracia divina. Y estos son los que adquieren para sí el reino de Dios, que después de la muerte entran en el reino de luz, a la vida eterna, lo que significa actividad constante y dicha inimaginable en la cercanía de Dios...

amén

Traductor
Traducido por: Hans-Dieter Heise

Gott bringt Sich Selbst in Erscheinung im Wort....

In unverkennbarer Weise tritt das Wirken Gottes zutage, sowie die geistige Not der Menschheit dies erfordert. Gott ist ein Gott der Liebe, Er trennt Sich ewiglich nicht von Seinen Geschöpfen, denen Er ein freies Leben gegeben hat, das recht zu nützen ihnen höchste Freiheit und Vollkommenheit einträgt. Sowie sie aber dieses freie Leben zu verlieren drohen, sowie sie in einen Zustand geraten, der für sie Versinken in gänzliche Unfreiheit bedeutet, tritt Gott Selbst ihnen offensichtlich entgegen, jedoch nur dem erkennbar, der guten Willens ist.... Er tastet die Willensfreiheit nicht an, sucht jedoch seinen Willen zu erregen.... Und also wird Gott für manche Menschen erkennbar sein, doch den meisten unerkannt bleiben, weil ihnen dazu der Wille fehlt. Gott überlässet Seine Geschöpfe nicht ihrem Schicksal, sowie Schwäche des Willens sie in geistige Not gebracht hat, jedoch es ist jeder einzelne Mensch Gestalter seines zukünftigen Lebens, je nach seinem Willen. Es kann ein Leben sein in vollster Freiheit und höchster Seligkeit wie auch ein Leben, das eher Tod genannt werden kann, in Gebundenheit und größter Qual. Letzteres möchte die Liebe Gottes abwenden, und sie tritt darum in Erscheinung, wo irgend noch die Möglichkeit ist, den Sinn eines Menschen zu wandeln. Und sie äußert sich in der verschiedensten Form, je nach dem Entwicklungsgrad und der Reife des Menschen. Die ewige Gottheit bringt Sich Selbst in Erscheinung, jedoch nur bei tief gläubigen Menschen, für die diese Erscheinung keinen Glaubenszwang mehr bedeutet.... Spürbar jedoch äußert Sie Sich auch dort, wo der Glaube nur schwach ist, und es liegt dem Menschen selbst ob, wie er dies auswertet.... Er braucht nur zu glauben, daß die Liebe Gottes kein Geschöpf in der seelischen Not lässet, dann wird ihm auch das verschiedentliche Wirken Gottes erklärlich, und dann gewinnt eine jede außergewöhnliche Erscheinung an Bedeutung. Und also gibt Er Sich den Menschen auch zu erkennen im Wort, das Er Selbst in außergewöhnlicher Weise den Menschen zuleitet.... Es ist dies ein Vorgang von so weitgehender Bedeutung, daß er immer und immer wieder erklärt werden muß. Gott spricht zu den Menschen, und das in vollster Wahrheit.... Der Mensch jedoch hat sich niemals mit Seinem göttlichen Wort begnügt, sondern von sich aus dieses zu ergänzen versucht, und die Folge davon war, daß das reine Gotteswort, wie es ursprünglich von Ihm gegeben wurde, durchsetzt ist von Menschenworten, die wohl im besten Sinn dazugefügt wurden, jedoch immer die Reinheit des göttlichen Wortes beeinträchtigten. Menschen, die unerleuchteten Geistes sind, vermögen nicht, das reine Wort Gottes zu trennen von dem zusätzlichen Menschenwerk, und also bedeutet es immer eine Gefahr für sie, so ihnen nicht Beistand gewährt wird durch erleuchtete Menschen, denen als erstes die Aufgabe obliegt, Unklarheiten zu klären, irrige Lehren zu widerlegen und das göttlich reine Wort herauszuschälen, so sich Widersprüche ergeben. Denn Gott, als die ewige Wahrheit Selbst, hat kein Wohlgefallen am Irrtum und an der Lüge, und Er suchet immer wieder die Wahrheit an ihre Stelle zu setzen. Immer wieder leitet Er willigen Erdenmenschen, die sich Ihm bereitwilligst zum Dienst antragen, die reine Wahrheit zu, Er gibt verständlich und geduldig Aufschluß über Fragen, die noch ungeklärt sind oder zu verschiedenen Meinungen Anlaß geben. Er bildet jene Diener aus, auf daß sie an Seiner Stelle reden, wo es geboten ist, um die Wahrheit zu verbreiten. Also äußert Er Sich offensichtlich, denn Er lässet ein Werk sichtbar erstehen, das von Seiner Liebe, Seinem Wirken und Seiner Weisheit Kenntnis gibt.... Er macht dieses Werk den Menschen zugänglich, und Er gibt ihnen dadurch Gnaden über Gnaden.... Doch der Wille des Menschen bleibt frei, er ist nicht gezwungen, diese göttliche Wahrheit als solche anzuerkennen; jedoch er schöpfet nur Gnade und Segen daraus, so er gläubig annimmt, was ihm in Liebe dargeboten wird. Sein Wille bestimmt, nicht aber der Wille Gottes.... folglich bestimmt aber auch der Wille des Menschen über seinen künftigen Zustand, über sein Leben in der Ewigkeit.... ob dies beglückendes Leben oder geistiger Tod für ihn ist.... Nimmermehr ist der Wille Gottes bestimmend für den Entwicklungsgang und den Reifegrad des Menschen, sondern einzig und allein der Wille des Menschen. Der göttliche Wille führt ihm wohl alle Möglichkeiten nahe, die günstig sind zum geistigen Fortschritt, doch auswerten muß sie der Mensch selbst im freien Willen, er wird keineswegs dazu zwangsmäßig getrieben, sondern nur in väterlicher Liebe gelenkt, sowie er sich lenken läßt. Eine außergewöhnliche Gelegenheit zum Reifen bietet sich dem Menschen in der Annahme des göttlichen Wortes, also ist dies eine Gnadenzuwendung Gottes, die größten Erfolg ihm eintragen kann, so er sie nützet. Also muß wieder erst der Wille tätig werden, soll die Gnade Gottes an ihm wirksam werden. Und auf daß dieser Wille angeregt wird, tritt Gott außergewöhnlich in Erscheinung, indem Er Sich in einer Weise den Menschen offenbart, die vom Alltäglichen abweicht.... indem das Verstandesdenken eines Menschen ausgeschaltet wird und er doch geistige Weisheiten niederschreibt, die den Willen Gottes kundtun und den Menschen helfen sollen, einen Lebenswandel nach Seinem Willen zu führen. Je nach Gläubigkeit wird nun der Mensch aus diesen Kundgaben Segen schöpfen, und dies besonders in der letzten Zeit, wo dieses göttliche Wort allein den Menschen Kraft und Trost geben wird und ihnen ein sicherer Beweis des göttlichen Verweilens unter den Menschen ist. Und also bringt Gott Sich sichtbar in Erscheinung durch Sein Wort, Er spricht zu ihnen, vernehmbar von allen, die Sein Geist erleuchtet, weil sie Ihn lieben, die Wahrheit verlangen und auch Sein Wirken für möglich halten, denn diese werden in der Stille nach innen horchen, und sie werden die Gnade Gottes empfangen und ihrer Segnungen teilhaftig werden, weil der freie Wille sich zur Annahme entschließt und also die Wirksamkeit der göttlichen Gnade zuläßt. Und diese sind es, die sich das Reich Gottes erwerben, die nach ihrem Tode eingehen in das Lichtreich, in das ewige Leben, das unentwegte Tätigkeit bedeutet und ungeahnte Glückseligkeit in der Nähe Gottes....

Amen

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This is an original publication by Bertha Dudde