El don de enseñanza como siervo de Dios debe ser solicitado conscientemente, mediante el cual el hombre declara su voluntad de trabajar como Dios en Su nombre. Para empeñar el oficio docente es necesario que primero haya absorbido lo que se supone que debe enseñar; Se le debe transmitir un conjunto de ideas que le permitan enseñar, debe ser capaz de pensar con habilidad y lógica, y esto requiere una formación que sólo puede ser proporcionada por Dios Mismo o por Sus mensajeros espirituales. Y para ello el hombre debe declarase preparado, debe dejar actuar su voluntad y aceptar constantemente instrucciones hasta alcanzar un nivel de conocimiento que ahora sea suficiente para volver a instruir a sus semejantes, refutar objeciones, corregir errores y, por tanto y difundir la pura verdad de Dios.
Cualquiera que se ofrezca a Dios para este oficio, cualquiera que esté dispuesto a servirle a Él y a sus semejantes, también será aceptado por Dios porque es sumamente necesario que los humanos sean guiados a la verdad y porque sólo unos pocos son capaces de reunir esta voluntad de aceptar instrucciones mentales hasta que puedan considerar como propio un conocimiento claro. Porque éstos tienen que tener una fe fuerte, deben aceptar incondicionalmente lo que se les ofrece, y sobre todo tienen que creer posible una instrucción directa de Dios, de lo contrario no escucharían la voz interior que se les está dando a conocer....
Tienen que creer en la obra del espíritu en los humanos, de lo contrario no puede ser eficaz. Y necesitan trabajar incansablemente sobre sí mismos para aumentar la capacidad de escuchar la voz interior; Tienen que hacer todo lo que requiere una fuerte voluntad para que ahora sean capaces de utilizar lo que se les presenta, porque el don de poder enseñar ahora es el resultado de su fuerte voluntad, la cual es bendecida y recompensada por Dios: ahora Él capacita al humano para que pueda desempeñar sus oficio de maestro, cuando se trata de proclamar el Evangelio a los humanos.
Porque Dios quiere transmitir Su Palabra al mundo a través de Sus servidores fieles en la Tierra, quiere dar conocimiento a todos los humanos, es decir, a través de personas que han recibido el conocimiento de Él Mismo y, por lo tanto, ahora pueden llevar a cabo correctamente su misión para la bendición de la humanidad que está buscando y está feliz de ser enseñada por ellos sin resistencia. Porque en la forma en que se ofrece un don de gracia, los humanos reconocerán dónde comenzó y correspondiente será su disposición de aceptar y rechazar de lo que se les ofrece. Y por eso Dios necesita siervos en la Tierra que se ofrecen para hacer esto, y Él les imparta fuerza y gracia, les enseñe y transmita Su Palabra en la Tierra, ilumine su espíritu para que comprendan lo que se les está ofreciendo y poder transmitirlo a los semejantes con la misma facilidad y así la verdad se difunde en la Tierra, como es la voluntad de Dios....
amén
TraductorDie Gabe, zu lehren als Diener Gottes, muß bewußt angefordert werden, wodurch der Mensch die Bereitwilligkeit erklärt, für Gott und in Seinem Auftrag tätig zu sein. Denn um nun das Lehramt ausführen zu können, muß er vorgebildet werden, er muß, was er lehren soll, erst selbst aufgenommen haben; es muß ihm ein Gedankengut vermittelt werden, das ihn zu lehren befähigt, er muß gewandt und folgerichtig denken können, und es erfordert dies eine Schulung, die nur durch Gott Selbst oder durch Seine geistigen Boten vorgenommen werden kann. Und dazu muß sich der Mensch bereit erklären, er muß seinen Willen tätig werden lassen und ständig Unterweisungen entgegennehmen, bis er einen Wissensgrad erlangt hat, der nun genügt, auch die Mitmenschen wieder zu belehren, Einwände zu widerlegen, Irrtümer zu berichtigen und also die reine Wahrheit aus Gott zu verbreiten. Wer sich Gott zu diesem Amt anbietet, wer bereit ist, Ihm und den Mitmenschen zu dienen, der wird auch von Gott angenommen, weil es überaus notwendig ist, daß die Menschen in die Wahrheit geleitet werden, und weil nur wenige Menschen fähig sind, diesen Willen aufzubringen, gedankliche Unterweisungen aufzunehmen so lange, bis sie selbst ein klares Wissen ihr eigen nennen können. Denn diese müssen einen starken Glauben haben, sie müssen bedingungslos annehmen, was ihnen geboten wird, sie müssen vor allem eine direkte Belehrung von Gott für möglich halten, ansonsten sie nicht horchen würden auf die innere Stimme, die sich ihnen kundgibt.... Sie müssen an das Wirken des Geistes im Menschen glauben, ansonsten er nicht wirksam sein kann. Und sie müssen unermüdlich an sich selbst arbeiten, um die Fähigkeit, die innere Stimme zu hören, zu erhöhen; sie müssen alles tun, was einen starken Willen erfordert, auf daß sie nun auch fähig werden, das ihnen Dargebotene zu verwerten, denn die Gabe, lehrend auftreten zu können, ist nun die Folge ihres starken Willens, den Gott segnet und lohnet, indem Er den Menschen nun dazu ausbildet, daß er als Lehrkraft sein Amt ausführen kann, wenn es gilt, den Mitmenschen das Evangelium zu verkünden. Denn Gott will durch Seine Ihm treuen Diener auf Erden Sein Wort in die Welt leiten, Er will allen Menschen Kenntnis geben, und zwar durch Menschen, die das Wissen von Ihm Selbst empfangen haben und also ihre Mission nun richtig ausführen können zum Segen der Menschheit, die suchend ist und sich von jenen gern und ohne Widerstand belehren lässet. Denn an der Art, wie eine Gnadengabe geboten wird, werden die Menschen erkennen, wo sie ihren Ausgang nahm, und entsprechend wird auch ihre Bereitwilligkeit sein, das ihnen Gebotene anzunehmen oder abzulehnen. Und darum benötigt Gott Diener auf Erden, die sich dazu erbieten, und ihnen vermittelt Er Kraft und Gnade, Er belehret sie und leitet Sein Wort zur Erde, Er erleuchtet ihren Geist, so daß sie verstehen, was ihnen dargeboten wird, und es ebensoverständlich auf die Mitmenschen übertragen können und so die Wahrheit auf Erden verbreitet wird, wie es der Wille Gottes ist....
Amen
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