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Retiro de la iglesía madre

La mayor necedad en la vida se comete, si los hombres se retiran de su iglesia, a la que pertenecen. No son condiciones muy favorables en la que actualmente se eneuentran los clérigos. Ellos hacen todo lo posible, para que la iglesía conserve a sus ovejitas, y sin embargo, se apartan una tras la otra y frecuentemente no encuentran ya más el camino de vuelta. Es inigualablemente difícil entonces influenciar en tales renegados, (en sus almas), pero que es el oficio, y ha de ser el de cada sacerdote.

Ahora pone el Señor el don de ensenanza en la mano de siervos elegidos por El; no para expulsar o desalojar a los clérigos de sus puestos, sino para ayudarlos, a los que se encuentran fuera de la iglesía, y lleguen también a la bendición de la Palabra de Dios. ¿ Pero quien oye y acepta la Palabra?

Para los que voluntariamente se han separado de la iglesia es indeciblemente difícil someterse a los preceptos de Dios. No es que ese no tuvíera la posibilidad de ir a por el buen camino. Si su corazón le prescribe aquello que le es agradable al Señor y signe él esa voz, pronto alcanza ese nivel que le puede conducir más arriba, pero generalmente eso no quieren los hombres que se separan de su iglesía madre, pues no quieren oír por lo general nada de cosas espirituales. Niegan todo y están por lo tanto en una situación en la que amenaza un extremo peligro, entregándose ellos mismos a fuerzas malignas, puesto que han perdido toda clase de apoyo moral que era la iglesía para ellos todovía y están más bien inclinados a ser incrédulos por completo, toda la orientación de su pensamiento, va sólo dirigida al presente, negando la continuación de la vida después de la muerte, y eso es por lo general el motivo del sapararse de su religión tenida hasta ahora. Dejad que estos hombres caígan una vez en apuros grandes, entonces no saben que hacer ... buscan a su Dios, y no saben donde Le deben buscar. El clero ya no podrá mantener nunca más la antigua disciplina, a ellos se les ha perdido la fuerza que facilita su oficio en el anunciamiento de la Palabra de Dios, pues a ellos mismos también les falta muchas veces la fe profunda. Ya no pueden representar con celo santo, lo que enseñan, y así aclara una cosa la otra.

La Palabra de Dios tiene que hacerse víva en el predicador. Quien habla al pueblo, tiene que estar penetrado de verdadero amor al Salvador, entonces cada palabra penetrará también en los corazones humanos, y cada vez más intimamente se unirá la sociedad en la tierra que está dispuesta a servir y seguir al Salvador.

Pero quien abandona la iglesia madre renuncia a la Gracia divina, si él voluntariamente no penetra con el corazón en la Doctrina divina. Para este tiempo de hoy es esa u lucha en el corazón de un valor sumamente grande, si no queréis perecer. Allí donde se reune una parroquía para oir la Palabra de Dios, allí está el suelo preparado y entonces, sí está activo el amor, y pronto estará el hijo de la tierra preparado para notar las benediciones de la Palabra de Dios, siendo así capaz de penetrar más y más profundamente en la Doctrina divina, y se le dará la justa comprensión para la Palabra de Dios, y así está puesto el fundamento de la fe en una parroquía así, y si esa parroquía está subordinada a un pastor fiel que sirve al Señor, entonces las Palabras del Señor se arraígan pronto en los corazones de los fieles, y estos serán bien conducídos por el camino hacia arriba. Por eso sed fieles a vuestra iglesia madre, y no la dejéis, pues cada una de ellas os puede dar el fundamento sobre el que vosotros mismos podéis evolucíonar hacia lo alto, si no solamente oís con los oídos, sino con los corazones, lo que el Padre celestial deja que os llegue por sus siervos. Sabed así, que el Señor mismo os habla a través de ellos. Sabed que todo el que sierve al Señor, está destinado a anunciar la Palabra para que una vez haya una gran cosecha, y estimad a todos lo obreros en la viña del Senor, quien anuncia su Palabra está por El encargado, y tiene Su Fuerza. Oídle, y la bendición de la Palabra de Dios os sobrevendrá.

Amén

Traductor
Traducido por: Pilar Coors

Austritt aus der Mutterkirche....

Die größte Torheit im Leben wird begangen, wenn sich die Menschen zurückziehen von ihrer Kirche, der sie angehören. Es ist kein leichter Stand, in dem sich heut die Geistlichen befinden.... sie tun ihr Möglichstes, um der Kirche ihre Schäflein zu erhalten, und doch sondert sich eines nach dem anderen ab und findet oft nicht mehr den Weg zurück.... Es ist dann unvergleichlich schwer, auf die Seelen solcher Abtrünnigen einzuwirken, was doch das Amt eines jeden Geistlichen ist und sein soll. Nun legt der Herr die Gabe des Lehrens in die Hand von Ihm auserwählter Diener.... nicht um die Geistlichen aus ihren Ämtern zu verdrängen, sondern um diesen behilflich zu sein, daß das, was außerhalb der Kirche sich befindet, auch in den Segen des Wortes Gottes gelangen soll. Doch wer höret und nimmt das Wort an.... Es ist unsagbar schwer, sich den Geboten Gottes zu unterwerfen für den, der sich freiwillig getrennt hat von der Kirche.... Nicht daß jener keine Möglichkeit hätte, den rechten Weg zu gehen.... Wenn sein Herz ihm solches vorschreibt, was dem Herrn wohlgefällig ist, und er dieser Stimme folgt, erreicht er sehr bald eine Stufe, die ihn weit höher führen kann.... doch meist wollen diese Menschen, die sich trennen von ihrer Mutterkirche, von rein geistigen Dingen überhaupt nichts vernehmen. Sie leugnen alles und sind daher in einer äußerst gefahrdrohenden Lage, indem sie sich selbst den bösen Mächten ausliefern, da sie jeglichen Halt, der ihnen noch die Kirche war, dahingeben und sie viel eher geneigt sind, völlig glaubenslos zu werden, und ihre ganze Gedanken-Richtung nur der Gegenwart gilt.... sie aber ein Fortleben nach dem Tode leugnen und dies meist der Grund ist, weshalb sie sich trennen von dem bisherigen Glauben. Lasset diese Menschen einmal in große Not geraten, so wissen sie nicht ein noch aus.... sie suchen dann ihren Gott und wissen nicht, wo sie Diesen suchen sollen.... Die Geistlichkeit wird nimmermehr vermögen, die alte Zucht aufrechtzuerhalten, ihr ist die Kraft verlorengegangen, die den Verkündern des Gottes-Wortes ihr Amt erleichtert, denn auch ihnen selbst fehlt oft der wahre tiefe Glaube.... Sie können nicht mehr mit heiligem Eifer vertreten, was sie lehren, und so erklärt eines das andere. Das Wort Gottes muß lebendig werden im Verkünder.... wer zum Volk spricht, muß von wahrer Liebe zum Heiland durchdrungen sein, dann wird ein jedes Wort, das seinem Mund entströmt, gesprochen sein vom Herrn Selbst.... dann wird auch jedes Wort eindringen in die Menschenherzen, und immer inniger wird sich zusammenschließen das Völkchen auf Erden, das dem Heiland nachfolgt und Ihm zu dienen bereit ist. Doch wer die Mutterkirche verläßt, begibt sich der göttlichen Gnade, so er sich nicht aus freiem Willen durchringet im Herzen zur göttlichen Lehre.... Für die Jetztzeit ist ein solches Ringen im Herzen von übergroßem Wert, wollet ihr nicht untergehen. Wo sich eine Gemeinde zusammenfindet, um das Wort Gottes zu hören, dort wird der Boden vorbereitet, und ist dann im Menschen auch die Liebe tätig, so wird das Erdenkind auch bald den Segen von Gottes Wort spüren, indem es fähig ist, immer tiefer einzudringen in die göttliche Lehre, und ihm das rechte Verständnis für das Wort Gottes gegeben wird, und so ist der Grund zum Glauben gelegt in einer solchen Gemeinde, und untersteht diese Gemeinde einem treuen, Gott dienenden Hirten, so fassen die Worte des Herrn bald Wurzel in den Herzen der Gläubigen, und diese werden recht geführt auf dem Wege nach oben. Darum bleibet eurer Mutterkirche treu, und verlasset sie nicht, denn eine jede kann euch geben die Grundlage, auf der ihr selbst euch zur Höhe entwickeln könnt, wenn ihr nicht nur mit den Ohren, sondern mit dem Herzen höret, was euch der himmlische Vater zugehen läßt durch Seine Diener. Wo ihr somit Gottes Wort höret, so wisset, daß der Herr Selbst durch diese zu euch spricht.... wisset, daß ein jeder, der dem Herrn dienet, ausersehen ist, das Wort zu verkünden, auf daß dereinst eine große Ernte sein soll.... und achtet alle Arbeiter im Weinberge des Herrn.... Wer Sein Wort verkündet, hat von Ihm den Auftrag und die Kraft.... diesen höret, und der Segen des Wortes Gottes wird euch überkommen alle Zeit....

Amen

Traductor
This is an original publication by Bertha Dudde