B.D.-Nr. 5308
Si lo bueno o lo malo llegan a florecer en el ser humano, depende de su propia voluntad, que no puede ser forzado de ningún lado, aun cuando el ser humano declara tener que actuar bajo cierta coacción. Su voluntad puede resistir la coacción en cualquier momento, incluso si es físicamente demasiado débil para resistir. Pero siempre debe responder de su voluntad, porque ella es y sigue siendo libre, y la dirección de la voluntad de un ser humano la configura en un ser bueno o malo, la dirección de su voluntad determina su modo de vida, su actitud hacia Dios y su destino en la eternidad, porque el ser humano hace como tal, lo hace conscientemente dirigido a favor o en contra del orden divino, y Dios juzga esta voluntad consciente según la justicia. Por eso Dios también se cuida de que el ser humano durante de su vida terrenal sea informado también de Su voluntad, a la que la voluntad humana debe someterse si quiere vivir en el orden divino.
Todo lo que se dirige contra la voluntad divina es malo, y el ser humano también lo percibe como malo, pues suele actuar en secreto tan pronto como se encuentra en un grupo de personas que se preocupan por la voluntad divina. Y si actúa abiertamente delante de ellas, entonces su voluntad está dirigida conscientemente contra Dios, entonces es innegablemente reconocible como un representante de aquel que está en contra de Dios. Y las consecuencias de sus actos siempre serán en perjuicio de sus semejantes. Obviamente está actuando contra el amor y causando sufrimiento a sus semejantes, llevándolos a la necesidad y a la miseria y abusando así a su libre albedrío para cometer malas acciones, por las que un día tendrá que responsabilizarse.
Ya que él mismo, como ser humano, tiene los mismos sentimientos como sus semejantes, también sabe que todo lo que daña a sus semejantes es malo, y nunca puede presentar sus acciones como correctas y concienzudas, él nunca puede absolverse de la culpa, aunque no quiera reconocer un Juez eterno sobre sí mismo.... Y si creer poseer el derecho del fuerte sobre el débil, él mismo tendría que inclinarse también ante uno más fuerte y aprobar sus malas acciones, lo que, sin embargo, nunca es el caso, sino que sólo lo impulsa a aumentar las acciones sin amor....
Su voluntad está mal dirigida, por su propia voluntad, a pesar de reconocer y conocer las leyes del Orden eterno, que se le presentan constantemente a través de las acciones de personas buenas, que le permiten reconocer sus acciones como a través de un espejo.... A un ser humano malo siempre se le da la oportunidad de reflexionar, su estilo de vida impío siempre se le presenta ante los ojos, para que pueda reconocerse a sí mismo y tratar de cambiarse.... Pero su libre albedrío tiene que estar siempre activo, que puede ser bueno y no tiene por qué ser malo....
amén