B.D.-Nr. 5042a
Vuestra existencia como ser humano es la consecuencia del pecado. Tuvisteis que asumir una forma subordinada, una forma que es impermanente, que fue creada por Mí sólo para la duración de vuestra estancia en ella y que siempre permanecería transitoria porque su sustancia es materia, algo espiritual inmaduro que necesita un tiempo extremadamente largo para vivificar un cuerpo humano como vuestra alma. Esta forma exterior vuestra es una carga para el espíritu dentro de vosotros, una atadura que le pone restricciones, por lo que el estado del espíritu no es la felicidad. Es un juicio, y este juicio es la consecuencia del pecado, de la rebelión anterior contra Mí y del alejamiento de Mí.... El pecado es una ofensa contra el amor. Es Amor es algo divinamente sublime, es la sustancia primigenia de Mí Mismo, por lo que una ofensa al Amor es también una ofensa a Mí, que no puede quedar impune según la Justicia divina.
El pecado no puede deshacerse a través de Mi amor, sino que tiene que ser expiado, de lo contrario Mi justica no quedaría satisfecha.... Este acto de justicia se lleva a cabo a través del destierro en la materia del ser espiritual que una vez resistió a Mí, lo que siempre significa un grillete para este ser. Así que este grillete es una consecuencia del pecado y, por tanto, todo lo espiritual que está atado en la creación material hasta el ser humano, está en juicio. Expía, por así decirlo, la culpa en la que ha incurrido a través del pecado de su antigua rebelión contra Mí. El proceso de expiación, sin embargo, toma un tiempo interminable y no terminaría ni siquiera con la encarnación final como ser humano, ya que la culpa es increíblemente grande.... y la expiación no podría realizarse en la corta vida terrenal....
amén